Elecciones europeas

Las candidaturas "ficticias" en Italia, ¿una burla a los votantes?

La primera ministra italiana, Georgia Meloni.

La primera ministra italiana, Georgia Meloni. / RICCARDO ANTIMIANI (Efe)

Italia es diferente: la primera ministra y la líder de la oposición valoran presentarse a las elecciones europeas, unas "candidaturas ficticias" llamadas a convertir la cita de junio próximo en un gran sondeo de los complicados equilibrios políticos del país y que los europeístas italianos consideran una "burla" a los votantes.

La ultraderechista Giorgia Meloni, jefa del Gobierno y líder de Hermanos de Italia (HdI), y la progresista Elly Schlein, secretaria del Partido Demócrata (PD), aún no han decidido si concurrirán como cabezas de lista a las europeas, en las que sí está confirmada la candidatura de Matteo Renzi, líder de la centrista Italia Viva (Iv).

Aunque la batalla es para ocupar un escaño en el Parlamento europeo, ninguno de ellos viajará a Estrasburgo, pero sus nombres "dan mucho valor" en un país en el que hay "una fuerte personalización de la política", explica a Efe Alberto Vannucci, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pisa.

En Italia, las europeas "son percibidas por los partidos como un competición para tener más fuerza en la negociación política italiana" y ahí los nombres y las "candidaturas ficticias" cuentan, pero también "dan una idea da la escasa seriedad de su europeísmo" y de la "baja opinión que tienen los líderes de sus electores", añade.

El dilema de las líderes

"Los votantes saben que después no irás a Europa, pero si quieren confirmar su aprobación, eso también es democracia", dijo Meloni en la rueda de prensa de Fin de Año, cuando lanzó el guante a Schlein: "Mi candidatura podría llevar a otros a hacer lo mismo. Pienso en la oposición, podría ser una prueba democrática muy interesante".

La votación europea aparece así como "una especie de gran sondeo nacional con el que medir el poder de sus partidos y el sistema de equilibrios tanto de la mayoría gubernamental, para decidir las políticas del Ejecutivo, como dentro de la oposición", según Vannucci.

Los comicios pueden tensionar la coalición gubernamental, formada por HdI, la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia (FI) de Antonio Tajani, pero también el interior del PD, y además, el voto italiano de las europeas es tradicionalmente muy volátil: en 2014 el PD de Renzi superó el 40%, mientras que en 2019 la Liga de Salvini obtuvo más del 34%.

Se trata, explica el politólogo, de aprovechar "esas fortísimas oscilaciones" en los duelos internos, como el de Meloni con Salvini o el de Schlein con Stefano Bonaccini, presidente y peso pesado del partido, o entre distintos grupos opositores, como el PD y el populista M5S.

Sin peligro para Meloni

Segura de su fuerza, Meloni ha aceptado incluso un hipotético debate televisivo con Schlein, pues, según las últimas encuestas, su partido suma un 28% de apoyo, por delante PD (19%), Movimiento 5 Estrellas (16%), Liga (9%), FI (7%), Verdes-Izquierda (4%), Acción (3,5%) e Iv (3%).

Y aunque dijo que decidiría "junto con los demás líderes de la mayoría", lo cierto es que Salvini ya ha anunciado que él no se presentará y Tajani, ex presidente del Parlamento Europeo, lo desaconseja.

"FI afronta la crisis de la sucesión de (el fallecido, Silvio) Berlusconi, ligada al escaso carisma de su heredero", "Salvini debe reducir el daño que sufrirá tras sus grandes resultados de las últimas europeas y Meloni debe confirmar su papel de líder", resume Vannucci.

El peligro de división existe, "aunque en las europeas, en las que cada partido se presenta por separado, las diferencias pueden modificar el poder negociador de las formaciones, pero no ponen en peligro los acuerdos políticos".

Una burla a los electores

Schlein duda asimismo sobre si presentarse, aunque Bonaccini, que podría hacerlo también, dice que la candidatura de la líder del PD no es necesaria porque el partido "dispone de una clase dirigente auténtica y plural, al contrario que Meloni".

La mayor oposición a las "candidaturas ficticias" llega de los grandes europeístas de la política italiana: Romano Prodi, ex primer ministro y ex presidente de la Comisión Europea, las califica de "ofensa para la democracia", mientras la ex ministra y ex eurodiputada Emma Bonino habla de "burla" a los electores.

Preguntada sobre la polémica, la presidenta de los socialdemócratas en la Eurocámara, la española Iratxe García Pérez, asegura a Efe que "lo importante es que los partidos presenten sus proyectos con independencia de los perfiles de los candidatos" y que "el verdadero reto en Italia, pero también los demás países, es hacer un debate real sobre la importancia de estas elecciones".

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