José Tomás acaba con el papel en Valencia y sale a hombros tras una gran tarde de toros

Sendos pinchazos dejaron en una sola oreja cada una de sus importantes faenas de muleta

José Tomás, dando la vuelta al ruedo en la abarrotada plaza de toros de Valencia, después de lidiar a su primer toro de Núñez del Cuvillo.
Agencias / Valencia

16 de marzo 2009 - 05:00

El rey Midas del toreo ha vuelto a convertir en oro la taquilla que ha tocado, en este caso la de la plaza de Valencia, expectación que ha confirmado en el ruedo cortando dos orejas, una a cada ejemplar de su lote, y salido a hombros en el noveno festejo de las Fallas, tras protagonizar dos faenas muy distintas a ejemplares de la ganadería vejeriega de Joaquín Núñez del Cuvillo de comportamiento diferente, aunque ambas se centraron en la pureza, el temple y la quietud.

Por lo que hace a la corrida lidiada de Joaquín Núñez del Cuvillo, se corrió el segundo como sobrero, corriéndose turno, un encierro de correcta presentación. El primero fue tan noble como flojo pero el segundo fue un gran toro. El tercero fue manejable y el cuarto tuvo casta. Quinto y sexto tuvieron nobleza y manejabilidad.

Javier Conde, silencio tras aviso y silencio.

José Tomás, oreja tras aviso y oreja tras aviso. Sale a hombros.

Sebastián Castella, ovación tras aviso y oreja con petición de otra.

Javier Conde no terminó de meterse en honduras ante su primero y no se confió para nada con el cuarto, pasando un quinario a la hora de la suerte suprema.

José Tomás, muy entregado parando a su primero, asustó con la quietud de los muletazos iniciales. Para componer una faena de gran altura por ambos pitones. Toreo grande que un pinchazo y una estocada dejaron su recompensa en una sola oreja. El quinto, descompuesto pero con movilidad, lo brindó a Paco Camino ligando una labor de menos a más, lidiando mucho al toro. Para terminar dominándolo al natural. Un pinchazo antes de una estocada a ley dejó el trofeo en una sola oreja.

Castella legó al tendido en cercanía con su primero, pero una fea estocada malogró su labor. En su segundo, con transmisión, cortó la oreja.

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