24 años por asesinar a su marido

La sentencia ve en Caridad Mora un "extremado grado de crueldad" y "ni el menor atisbo de compasión"

T. Ramos / Cádiz

17 de marzo 2010 - 05:01

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a 24 años de prisión a Caridad Mora Cantero, a quien un jurado halló culpable del asesinato de su marido tras un juicio celebrado el pasado febrero. Manuel Gil Palacios murió apuñalado en su casa de Sanlúcar el 9 de enero de 2008. La procesada negó que ella cometiese el crimen. La sentencia, que aplica una agravante de ensañamiento, afirma que Caridad aumentó deliberada e inhumanamente el sufrimiento de la víctima, que le causó padecimientos innecesarios al apuñalarlo repetidamente.

La resolución, dictada por la magistrada Ana María Rubio Encinas, opta por la pena de 24 años de prisión (sólo uno menos que lo solicitado por la acusación particular, a la que representó el abogado Álvaro Mora Jiménez) por las circunstancias en las que se produjo el asesinato, en el que aprecia también una agravante de parentesco.

La magistrada explica que tras matar a su marido, Caridad trató de ocultar el crimen y salió de su casa como si no hubiese ocurrido nada. Fue a un bar a comprar pan, añade, dijo que era para su marido y luego se lesionó con las armas con las que había matado a su esposo. Después, agrega la juez, fingió delante de sus vecinos y de la Policía que sufría un gran dolor por la pérdida de su esposo pero insistió en que lo incineraran, lo que haría aún más difícil descubrir el crimen. Todo ello revela en la acusada, anota la sentencia, un "extremado grado de crueldad, de perversidad y de ausencia de capacidad de sentir ni el menor atisbo de compasión o piedad hacia la víctima, a la que no duda en infligir graves sufrimientos, sin que, además, se refleje en su actuación posterior, o en el modo de relatar los hechos, ningún atisbo de arrepentimiento, sino todo lo contrario".

"El sufrimiento de Manuel tuvo que ser muy grande, pues el forense señor Lorente señaló en el juicio que la víctima estaba consciente durante la agresión. Por todo ello estimo ajustada a derecho la pena de 24 años de prisión", señala la magistrada. La pena mínima que podía imponer la Audiencia en este caso, de acuerdo con el veredicto del jurado, era de 22 años y 6 meses.

La muerte violenta de Manuel Gil, apuñalado en la bañera de su casa, contó con un episodio que dificultó la investigación e impidió la obtención de pruebas. El forense que acudió al domicilio apuntó hacia un suicidio y los policías tampoco vieron las inequívocas señales de que se encontraban ante un crimen. Se fueron de la casa y no la precintaron, por lo que los familiares de la víctima, como es natural, limpiaron las manchas de sangre que había en el baño y tiraron a la basura el pijama y las zapatillas de Manuel Gil. Al día siguiente, por la mañana, el forense que iba a hacer la autopsia se topó con el crimen.

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