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Autora de 'Caliente'

Luna Miguel: "Hablar del placer y del deseo siempre será revolucionario"

  • La escritora indaga en su cuerpo y en sus lecturas para firmar 'Caliente', un bello ensayo sobre el sexo, la creación literaria y las diferentes formas del amor

La escritora Luna Miguel.

La escritora Luna Miguel. / Laura Rosal

Es tierno, es incómodo, es provocativo, es combativo, es íntimo, es erudito, es subjetivo, es universal... Es Caliente (Lumen), el último ensayo de la escritora madrileña y vinculada a Almería, Luna Miguel.

–Leí que ‘Caliente’ es un ensayo sobre las nuevas formas de amar y, sin embargo, en sus páginas demuestra a través de una exquisita biblioteca que esos afectos han estado ahí toda la vida

–A mí lo que me apetecía hacer era pasear por todas esas formas de amar a los demás o a una misma que había ido encontrando durante años y años de lecturas de escritoras. Entonces, sí, más que hablar de novedad, habría que hablar de relectura de todas esas maneras de amar que siempre han existido y que hoy, tal vez, resultan novedosas porque durante mucho tiempo se nos ha impuesto una especie de relato único del amor.

–La palabra vergüenza aparece muchas veces en este libro...

–Precisamente, uno de los primeros títulos que se me vino a la cabeza para este libro era Vergüenza, pero debido a todas las connotaciones negativas de esa palabra, y a que yo iba a hablar de algo gozoso, al final, no merecía la pena volver a ponerle ese peso a un tema como éste. Así que aunque la palabra vergüenza es importante a lo largo de todo el libro, y en nuestra vida en general, tiene que ver con eso que dice Paul B. Preciado de que es importante ser consciente de nuestras vergüenzas, de nuestras vulnerabilidades, y no ocultarlas para poder empezar a construir a través de ellas también.

–A usted le han preguntado mucho en estos días sobre el pudor a desnudarse al hablar de la masturbación desde un punto de vista personal y, sin embargo, se lleva exponiendo con su poesía desde los 20 años

–Justo entre todos los libritos que voy acumulando en la mesilla de noche, tengo Las confesiones de San Agustín, donde él habla de deseo, de religión, de dudas, de onanismo... Es que hablar de uno mismo es más viejo que todo. Resulta interesante cómo a veces nos creemos que nuestra sociedad está inventando una serie de conflictos y temas literarios pero llevan ahí toda la vida. El yo creador existe de siempre y es súper importante y nos ayuda a tomar la temperatura de cómo somos, de cómo sufrimos y cómo amamos en cada época.

–’Caliente’ habla del deseo y del placer, ¿hay algo ilegítimo en ellos?

–Eso nos han querido decir muchas veces. Yo creo que hablar libremente del deseo y del placer es peligroso y amenazador para quien quiere controlarnos, a las mujeres y a todos, en general. Por eso creo que intentan imponernos relatos. Relatos en el cine de un amor romántico, pasteloso y amenazador, muchas veces, para la libertad de las personas que lo están viviendo. El relato de la pornografía más mainstream que reproduce situaciones de abuso y las normaliza. El relato de ciertas literaturas que borran a la mujer como sujeto universal. Hablar del placer y del deseo siempre será revolucionario porque es ir en contra de quien quiere apropiarse de nuestra subjetividad.

–Además de lecturas, en el libro menciona algunas series o películas que se salen de ese relato. ¿Se está empezando a dar una imagen más plural de las relaciones afectivas desde la ficción?

–Yo creo que sí aunque no sé hasta qué punto porque esto es algo que habrá que analizar con el paso del tiempo. A mí una de las cosas que me emociona es que hay una nueva generación de creadores que están creando nuevos relatos para que la gente que viene detrás de nosotros no sólo tengan ese relato único de qué es el amor o qué es la sexualidad o qué es el placer. Cuanto más conozcamos de los demás, mejor sabremos decidir para nosotros mismos.

–Conocimiento, y autoconocimiento, otro de los pilares de ‘Caliente’. ¿Hace falta un poco de pedagogía sobre nuestro propio cuerpo, aún hoy?

–Pues mira, en estos días de promo en los que hablas con tanta gente, otra periodista me decía que tiene una hija adolescente y que en sus libros del colegio no aparece representada la vulva, por ejemplo, y estamos en 2021. Y nos sorprende que el clítoris no se estudiara hasta el año 98, que tampoco aparece en los libros del colegio. Evidentemente, yo no llego a hacer esa pedagogía porque no soy ni profesora, ni sexóloga, pero sí está bien que desde nuestros ámbitos hagamos un poco de presión para que estas cosas cambien.

–Iba a revisar su pequeño ensayo ‘El dedo’ y al final decide partir de cero y nace ‘Caliente’. ¿Por qué?

–Porque no me identificaba con su escritura y porque la vida había evolucionado mucho. Entre que yo escribí El dedo en 2015 y que me propuse reescribirlo a finales de 2018 había pasado el #Me Too, La manada, teníamos un montón de libros nuevos a propósito de feminismo y género, entonces para volver a aquellos temas sentí que tenía que empezar de cero. Y, además, entretanto, yo había escrito mi primera novela, había empezado a escribir la segunda y tenía como unas técnicas narrativas que me apetecía aplicar a este libro que, al fin y al cabo, tiene estructura de novela.

–Sí, va hilando con su propia historia toda esa serie de reflexiones, historias ajenas y bibliografía

–Es que también quería crear esa sensación de cómo la literatura me va nutriendo en mi día a día y cómo me va haciendo tomar decisiones, ya sean malas o buenas. Porque yo soy así de loca. Y quería disparar esa sensación, que es real, de bibliófila loca. Que el lector pudiera sentirlo también.

–Para mí, la sensación más fuerte que me deja, además de ser una carta de amor a un buen puñado de escritoras, es la de ser una oda al amor propio, no sólo al sexo en solitario, tan importante para amar a otros.

–Y para amar a otros no sólo en una relación sexo-afectiva sino a la madre, al hijo, a la mejor amiga... Y respecto a las escritoras, eso es otra cosa que me interesaba porque al igual que en la vida somos poco sin nuestros amigos o familia, la literatura es poco sin todas las influencias, sin todos nuestros escritores favoritos y todo lo que los rodea. Quería reivindicar que somos a través de quienes nos rodean.

–¿En este libro sale lastimado el concepto de pareja monógama?

–No lo creo. Lo explico con la película Historias de un matrimonio, pero también recomiendo un libro que acaba de salir que se llama El fin del amor, de Tamara Tenenbaum, que también reflexiona, no sobre la necesidad de acabar con el amor monógamo, sino con todo lo que acompaña a la palabra monogamia o matrimonio: posesión, celos, incapacidad de comunicación, incapacidad de reconocer ciertas fantasías... Todo eso que tiene poco de amor porque si uno siente que no puede hablar con su pareja de ciertas cosas, el amor muere. Yo no dicto sentencia en nada, sólo cuento mi experiencia, que es lo único que tengo al final.

–Pero todos esos virus que matan el amor, también se dan en relaciones poliamorosas, ¿no?

–Sí, sí, totalmente. Y todos tenemos que empujar a acabar con eso.

–Y después de todo, ¿qué es el placer?

–No sé definir qué es el placer porque para cada uno es una cosa diferente, pero sí te puedo decir que una cosa muy placentera es poder elegir qué placer quieres experimentar en tu vida. El hecho de poder elegir es placentero en sí.

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