Espacios y estructuras
Gulliver (***). Compañía: Viaje Inmóvil. Texto: Pablo Jerez y Jaime Lorca (Versión libre de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift.) Guión y Dirección General: Jaime Lorca. Actores: Teresita Iacobelli y Jaime Lorca. Titiriteros: Alicia Quesnel y Enrique Gómez. Escenografía: David Coydán y Carlos Rivera. Iluminación: Tito Velásquez. Marionetas: Zapallo de Troya y Matías González. Vestuario: Maya Mora y Juana Cid. Música: Daniel Tijero. Día: 24 de octubre. Lugar: Sala Central Lechera.
Una vez más hay que dar la razón a Brook, pues "el espacio condiciona" y ese es el primer impacto que recibe el espectador ante la propuesta del grupo chileno: una estructura con aspecto de araña metálica y gigante que ocupa todo el espacio escénico; en el centro, entre las presuntas patas, se han dispuesto una serie de círculos concéntricos móviles dispuestos de arriba abajo y que conforman el lugar de representación propiamente dicho. Esta distribución sirve a la propuesta, no sólo de manera visual o espacial, sino también como estructura en el desarrollo de la historia, y desde el punto de vista del significado. Por ello, en conjunto, se describe cómo se puede ser gigante o enano, dependiendo del lugar donde uno ha caído; que no hay enemigo pequeño; que lo del "caballo grande ande o no ande" es relativo y que el buen perfume, no se vende necesariamente en el frasco pequeño. El juego entre actores y muñecos es magnífico, con ese Gulliver grotesco y entrañable, con físico y alma de Charlie River frente a esas marionetas estilizadas y elegantes, manejadas con técnica de bunraku occidental que juega a ocultar o mostrar al manipulador según el momento. Sin embargo, por contraste, es la dramaturgia la que adolece de un entramado sólido, presentando una historia con bastantes incoherencias, donde falta la justificación de varias peripecias. Una vez más, la contundente sátira cargada de enjundia de Swift queda descafeinada, pues pesa la losa de haberse convertido en relato para niños, quizás por la portentosa imaginación que volcó en ella. Un destino casi paralelo al del teatro de títeres.
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