La mejor noche de Pablo López inevitablemente es aquella en la que se corona sobre el escenario y consuma en su voz la grandeza del binomio artista-público como los dos extremos del cable de la conexión sentimental. Si la música tiene como materia prima a las emociones y éstas viajan de vuelta en aplausos, el de este martes en Sancti Petri fue un perfecto vis a vis que, tras dos intensas horas, dejó una sensación irrepetible.

Hay que tenerlos bien puestos como el malagueño para comenzar en la cumbre y dejar fijo el listón para todo lo que vino a ofrecer a Chiclana, un buen puñado de grandes canciones –clásicas y recientes– y algunas anécdotas por el camino que relataba desde la comodidad de quien se sienta descalzo en el sofá para hablarle de tú a tú a buen amigo.

¿Saben de esos días en los que todo sale torcido? Pues no importa en absoluto. La vida puede pasarte por encima en tan sólo 24 horas y en ese mismo lapso de tiempo, además, ofrecerte la felicidad más plena que existe, sobre todo si la música media. Toda una existencia comprimida cabe en un concierto de Pablo López ya que con tanta energía se experimenta que no dejarse llevar es delito y sumergirse de lleno un auténtico placer.

Pablo López, con su piano, en el recital que ofreció en Concert Music Festival.

“¿Por qué tío?”, se preguntaba retórico ante la increíble respuesta del público gaditano como réplica perfecta a sus envites. A cada letra un coro, a cada estrofa un preludio de éxtasis, a cada título una resumida emoción. “Esto que pasa aquí es esperanza, como las canciones”, aseguraba el artista a los que saben esperar porque la dicha es buena. Qué buena, ¡sobresaliente!

Arropado por una banda de cinco miembros (percusión, guitarras y viento), Pablo López desgranó lo bonito de la vida gracias al infinito poder de la imaginación, que es “tremenda”, confesó. “Sacad los móviles que hoy palmo seguro”, bromeaba el artista conjurando esa máxima de que “en Cádiz hay que morir”. Lo suyo estaba en las antípodas del velatorio, mal que los sanitarios tuvieran que reaccionar ante un percance, afortunadamente sin consecuencias, acaecido entre el público en la recta final del recital, que obligó al artista a parar momentáneamente un pasaje acústico muy emocionante para cerciorarse de que el show debía continuar.

Pablo López hizo una videollamada a su madre en directo para que viera la revolución que estaba formando en Concert Music Festival. Una conquista sin más armas que la sensibilidad y una capacidad innata para conectar. “Estaba nervioso con esta fecha en el calendario”, compartió. Cualquiera lo diría.

“¡Qué tempo, cómo se nota!”, expresaba mientras las palmas del soniquete sureño acompañaban a los nudillos en la tapa de su piano. Pablo López vivió su mejor noche y se coronó ante Cádiz, otra vez.