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Desde Rusia con temor
"Doña Isabel fue una gran solitaria, una corredora de fondo que, desde su soledad, aportó muchísimo a la sociedad", así definió ayer a doña Luisa Isabel Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia, la presidenta de su Fundación, Liliane Dahlmann. La gerente participó en el programa Buenos Días para explicar los pormenores de la integración del Archivo de Medina Sidonia en el Sistema Andaluz de Archivos de la Junta. Un hecho que resulta determinante en el proceso de digitalización de los fondos.
Delicada labor que requiere un "tratamiento específico" para cada documento y que puede suponer un trabajo de años. Las tareas de digitalización tienen lugar en el propio Palacio Ducal y, por ahora, ya se han tratado los fondos de la Guerra de Independencia. "La intención es que con el paso del tiempo el Archivo pueda consultarse digitalizado en red -apunta Dahlmann-. Los fondos tienen vocación pública: Isabel siempre tuvo la idea de que se trataba de un patrimonio que no le pertenecía".
Que no le pertenecía pero que llamaba a su responsabilidad. Tanto el Ministerio de Cultura como la Junta han destacado en varias ocasiones el excelente estado de conservación del Archivo Ducal: "Isabel trataba los documentos de forma que no sufrían en absoluto -comenta Liliane Dahlmann-. Es cierto que el fondo presenta un estado inmejorable que ya quisieran muchos archivos públicos".
El fondo. Los más de seis millones de documentos que vertebran el último milenio de la historia española y que fueron catalogados, uno a uno, por la propia duquesa: "El proceso de catalogación lo realizó ella sola -explica Dahlmann-. A mí me cuentan, porque yo aún no estaba en Sanlúcar, que al día siguiente de volver del exilio se puso a trabajar en el Archivo".
Sumida en una obra tan desmesurada que era capaz de incluirla y que la continuaría.
Aunque el Palacio abrió sus puertas al público en los 80, "no fue hasta que pusimos la cafetería y la hospedería cuando la gente comenzó a acudir de manera fluida -sonríe Liliane Dahlmann-. Llamamos a la cultura a través del ocio: queremos que la gente conozca lo que hay, que la Fundación tenga un espíritu abierto. Fue esta vocación pública la que la animó a restaurar y recuperar el Palacio -continúa- . No tenía nada que ver con una obra de caridad. A Isabel le traía al pairo su condición nobiliaria, no ejercía como tal. En sus tarjetas no aparecía su título".
En recuerdo y homenaje a su figura, la Fundación planea organizar, del 13 al 19 de julio, un seminario en torno a la duquesa que repase su labor dentro del Archivo y su obra literaria. El encuentro se complementará, además, con una exposición sobre Luisa Isabel Álvarez de Toledo. Otro de los objetivos de la institución es la reedición de su producción narrativa y ensayística: un proyecto que nunca se ha abandonado y para el que se espera llegar algún día a un acuerdo con alguna editorial.
No muestra, Liliane Dahlmann, ningún resentimiento ante la incomprensión que pudo haber provocado su unión in articulo mortis con la duquesa: "La gente no es mala -explica la gerente-. Muchas veces no entiende y cuando no entiende, ataca".
"Ahora, tal vez hay momentos en que no sea feliz -se sincera- pero sí estoy satisfecha, por ejemplo, cuando consigo retomar los proyectos que Isabel dejó. Yo no creo que vaya a mejorar su labor en nada pero veo que las instituciones están ahí, que la gente está ahí, que no estoy sola, y que todo el trabajo realizado no va a caer en saco roto".
"Isabel hizo de la dignidad su instrumento para la libertad -prosigue Dahlmann-. Fue una persona honrada, íntegra y creo que feliz: tomaba lo que la vida ofrecía".
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