Ruptura total en el PSOE de Cádiz

nueva marejada en la diputación La división de los socialistas gaditanos se recrudece

Seis diputados provinciales socialistas, con José María Román al frente, abandonan una reunión interna tras ordenar la ejecutiva provincial que Irene García se convierta en la nueva portavoz en la Diputación

José María Román mira al suelo mientras escucha a Irene García antes del pleno de ayer en la Diputación. Junto a ellos, Alfonso Moscoso.
Fco. Sánchez Zambrano / Cádiz

18 de octubre 2012 - 05:01

El Grupo Socialista en la Diputación y, por extensión, el conjunto del PSOE de Cádiz, se encuentra desde ayer en un estado de ruptura total después de que seis de sus 12 diputados provinciales -con su portavoz, José María Román, al frente- abandonaran una reunión interna en la sede provincial de la gaditana plaza de San Antonio dejando tirada a su secretaria general, Irene García.

El plante de la mitad del grupo se produjo tras conocer la decisión de la ejecutiva provincial de proponer a la propia Irene García como nueva portavoz socialista en la Diputación, en detrimento de Román, al que echan en cara que no haya acatado las órdenes del partido, que indicaban que había que relevar a parte del personal de confianza del PSOE en esta institución provincial y que, además, le obligaban a transferir íntegramente a una cuenta bancaria del PSOE de Cádiz la totalidad de la asignación que percibe el Grupo Socialista como tal, cifrada en 28.800 euros.

Pero la pretensión del partido de situar a Irene García como portavoz -un cargo que tiene una remuneración de unos 3.500 euros limpios al mes- no parece de momento viable. Y es que el Reglamento Orgánico de la Diputación refleja en su artículo 22, epígrafe 2, que "la designación de portavoz o de suplente puede variarse a lo largo del mandato corporativo, mediante escrito dirigido al presidente y suscrito por la mayoría absoluta de los componentes de cada grupo". Es decir, que para relevar a Román Irene García precisa de la firma de siete de los 12 diputados socialistas y actualmente sólo contaría con seis rúbricas.

No obstante, fuentes de la ejecutiva provincial mostraban anoche su confianza en que estos disputados críticos cambien de opinión una vez que la propuesta del relevo en la portavocía sea aprobado de manera formal en la próxima reunión de la ejecutiva provincial. De no acatar este dictamen, el partido, con el visto bueno de la dirección regional, abrirá expedientes sancionadores a estos diputados.

De momento, José María Román constató ayer el apoyo a su causa de los cinco diputados no alineados con el griñanismo, esto es, Gemma Araujo, Olga González, Alfonso Moscoso, Federico Pérez Peralta y Javier Pizarro, es decir, los mismos que se mantuvieron fieles al portavoz anterior, Francisco González Cabaña, hasta que éste abandonó la Diputación hace ahora cinco meses. En el bando opuesto se encuentran los otros seis miembros del Grupo Socialista que sí acatan la doctrina de la ejecutiva provincial: Diego Sánchez Rull (que es y seguiría siendo el portavoz adjunto), María Naval, María del Carmen Matiola, Pilar Sánchez, Carmen Gloria Jiménez y, evidentemente, la propia Irene García, que es la presidenta del grupo.

Tras conocerse públicamente las discrepancias entre la ejecutiva provincial del PSOE y su portavoz en la Diputación, Irene García tiró ayer de galones y llamó a capítulo a los 12 diputados provinciales socialistas. La reunión se celebró por la tarde en San Antonio con la presencia añadida del responsable de Política Municipal de la ejecutiva, Francisco Menacho. Después de un debate intenso que se prolongó por espacio de dos horas y media y en el que no hubo acercamiento entre las partes, Menacho zanjó la discusión planteando la destitución inmediata de Román como portavoz y su relevo por Irene García. De inmediato, los seis diputados díscolos, con Román al frente de ellos, se levantaron de la mesa.

Curiosamente, la ejecutiva provincial socialista se agarró ayer a los mismos argumentos a los que se aferraba Cabaña cuando intentó frenar su relevo como portavoz del grupo, esto es, que el dictamen del partido debe imperar siempre sobre la opinión de cualquier grupo socialista. Pero Román, al que la ejecutiva acusa de actuar por libre, apela a la autonomía del grupo para no obedecer unas órdenes que conllevarían el relevo de uno o de varios de los cuatro cargos de confianza que tiene ahora el PSOE en la Diputación, así como ceder la totalidad del dinero que tiene asignado el Grupo Socialista.

En esta disputa con Román la corriente griñanista entiende que controlar directamente la asignación que percibe el grupo e incluir como personal de confianza, entre otros, a la nueva responsable provincial de Organización, Isabel Armario, mejoraría el funcionamiento interno del partido. Y, además, le echan en cara a Román que, de manera independiente a los cuatro cargos de confianza que tiene el PSOE en la Diputación, haya contratado hasta el final del mandato como administrativa y con fondos del grupo a Cándida Verdier, concejal y nueva secretaria local del Partido Socialista en Chiclana.

Mientras tanto, los críticos entienden que lo que busca la ejecutiva provincial es, a la desesperada, colocar a aquellos dirigentes que se alinearon con Irene García y que terminaron resultando clave este año para protagonizar el vuelco político en el PSOE provincial. La reducción de la estructura de la Junta, el pacto con IU y, por último, la decisión de dos consejeros de imponer como delegados territoriales en Cádiz a dos socialistas no adscritos al griñanismo (Angelines Ortiz y Federico Fernández) son elementos que llevan a esta corriente a entender que el partido se ha quedado con muy pocos huecos para colocar a sus fieles.

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