En junio de 1881, el Estado español reconocía la independencia del territorio de Rumanía del Imperio otomano. Para conmemorar el inicio de las relaciones diplomáticas entre ambos países, el gobierno rumano “quería recuperar los consulados que tuvo en su momento en nuestro país con una serie de consulados honorarios”, explica Fernando Estrella, vicedecano del Colegio de Abogados de Cádiz, sobre el cargo para el que ha sido nombrado recientemente. Un cónsul honorario no tiene relación con las cuestiones administrativas propias de un consulado al uso –que, en el caso de Andalucía y Extremadura, se encuentra en Sevilla bajo el mando de Bogdan-Mihai Stanescu–, sino que es una figura se centra en fomentar las relaciones comerciales y culturales entre dos naciones.

Siendo ya la tercera población inmigrante más importante del país –tras Marruecos y Ecuador–, en Andalucía son 74.204 los residentes rumanos, siendo Almería (22.607), Huelva (14.185) y Málaga (11.260) las provincias con una mayor población. Cádiz, sin embargo, es la penúltima en este sentido, computando 2.469 ciudadanos rumanos.

“Generalmente –explica el cónsul honorario en la provincia gaditana–, es una población ligada a trabajo agrario en Huelva y Almería, y al doméstico, en Málaga”. Fernando Estrella cree que la línea de colaboración entre empresarios gaditanos y rumanos puede ser muy importante, siguiendo ejemplos como los foros que ya se han organizado en Sevilla y Málaga, con sectores como el de la construcción o el de las telecomunicaciones e informática y nuevas tecnologías como referentes del país rumano:“El trabajador rumano –apunta–, se caracteriza muy ser muy constante y cumplidor, es un trabajador muy cotizado”.

A nivel cultural, el propósito es, a corto o medio plazo, montar exposiciones de creadores rumanos en la provincia y dar espacio, también, “a la música clásica, algo a lo que en Rumanía existe gran afición”.

Estrella destaca la cantidad de gente que “ha ido de vacaciones a Rumanía y vuelve asegurando que es un sitio al que regresarán, ya que se trata de un país por descubrir, con gente de gran cordialidad”.

Por su parte, España tiene “muy buena imagen” en el país rumano. “Al fin y al cabo –continúa Fernando Estrella–, ambos son países de origen latino (aunque alejadas entre sí, la Dacia e Hispania eran provincias romanas), y cuentan con una personalidad muy parecida, así que al español se le aprecia mucho”.

Al respecto, Estrella destaca la exposición que, con motivo de esos 140 años de relación, ha puesto en marcha en consulado rumano en Madrid, “en la que se reúnen muchos de los tesoros de Rumanía, haciendo un gran esfuerzo a partir de los fondos de sus museos, con un operativo espectacular”.

Aunque nunca hasta el momento ha visitado Rumanía, Fernando Estrella menciona los monasterios pintados de Bucovina o las iglesias de madera de Maramures, además de la ciudad de Braçov, en la región de Transilvania, que ha sido Capital Europea de la Cultura: “Y claro, inevitablemente terminaría acercándome a conocer el tema de Vlad El Empalador. Por lo que me han contado de Rumanía –prosigue–, es una zona con ciudades de cascos antiguos impresionantes, aunque muchos viajeros se han sorprendido con la autenticidad de la zona agraria del país”.