Distribución y producción del sector del corcho en Andalucía

Andalucía genera más de la mitad de todo el corcho que se produce cada año en España pero sólo una parte se queda en la región para ser convertido en tapones, placas para aislamiento térmico o artesanía. Y el producto que sale desde la comunidad autónoma como exportación, mayoritariamente hacia Portugal, lo hace a un precio mínimo precisamente por tratarse de las placas brutas del alcornoque o sometidas a un tratamiento básico, lo que deja escapar la generación de un importante valor añadido y empleo en la industria transformadora.

Pero para que el corcho tenga futuro resulta necesario, ante todo, trabajar en la regeneración de la masa forestal para garantizar que las próximas generaciones de empresarios y trabajadores dispongan de un material de buena calidad.

Menos de 30 empresas se dedican en la región a la transformación de las placas brutas

Estas dos son, a grandes rasgos, las principales conclusiones y retos que traza el borrador del Plan estratégico del corcho y el alcornoque en Andalucía con el que la Junta pretende trazar al sector la senda hacia la sostenibilidad para una práctica milenaria y de incontestable valor medioambiental. El documento, en fase de borrador, contempla una vigencia para los próximos 20 años con revisiones quinquenales.

Exportaciones de corcho y productos derivados

"Se trata del primer plan propiamente dicho que se elabora para impulsar el sector. Del proceso de elaboración, en el que han participado científicos y técnicos, creemos que ha salido un documento bastante serio y riguroso que ahora está abierto a las aportaciones de todos los agentes implicados antes de que pase por el Consejo de Gobierno", explica a este periódico Javier Madrid, director general del Gestión del Medio Natural de la Consejería de Medio Ambiente.

El alcornoque y el corcho tienen gran importancia en Andalucía -especialmente para las provincias de Cádiz y Huelva- como herramienta para el desarrollo socioeconómico de las zonas rurales y generador de bienes y servicios difícilmente cuantificables: sumidero de dióxido de carbono, fuente y refugio de biodiversidad, desempeña un papel clave para evitar y prevenir la erosión y desertificación.

Andalucía se ha convertido en un territorio productor, salvo iniciativas puntuales de transformación. Unas cuantas cifras extraídas del borrador sirven para poner de manifiesto el desequilibrio entre los platillos de la producción y transformación en la balanza. Sólo el pasado año la producción regional de este material natural se saldó con unas 36.000 toneladas de las que casi 15.000 salieron de los bosques de Cádiz, donde se concentra el 30% de las 320.000 hectáreas de alcornocal andaluz. El producto exportado apenas alcanzó un valor medio de 2,4 euros por kilogramo mientras que hay menos de una treintena de empresas transformadoras (ver gráficos).

Madrid insiste en que los empresarios del corcho deben hacer piña e involucrarse para ser parte de su propio futuro. "Los productores solos no van a ningún lado. A través de este plan también queremos fomentar el asociacionismo para perseguir los dos principales fines, la regeneración del alcornocal y el fomento de un tejido industrial que genere más actividad económica", enfatiza.

El sector asegura vivir en una constante crisis que se ha visto acrecentada en los últimos años por el agravamiento del estado fitosanitario de la masa boscosa o adehesada. "Por eso creemos que debemos comenzar por la producción. Regenerar el alcornocal para garantizar la materia prima, mantener el liderazgo en la producción y aumentar la calidad para que resulte certificada y eleve su valor. El corcho está, en general, envejecido", alerta el técnico de Medio Ambiente.

"La regeneración es vital. Si no hay nuevos alcornoques, el sector no seguirá adelante", coincide Jorge Romero, alcalde de Los Barrios, localidad cuyo 70% de su término municipal está dentro del parque natural de Los Alcornocales. Los Barrios, como otros municipios del entorno, posee un importante número de fincas públicas de alcornoques. De hecho, menos de un 20% de la superficie forestal de esta especie está en manos privadas. Ello puede contribuir a la puesta en marcha de acciones piloto de repoblación.

Sobre la transformación, el director general de la Junta compara la necesaria evolución del corcho con otras actividades como el aceite o el vino, exportados a granel durante décadas y que ahora cuenta con marchamos de calidad vinculados al origen, producción agrupada en cooperativas y pautas de economía de escala. "Ese salto cualitativo ha costado dinero y años de trabajo. Pero creemos que puede darse también con el corcho", apunta el responsable de Medio Ambiente.

La transformación se trabajará en paralelo con la regeneración. La iniciativa propone que por lo menos el cocido de las placas brutas se realice mayoritariamente en Andalucía. "Y también otros procesos industriales básicos como la molienda. No dejamos de lado la transformación, pero antes toca garantizar la calidad del producto apostando por el mantenimiento de la superficie forestal", apunta Madrid.

La mano de obra es otra de las patas sobre las que se asienta la actividad. Sin embargo, los trabajadores dicen sentirse excluidos del plan, según relata Juan Manuel Gutiérrez, presidente de la asociación de corcheros y arrieros El Bornizo. "El plan nos trata muy mal. A los trabajadores sólo se nos nombra en dos ocasiones. Y es para atribuirnos como una de las causas de la seca y del encarecimiento del producto. Queremos que se nos escuche y no descartamos llevar nuestras reivindicaciones al Parlamento de Andalucía. El corcho no se extrae solo. Somos el eslabón principal", demanda Gutiérrez, quien también aboga porque la estrategia andaluza derive en mejores condiciones laborales para una actividad física muy dura y la incorporación de la mujer.

El borrador contempla más de medio centenar de propuestas de acción que casan con los objetivos principales. Una vez que el documento quede enriquecido con las aportaciones de todo el sector (proceso que actualmente está en marcha), será aprobado por el Consejo de Gobierno. La financiación de las medidas correrá por cuenta de la Junta, con apoyo de fondos europeos y de otras administraciones.