El fiscal pide 11 años por vender coca en un bar al que iban policías

El establecimiento estaba ubicado al lado de la Comisaría de La Isla. Los dos acusados aseguran que las papelinas halladas en el local eran para autoconsumo

La Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de San Fernando, cercana al bar que regentaba uno de los procesados.
La Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de San Fernando, cercana al bar que regentaba uno de los procesados.
T. Ramos / Cádiz

14 de mayo 2009 - 05:01

El fiscal pidió ayer al tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia que condene a once años de prisión a dos acusados de vender papelinas de cocaína en un bar de San Fernando. Los procesados aseguraron que la cocaína hallada durante un registro del establecimiento, realizado en febrero de 2006, era suya pero que no la vendían, que estaba destinada al autoconsumo. El bar estaba ubicado al lado de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía y era frecuentado por agentes que tomaban allí cervezas y café, explicó un investigador. Parece que ninguno observó nada extraño mientras ejercía de cliente: la investigación policial que ha llevado al banquillo a los dos acusados comenzó cuando a la Comisaría llegó un anónimo que alertaba sobre el tráfico de papelinas.

Uno de los abogados defensores aludió precisamente a esa circunstancia al reclamar la absolución por falta de pruebas. No vendían papelinas, dijo. ¿Quién va a ir a comprar cocaína a un bar que está junto a la Comisaría y que tiene como clientes a policías?, preguntó al argumentar en contra de la tesis del fiscal.

Uno de los acusados, S.M., regentaba el Bar Chano; el otro, J.M.G., era camarero, según el fiscal. Varios policías que participaron en la operación explicaron que montaron un dispositivo de vigilancia en torno al local y que de ese modo comprobaron que el denunciante anónimo tenía razón. No fue difícil. Un policía entró en el bar y fue comunicándoles a otros situados afuera las características de los clientes que entraban, iban a la barra y se iban: esto es, que parecía que acudían a comprar algo que obtenían inmediatamente. Los agentes del exterior seguían al supuesto comprador hasta que llegaba a un lugar no lejano pero no visible desde el bar. Entonces lo abordaban, lo registraban y, tras encontrarle una papelina, le reclamaban información: dónde la había comprado, a quién.

Los cuatro abordados coincidieron en decirles a los agentes que habían adquirido las papelinas en la barra del bar Chano. Ayer acudieron al juicio dos. Ambos aseguraron no recordar ahora dónde habían comprado las papelinas. Y ambos dieron a entender que en su día, se habían sentido amenazados por la Policía para indicar el bar Chano. Para decir la verdad, acabaron por admitir a preguntas insistentes del fiscal.

Según la calificación fiscal, los agentes que registraron el bar hallaron en el mostrador de la cocina tres papelinas de cocaína, unas tijeras y recortes de plástico con forma de papelina. También una tarjeta de crédito, un tubo de plástico y un plato con restos de cocaína y 50 euros en metálico.

La petición de 11 años de cárcel responde a que la pena es superior si la venta de drogas se hace en un establecimiento abierto al público. El abogado de J.M.G. sostuvo que eso no es aplicable a su cliente porque éste no era camarero del bar, que sólo ayudaba allí ocasionalmente y hacía mandados. Lo cierto es que no estaba dado de alta en la Seguridad Social como empleado del establecimiento.

El abogado de S.M. destacó que el policía que vigilaba dentro del bar reconoció que no vio entregar las papelinas ni pagar por ellas.

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