Sanidad

Médicos residentes en tiempos de pandemia

  • Con varios meses de retraso con respecto a la incorporación habitual pero los R1 ya han iniciado su labor en los centros sanitarios

  • Llegan cargados de ilusión pero también miedo ante el virus

Marta Rebollo, la primera por la izquierda, junto a sus compañeros Antonio, Carmen y Rosario en su primer día de residencia en el Puerta del Mar.

Marta Rebollo, la primera por la izquierda, junto a sus compañeros Antonio, Carmen y Rosario en su primer día de residencia en el Puerta del Mar.

Corren tiempos difíciles para los sanitarios. Profesionales de la medicina y la enfermería se están jugando la vida en una pandemia que llegó de puntillas pero que no sólo ha segado la vida de muchos pacientes sino también de sanitarios. Y aun así, nuestra juventud, esa misma que algunos desprecian por la irresponsable conducta de unos cuantos, está al pie del cañón, superando obstáculos, estudiando miles de horas, invirtiendo tiempo y dinero para acabar una carrera, para aprobar un MIR y para iniciar una carrera laboral en el peor tiempo posible. Pero, claro, ningún mar en calma hizo buenos marineros. Quizá por eso, los residentes de primer año (R1) que se han incorporado recientemente a sus puestos de trabajo en hospitales y centros de salud gaditano afrontan la tempestad de olas víricas que nos azota, y que parece no tener final, con ilusión y una sonrisa. Es su mejor arma ante la adversidad, la que les ayuda a sobrellevar el miedo, que lo tienen, como la mayoría, y a hacer el trabajo para el que llevan muchos años preparándose. Algunos toda la vida.

Este diario ha hablado con algunos de estos residentes para comprobar qué tal están afrontando estos primeros días de trabajo en unas circunstancias tan especiales. Una de ellas es la doctora Marta Rebollo, R1 de pediatría que ha empezado sus cuatro años de residencia en el Puerta del Mar, donde compagina su labor en neonatología con guardias pediátricas en el servicio de urgencias del mismo centro. “Antes de llegar al Puerta del Mar -explica- estuve un mes en un centro de salud de Jerez, pero como médico general, no en mi especialidad que es la pediatría. Aquí sí que estoy en lo mío, en lo que me gusta, aunque sea en una situación tan complicada por la pandemia”.

Marta aclara que cada niño que sube a su unidad lo hace “con la PCR hecha” y que cuando le toca guardia en urgencias es algo especial. “Si estamos en la zona del circuito respiratorio tenemos que ponernos los EPI para ver a los niños. Aunque en muchos casos sólo tienen un resfriado con algo de fiebre. Los niños los pobres tienen que vernos como astronautas, con esos trajes, las gafas, la mascarilla, la pantalla. Debe ser bastante chocante para ellos”. “La limpieza es máxima. Limpiamos hasta los fonendos cada consulta, intentamos tocar lo menos posible al pequeño”.

Algunos niños que tienen que someterse a una cirgugía deben aguardar hasta que la PCR sea negativa en caso de haberse contagiado. Incluso nos ha pasado que ha subido a la planta el niño con PCR negativa pero alguno de los padres sí que ha dado positiva.

Marta reconoce que estos meses desde que aprobó el MIR hasta conseguir la plaza en Cádiz han sido “de mucha incertidumbre. Generalmente nos incorporamos en mayo, pero este año, con el tema de la pandemia, se ha prolongado hasta septiembre. Además las noticias iban cambiando, primero nos decían que la elección sería telemática, luego en persona, iban llegando nuevas noticias y había que estar pendiente todos los días”.

Marta es de Cádiz y ha decidido iniciar su carrera médica en la ciudad, “aunque al principio no es que lo tuviera muy claro. Pero estoy contenta”.

Reconoce que en la capital gaditana “no hay muchos niños con coronavirus y los que hay, por regla general, son asintomáticos”.

Junto a Marta se incorporaron otros tres R1 a pediatría: Rosario, Antonio y Carmen. Juntos, los cuatro, tienen la difícil tarea de terminar su formación como médicos sobre el terreno en un momento complicado. Pero seguro que lo consiguen.

Ana Marrodán se está encargando de rastrear los casos de covid desde el Centro de Salud del Olivillo. Ana Marrodán se está encargando de rastrear los casos de covid desde el Centro de Salud del Olivillo.

Ana Marrodán se está encargando de rastrear los casos de covid desde el Centro de Salud del Olivillo.

Ana Marrodán es R1 de enfermería y está destinada en el Centro de Atención Primaria del Olivillo. Nacida en Sevilla, siempre le gustó Cádiz y eligió la ciudad para iniciar una labor complicada. “La situación da miedo, impone respeto, es la verdad. Ves casos de contagiados de cerca y cuentan experiencias que ponen los vellos de punta”, dice.

También reconoce que su incorporación “ha sido dura”. “Desde febrero que aprobé hasta que me pude incorporar se ha hecho muy largo, y más hacerlo en una situación tan difícil. Ha habido falta de información pero propiciado por la incertidumbre que ha provocado la pandemia, que nadie sabía cuando podríamos incorporarnos”.

Ana, como enfermera especializada, lamenta que por culpa de la pandemia “no se pueda realizar una atención más personalizada. Hay tensión, hay miedo, pero salimos adelante”.

En estos momentos Ana está realizando labores de rastreo de posibles contagios covid. “Yo estoy encantada porque es otra forma de ver al paciente, aunque es duro porque es mucha carga de trabajo para la poca gente que somos. Es muy interesante, reconfortante en muchos casos”.

Advierte que en las últimas semanas sí que se ha notado esa subida en la tasa de incidencia del virus. “Es que hay gente que es positiva y no cumple con los protocolos, con las medidas que les decimos. Eso provoca a veces que haya frustración. A veces la respuesta de la población no es la adecuada”, reconoce. Aclara que a pesar de las miles de muertes por el coronavirus que se están produciendo en nuestro país “hay gente que no se lo toma en serio. Otros sin embargo sí que lo hacen, hasta el punto que se enfadan cuando pasan cinco días y no hemos podido llamarles. Hay que tener buen talante en este trabajo. Nosotros los entendemos, pero es que no damos abasto. Hay una gran sobrecarga de trabajo”.

Por último, lanzó una queja muy comprensible en una persona que tanto ha estudiado para conseguir su especialidad. “Es muy frustrante tener un área de enfermería, conseguir tu plaza, dedicar tantas horas, y que luego exista una falta de especialización terrible en la enfermería. Hace falta que se reconozca porque no hay unión en este aspecto. Actualmente sólo las enfermeras que tienen la especialización de matrona están reconocidas”, nos cuenta.

Paula Garzón, en su consulta del Centro de Salud de La Laguna, en la capital gaditana. Paula Garzón, en su consulta del Centro de Salud de La Laguna, en la capital gaditana.

Paula Garzón, en su consulta del Centro de Salud de La Laguna, en la capital gaditana.

La última medico que relata su experiencia como R1 es Paula Garzón, que ha iniciado su carrera profesional en el Centro de Salud de La Laguna como médico de familia. “Se hace todo un poco raro –comenta–. Tengo ilusión igualmente, y todos tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos, pero es un poco extraño no poder tener más contacto con los pacientes. Siempre me queda la espinita de saber si podría haber hecho algo más en caso de haberle tratado personalmente. También, sobre todo a las personas mayores, se les nota que preferirían un trato directo. Pero claro, hay que evitar riesgos”.

Paula confirma lo que ya han expresado algunos de sus compañeros en reportajes anteriores: que la Atención Primaria está saturada. “Además de las consultas diarias hay que atender los casos covid, hacer su seguimiento, y al final todo eso repercute. Estamos desbordados, es la verdad”.

Paula es de Badajoz pero ha iniciado encantada su trabajo en Cádiz. “Estoy contenta aquí. Me encanta la playa y la ciudad”.

Además de pasar consulta en el centro de atención primaria tiene guardias en urgencias del Puerta del Mar. “Noto el hospital con mucha gente, y eso que ahora con el toque de queda a esa hora se queda más tranquilo, pero hay días que la situación es complicada”.

Al igual que sus compañeras, Paula intenta adquirir experiencia en el peor de los tiempos posibles, el tiempo de los valientes.

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