"Chano era uno de los seres más luminosos que ha dado esta tierra"
homenaje Centro Municipal de Arte Flamenco La Merced
Jesús Quintero fue el maestro de ceremonias del homenaje al cantaor gaditano, en el que se hizo un repaso por su vida y su obra, plagada de mil anécdotas
Chano Lobato sigue vivo. En mil anécdotas. En sus cantes. En la memoria perenne de quienes lo conocieron y lo trataron. En todos aquellos que ayer se reunieron en el Centro Municipal de Arte Flamenco La Merced buscando acercarse un poquito más a su historia.
Fue un homenaje a la figura del cantaor con un maestro de ceremonias excepcional: el periodista Jesús Quintero, quien nada más salir al escenario fue recibido con una larga ovación por parte del respetable. En Cádiz se le quiere y se le admira, y eso se nota. Y según confesó él mismo, el cariño es recíproco. "Aquí siempre me llaman para todo y yo siempre estoy disponible". Por eso no podía faltar a esta cita, porque el presentador conoció muy de cerca al cantaor gaditano. "Chano era uno de los hombres más luminosos que ha dado esta tierra, que nos ha regalado tantos artistas", señaló.
Muchos de ellos, desgraciadamente, se llevaron su arte antes de tiempo, tal y como recordó Quintero. "A veces me entran ganas de morirme sólo para seguir escuchando a Chano, Camarón, el Beni, Moraito, Lola..." Por suerte, todos han conseguido vencer al olvido.
Es el caso de Chano, si tenemos en cuenta la cantidad de gente que se congregó en el centro de arte flamenco para escuchar a Rosario Ramírez Sarabia, su hermana, los cantaores Yeye de Cádiz y David Palomar y el guitarrista Ricardo Rivera. La hermana del cantaor dijo que no pasaba un día sin que pensara en él. "Sin Chano se vive peor", subrayó, y contó como la gente que pasa cada día por delante de su estatua "le ponen flores, lo saludan y le cuentan lo que van a hacer. Hasta cuando se cubre de polvo se lo quitan y lo dejan limpito".
Quintero apostillaba que el de Chano Lobato es un recuerdo dulce y alegre, a lo que su hermana añadió que "era un ser entrañable, humilde y muy cariñoso, y eso me lo dice mucha gente, sobre todo flamencos de fuera de nuestra ciudad". El periodista respondía que "si algo he aprendido en estos años de profesión es que los grandes son humildes y él lo era".
Rosario Ramírez rememoraba como la vida de artista de Chano martirizaba a su madre, que era muy aficionada a las quinielas y la lotería "para retirar a su hijo de la profesión y que no tuviera que viajar tanto a Japón y por ahí. Pasamos muy buenos momentos en casa".
Tras su distendida charla, le tocó el turno al Yeye de Cádiz, quien cantó una soleá con Ricardo Rivera al toque. Antes de empezar su actuación el cantaor, que lucía una llamativa bufanda roja, compartió con el público sus sentimientos, "no me hago a la idea de que ya no esté con nosotros' y le dedicó su actuación al homenajeado. Tras sentarse frente a Quintero, recordó a Chano, "una persona con la que nunca había penas, todo era alegría" y que "era muy verdad cantando".
Mientras la oscuridad iba avanzando, "en una noche imperecedera", como la definió el periodista, la figura del cantaor gaditano se iba colando entre los asientos, sobre las tablas, entre los acordes de la guitarra, en cada cante.... demostrando, que a pesar de haberse ido tan pronto, aún está muy presente.
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