Un asesinato por 60.000 euros

Desde el principio, la Policía lo tuvo claro. Estaban ante el famoso ojo por ojo de la ley gitana. La mujer de 50 años abatida a tiros a principios del pasado mes de septiembre en El Puerto, a donde acababa de mudarse, había sido detenida tan sólo un mes atrás en Mérida, tras una reyerta entre clanes gitanos que se saldó con la muerte de dos personas, una mujer de 71 años y su hijo. Las víctimas pertenecían a una de las familias. La asesinada en El Puerto, B.V.M., a la otra.

Tras quedar en libertad con cargos (no así su marido, que fue enviado a prisión), la mujer , aunque debía presentarse en los Juzgados de Mérida cada quince días, acabó huyendo de la ciudad extremeña, junto a más de un centenar de personas de su misma familia, que abandonaron sus viviendas en el emeritense barrio de San Lázaro, donde tuvo lugar el mortal enfrentamiento. Sabedora de que las represalias no se harían esperar, la Junta de Extremadura tapió las casas abandonadas para evitar saqueos.

El paradero de B. V. M., que se afincó junto a buena parte de sus familiares en el diseminado de Dos Palmeras, en El Puerto, fue descubierto por la familia rival. Un hombre la abatió a tiros cuando volvía a su casa, en la calle Alfarero, después de hacer la compra, en torno a las ocho y media de la tarde.

Los agentes de la Comisaría de El Puerto iniciaron unas investigaciones que permitieron pronto determinar la implicación de la familia gitana rival. Faltaba localizar a la persona que se había encargado de ejecutar la ley del Talión. Las pesquisas prosiguieron y por fin, dieron su fruto: se trataba de un sicario que se habría desplazado desde Barcelona a Cádiz para ejecutar el trabajo encargado.

Por fin, las investigaciones de los agentes portuenses les condujeron hasta la zona de Castelldefels y de Gavá. Allí, tras diversos controles y seguimientos, para los que han contado con la colaboración de agentes d la brigada de Policía Judicial de Barcelona, los policías de El Puerto han podido dar al fin captura al supuesto autor de la muerte de la mujer.

Se trata de un sexagenario que, según estima la Policía, podría haber cobrado unos 60.000 euros por el encargo mortal. No obstante, el arrestado habría negado su participación en el crimen.

Según la Policía, la familia gitana que llevó las de perder en la gravísima reyerta de Mérida habría recurrido a varios especialistas en el cobro de deudas entre morosos del ámbito del tráfico de estupefacientes.

El arrestado, en unión de otros, habría aceptado el encargo de cobrar en este caso la deuda de sangre.

Aunque en primera instancia se informó que la mujer murió por disparos de escopeta, desde el Cuerpo precisaron que el cuerpo de la víctima presentaba pequeños orificios en el cuello, realizados con un tipo de arma de fuego aún por determinar.

En Mérida, tras la reyerta, fueron detenidas en principio 9 personas, a las que luego se les sumaron 6 más, 15 en total, e intervenidas 12 armas de fuego.

De El Puerto, tras el crimen, los familiares de la víctima, que acabó siendo enterrada en Sevilla, huyeron en desbandaba. Hacia otra ciudad donde la Policía los vigila de cerca por si ellos también quieren vengarse.