"Mis hijos me tenían muy harto"
Tribunales
El relato del agente que le detuvo describe a un asesino "tranquilo" repitiendo un mantra.
"¿Qué es lo que has hecho?". "Mis hijos me tenían muy harto. Mátame, dispárame a la cabeza". Y baja la cabeza. Y la vuelve a levantar. "Mis hijos me tenían muy harto". Y así muchas veces, como un mantra. La declaración en la sesión del juicio de hoy del agente de la Guardia Civil que encontró en el monte a Juan Márquez horas después del crimen familiar fue un retrato de un asesino "tranquilo, en absoluto trastornado, aunque es posible que en shock. Desde luego no estaba fuera de sí. No opuso ninguna resistencia a la detención, ni lloró. Sólo nos miraba como esperando que le reprocháramos algo y volvía a repetir ‘mis hijos me tenían muy harto".
El agente, tras ocho horas de búsqueda siguiendo los rastros de sangre que iba dejando, encontró a Márquez bajo un árbol cerca de un campito de su propiedad, sentado. Vestía camisa celeste abotonada y unos vaqueros, ambas prendas totalmente ensangrentadas. El pantalón tenía una raja de donde había manado sangre. Él se había aplicado una "especie de torniquete" con un trozo de tela. Esa era su única herida visible.
La facultativa del hospital de Villamartín que le atendió lo corroboró en su declaración. Aunque Juan Márquez había dicho ayer que tenía tres heridas por el forcejeo con su hija y que le sangraron los oídos porque los guardías le habían "reventado la cabeza", el parte médico es claro: sólo una herida. "Era una herida pequeña, leve, que no producía ningún problema de movilidad. Tenía el reborde seco, por lo que no se podía suturar, es decir, que llevaba ya tiempo". La profesional sanitaria dijo que Márquez estuvo poco colaborador, sin decir nada, incluso cuando le preguntó si tenía alguna molestia más. Por tanto, no había más heridas. Además, la única herida figura en el informe como "autoagresión".
El policía local que fue el primero en llegar al escenario de los hechos, poco más de dos minutos después de recibir la llamada, describió un escenario "dantesco. Hubo compañeros que no subieron al primer piso porque no podían aguantar la visión del cuerpo de la chica en el descansillo. Cuando yo llegué ya había muerto. Tenía muchísimas puñaladas en el pecho. Lo primero que me encontré fue un gran alboroto de vecinos y sangre cayendo por la escalera del primer piso a la puerta del bloque".
La declaración de los guardias civiles que entraron en la casa y que encontraron el cuchillo en un jardincito cercano al domicilio, "a unos 30 metros", arrojaron luz sobre el extrañísimo y contradictorio relato del acusado de ayer. El guardia civil que halló dentro del piso el cuerpo del otro hermano, Juan Pablo, en el pasillo, ya muerto, desmontó la tesis de que hubiera sido el propio Juan Pablo, como dijo el padre, el que cerró la casa por dentro. Según la teoría del agente, el cerrojo se cerró por fuera. "El chico no podía haber llegado a la puerta". Es decir, Márquez habría tenido la sangre fría de cerrar la puerta antes de huir.
Tampoco se sostiene la versión de un segundo cuchillo, que, según el acusado, hubiera sido el utilizado para matar a su hermana. El agente que encontró el cuchillo sostiene que rastreó la zona donde fue hallado el único cuchillo que figura en la caja de pruebas. Contando con que el acusado sostiene que se desprendió de los dos cuchillos al mismo tiempo, sin saber muy bien dónde los lanzaba, otro cuchillo ensangrentado tendría que haber aparecido en el reconocimiento de la zona.
Por último, el padre de una amiga de los hermanos, que trajo a Laura desde Sevilla a Ubrique un mes antes del crimen, corroboró que Juan Pablo pasaba hambre con su padre y que "ella dejó los estudios para poder cuidar de su hermano".
También te puede interesar
Contenido ofrecido por Hospitales Pascual
Hablamos con Dr. Francisco Bermúdez Ordoñez, Urólogo del Hospital Virgen de las Montañas