"Animaría al nuevo alcalde a que primara una ciudad para la gente"
Ricardo Iniesta. Director de Atalaya
La veterana compañía sevillana ofrece su versión de 'Marat-Sade' esta noche en el Gran Teatro Falla El mensaje de este trabajo continúa vigente en el actual contexto de crisis
Si esta noche, tras la función prevista en el Gran Teatro Falla a las 22.00 horas, el director de Atalaya, Ricardo Iniesta, tuviera la oportunidad de conversar con el alcalde de Cádiz, José María González, le "animaría a que siguiera adelante con esta idea que tiene de hacer una ciudad donde prime la gente sobre los grandes negocios o las grandes inauguraciones. Cádiz ha sido siempre referente de la libertad y no hay libertad sin igualdad, decía Marat. Es un foco para consolidar las 3 consignas de la Revolución Francesa, sobre todo la fraternidad".
La nueva producción de la veterana compañía teatral, una particular versión de Marat-Sade de Peter Weiss, llega a las tablas gaditanas en un momento tan crítico como oportuno. "La idea es coadyuvar. El teatro tiene que tomar partido, no puede vivir en una torre de marfil al margen de lo que sucede. Debe ser una herramienta para difundir las inquietudes del entorno en el que estamos y que se nos antoja necesaria y mágica", explica Iniesta.
Él es el responsable de una propuesta escénica que viene precedida por un enorme éxito y la ilusión de pisar de nuevo las tablas del Festival Iberoamericano de Teatro. "De las 30 ediciones del FIT y de los 22 espectáculos que llevamos hemos traído aquí 8, casi la tercera parte, casi cada tres años volvemos, hace dos lo hicimos con Madre Coraje. Con Cádiz hay un vinculo muy fuerte y como compañía hemos estado ya en 12 países de Latinoamérica, de un total de 35, todos los importantes excepto Colombia donde iremos el año que viene. Este festival es una ventana abierta al mundo, de las poquitas que quedan, el único donde son posibles los encuentros entre compañías, los foros y debates, una especie a salvaguardar, un referente. Marat-Sade -añade- ha tenido una respuesta muy entusiasta por parte del público, que ha salido de verla casi enloquecido en Barcelona, donde las ideas colectivistas de las que habla la obra han prendido. En el estreno en Madrid, en Alcalá de Henares, tuvimos a un visitante muy especial, Tim Robbins, que aplaudió de pie como un loco".
Enfrentarse a un texto tan mitificado como el que hoy se podrá ver en el Falla ha supuesto un arduo trabajo para la compañía sevillana. Iniesta admite que "todos los espectáculos que hemos realizado previamente han sido un entrenamiento para llegar a esto, como pasar por el Mont Blanc o el Aconcagua para llegar al Himalaya. Siempre son textos que uno quiere hacer una vez en la vida y hay que esperar a que maduren los actores, no tanto por la edad sino por la dificultad del lenguaje. Es uno de los espectáculos más complejos que he hecho y por eso estoy tan satisfecho con que funcione tan bien. Del texto no se ha tocado nada, ni añadido ni cambiado, sólo se ha acortado una parte. La obra tiene que ver con la actualidad pero no se puede poner nombre y apellidos a la situación, sino la metáfora y el distanciamiento del tiempo del que se habla para que el espectador la recorra. No se cae en lo cotidiano y lo banal, la historia se mantiene y entiende mejor con estos retoques. El personaje de Coulmier dice que "los tiempos han cambiado, no hay corrupción ni bancarrota". ¡Imagínate la carcajada que supone hoy escucharlo!". Por otra parte, afirma, "para los actores ha sido muy duro estar con el cuerpo totalmente deconstruido, interpretan a unos locos que no queríamos que cayeran en el loquismo del dibujo animado, sino que por momentos fueran feroces".
Sobre la cultura, para finalizar, asegura que "son los grupos jóvenes los que hacen teatro revolucionario ahora. La cultura es esencial, tiene que estar en los barrios pero también en el teatro. El alcalde de Cádiz, que viene del Carnaval, sabe lo que significa".
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