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Juicio por asesinato e intentos de homicidio

El Perniles es expulsado de su propio juicio

  • Después de varias advertencias para que permaneciese en silencio, el magistrado presidente del jurado acaba echando al acusado de la sala

El Perniles durante la celebración del juicio con jurado.

El Perniles durante la celebración del juicio con jurado. / Lourdes de Vicente

La cuarta sesión del juicio con jurado a El Perniles, acusado de asesinar a un joven de 25 años en Medina tras seccionarle el pecho con un machete e intentar matar a dos de sus amigos, parecía ser aburrida para el propio acusado. Con la mirada depositada en sus pies o en el vacío, este jueves estuvo largo tiempo balanceándose sobre su silla, que giraba de izquierda a derecha continuamente. También reclinaba el cuerpo hacia atrás estirando las piernas; cuando se cansaba, cambiaba de postura y se reincorporaba con las manos entrelazadas y apoyadas sobre la cara. Después, dejaba las manos caer sobre la mesa, haciendo sonar las esposas que lo engrilletaban contra la mesa de madera. Incluso con la mascarilla puesta, se intuían sus bostezos.

A pesar de esos gestos de indiferencia, El Perniles estaba escuchando perfectamente lo que se decía en sala. Tanto es así que justo en el momento en el que la fiscal del caso estaba relatando sus conclusiones finales, El Perniles interrumpió su discurso, como ya hiciera en otras sesiones anteriores de la vista oral, para intentar rebatir sus argumentos. Una vez más, pues han sido varias las llamadas de atención, el magistrado presidente del tribunal del jurado le advirtió que debía permanecer en silencio, a lo que el acusado respondió: "claro, claro". Pocos segundos después, el procesado volvió a farfullar por lo bajo, lo que provocó que el juez terminase expulsándolo. El Perniles abandonó la sala escoltado por los policías nacionales en dirección a los calabozos de la Audiencia de Cádiz.

La cuarta sesión del juicio con jurado siguió adelante en el Palacio de Justicia. La fiscal elevó sus conclusiones a definitivas y mantuvo su petición inicial: 41 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía y dos delitos de intento de homicidio con abuso de superioridad. La acusación particular, ejercida por la familia de la víctima mortal y los dos amigos perjudicados, también sostuvo su planteamiento primero: 55 años de prisión por un delito de asesinato y dos delitos de intento de asesinato.

La defensa, por su parte, consideró que los hechos acaecidos la noche del 6 de enero de 2018 en las inmediaciones de una discoteca en Medina podían tener encaje legal en un delito de homicidio consumado y en un delito de lesiones. Solicitó al jurado que aplicase la eximente completa -y alternativamente la incompleta- de enajenación, puesto que, según su argumentación, a la fecha de los hechos el encausado estaba afectado por un trastorno del comportamiento por su dependencia a la cocaína y al alcohol. Asimismo, pidió que estas circunstancias fuesen valoradas de manera subsidiaria como atenuantes en caso de condena. 

"El abogado de la defensa tira una moneda al aire", rebatió la fiscal. "El letrado defensor afirma que El Perniles tenía 100% anulada su capacidad de comprender y discernir en el momento del crimen. Después plantea como posibilidad que su capacidad cognitiva estuviese parcialmente anulada; y por último, levemente anulada. Sin embargo, esta parte, cuya imparcialidad es indiscutible, estima que el acusado sabía perfectamente lo que hacía", subrayó la representante del Ministerio Público, que, no obstante, añadió que "un trastorno mental no es un cheque en blanco ni un pasaporte para delinquir"

Asimismo, la fiscal incidió en su informe final en la "falta absoluta de credibilidad" del procesado, quien en su declaración aseguró que los tres jóvenes con los que se encontró en la discoteca Iris de Medina el 6 de enero de 2018 le propinaron una paliza. "¿Dónde estaban entonces sus lesiones? No tenía nada, solo una leve inflamación en el labio, tal y como explicó la médico que lo asistió tras su detención". 

La fiscal del caso también puso la lupa en el arma "letal" que empleó El Perniles en su ataque, un machete "afilado" de 65 centímetros de longitud total. "El acusado dijo que lo llevaba para cortar espárragos. No sé qué clase de espárragos se cortan con ese machete", interrogó con sorna. Además, recordó a los miembros del tribunal popular que El Perniles abordó a la víctima cuando estaba de espaldas. "Lo atacó por sorpresa. Joaquín no se lo esperaba; cuando giró, se lo encontró". En este punto, la Fiscalía trajo a colación las conclusiones de las forenses del Instituto de Medicina Legal, que descartaron que la noche de los hechos se hubiese producido un forcejo. "Joaquín no luchó, no tenía heridas defensivas, tal y como reflejó el informe de autopsia". 

Por último, la acusación pública recalcó que, tras la prueba practicada en la vista oral, no ha quedado probado el consumo habitual de tóxicos por parte de El Perniles. "No hay informes que lo acrediten más allá de su testimonio. Es más, el procesado ni siquiera ha recibido asistencia en el centro penitenciario en el que está interno por sufrir síndrome de abstinencia", concluyó. 

El Perniles regresó a la sala de vistas cuando su defensa expuso el informe final. Después, el encausado ejerció su derecho a la última palabra para pedir perdón a la familia de la víctima y mostrar su arrepentimiento.  

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