Todavía Navidad
Las nuevas tendencias del vino en España
Gastronomía
Nuestro país es el viñedo más grande del mundo y cada vez tiene más fuerza y más variedades que conquistan los paladares más exigentes
España es el viñedo más grande del mundo. Refugio de nuestros vecinos franceses cuando vino la filoxera, hace tiempo que dejamos de ser un actor de reparto para brillar con luz propia en el universo báquico. Más o menos como cuando ganamos el Mundial de Sudáfrica o el Bulli fue considerado como la mejor casa de comidas del planeta.
Y como pensamos en ustedes, vamos a descorchar algunas tendencias enológicas de las que se comentan entre ruidos de copas y botellas vaciadas.
Porque nuestros viticultores, enólogos, bodegueros y sumilleres generan entusiasmo. El vino habla español en el mundo.
El rioja blanco
Siempre hubo vino blanco en Rioja. En segundo plano, salvo maravillas embotelladas como Viña Tondonia Blanco, seguro que casi nadie hubiera pedido en una barra una copa de rioja blanco. Nunca es tarde. Uvas como Viura, Garnacha blanca o Malvasia nos están aportando nuevas armonías de una región que nos sigue enseñando que aún quedan vinos por descubrir. Pequeños productores como Abel Mendoza y bodegas como Artadi les harán muy felices.
Galicia emociona
Si hay una región en España que dé cabida a casi todas las propuestas enológicas, esa es Galicia. Blancos, tintos, vinos de costa, de interior, pequeños productores, viñedos imposibles, sabores a tierra, a humedad y a vientos. Dejen que las meigas llenen sus copas de albariños de Xurxo Alba (Albamar), Gerardo Mendez (Do Ferreiro) y godellos de Dominio do Bibei (Lapola). Vistan sus almuerzos o celebraciones con botellas de tintos de mencía (su uva tinta predominante) de Guímaro (Finca Meixemán) y Viña Mein (Viña Mein). Y de verdad, déjense llevar.
La garnacha
Ella es nuestra uva patria y la mejor embajadora en otros viñedos en el mundo. Denostada injustamente tiempo atrás, es otro de los ejemplos de que en el mundo del vino a todos nos quedan cosas por descubrir (bueno, mejor catar, no?)
Aragón, Navarra, Madrid, la sierra de Gredos o Sevilla saben que sus vinos son amables, con mucha fruta e intensidad. El Hombre Bala (Uvas Felices), Rico Nuevo (Bodegas Rico Nuevo) y Telescópico (Bodegas Frontonio) esconden bajo nombres sugerentes deliciosos vinos.
El vino es cultura y no esnobismo
El vino es tierra, clima y personas. Agricultura y bodegas. Esfuerzo y desvelo hasta que todo acaba entre cristales y tapones de corcho.
El vino acompaña a una conversación entre amigas, a una noche romántica y a una novela de intriga. No son etiquetas ni presumir de ellas, ni tampoco es de aquellos que se vanaglorian de haber bebido nosecuantas de éstas o aquellas. Casi que les diría que tampoco es un ranking.
Charlando sobre esto, aquella noche brindamos por el vino con una botella de txakolí de Astobiza (Malkoa).
Vinos Ancestrales (el champán del pueblo)
Los vinos tienen magia y algunos además burbujas. Las del champán tienen método y medios, de ahí que salgan maravillosos vinos muy uniformes siempre dispuestos a picarnos el corazón.
Los vinos ancestrales (que son espumosos más sencillos) tienen la magia del inicio, de la diversidad y te pican hasta en el alma. Porque la tienen. Es difícil que se parezcan hasta dos botellas del mismo productor. Para iniciarse y disfrutar Bodegas Forlong de Cádiz (Burbuja Blanc de Blancs) o Microbio Wines (Circunstancial) de Segovia son dos ejemplos de vinos ancestrales eternamente jóvenes.
Huyendo de la madera
En un mundo cambiante como es el de la vid, uno de los paradigmas que más debate genera es el uso de la barrica en el moldeo de los vinos. Donde antes primaba el maderazo en los tintos (sobre todo) y su uniformidad, ahora se busca el punto óptimo que redondee un vino sin restarle su verdadero sabor a fruta. Crianzas en ánforas de barro, tinajas o depósitos de hormigón también crean vinos divertidos y elegantes como La bicicleta voladora de Germán Blanco (Rioja) o Versión Original de Verónica Ortega ( Bierzo).
El levante vinícola
Como las acuarelas de Joaquín Sorolla o los retratos de Luis Ruipérez, el levante español tiene una increíble paleta de colores embotellados y bodegas, que lo sitúan entre las apuestas seguras a la hora de elegir un vino. Reflejo del contacto entre la tierra y el mar, convergen los flujos marítimos dando lugar a vinos envolventes. Su uva reina, monastrell, la encontramos fresca y elegante en los vinos de Jumilla con Los Yesares (Bodega Cerrón) o Las Gravas (Casa Castillo) y en Valencia con Maduresa (Celler de Roure).
Mirando a Italia y Portugal
Hay lugares en los que podríamos estar una y otra vez y sentirnos como si fuera la primera.
Hay veces que damos la vuelta al mundo con un cerrar de ojos y una copa de vino entre los dedos. Ahora los vuelos charter tienen el rumbo fijado en Italia y Portugal. Tan cercanos y tan distintos, encontramos en los mapas al oeste los maravillosos vinos de Luis Seabra Vinhos
(Oporto) o Filipa Pato (Bairrada) y al este la elegancia en copa de Elio Altare (Piamonte) o Casa Coppi (Puglia).
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