La carrera hacia el altar de Eva González y Cayetano Rivera -que se darán el sí quiero el próximo viernes en Mairena del Alcor, el pueblo natal de la modelo sevillana- se ha dibujado con rosas pero también con espinas; pero ya lo dicen, eso es precisamente lo que hace las relaciones más fuertes y la de estos dos guapos parece, a estas alturas, a prueba de bombas. Fue en la primavera del 2009 cuando una portada de ¡Hola! traía las primeras imágenes de la presentadora de Se llama copla y el hijo de Carmina Ordóñez felices y enamorados paseando como una pareja por las calles de Roma. Desde el momento en el que se hizo público su amor la discreción fue la nota característica de su noviazgo, con escasas apariciones en público e inexistentes muestras de cariño compartidas. Fue en el photocall de una fiesta de Loewe, de la que el diestro era imagen, donde una sonriente Eva de rojo y un atractivo Cayetano de esmoquin confirmaron en sociedad que estaban juntos, y muy bien avenidos. Esa noche no se soltaron de la mano, posaron juntos ante los flashes por primera vez y no ocultaron sus miradas acarameladas. Había pasado casi un año desde que se hizo pública su relación. Luego vinieron otras tantas apariciones; cómo olvidar el posado a las puertas de Dueñas el día de la boda de la duquesa de Alba con Alfonso Díez.

No obstante, los malos tiempos llegaron y es que no es oro todo lo que reluce por mucho cuerpo escultural y belleza que haya de por medio. El fuerte carácter de la andaluza hicieron temblar los cimientos de su historia de amor en distintas ocasiones hasta que a finales del 2013 decidieron dar por finalizada su vida en común. Eva decidió volcarse en el trabajo y Cayetano dar la vuelta al mundo. A lo largo de este paréntesis, que duró lo que un embarazo, nueve meses, y tras mucho reflexionar sobre el futuro de su relación ambos apostaron por su amor y lo hicieron "con toda la ilusión del mundo y alegría", tal y como confesó Rivera. Un nuevo nidito de amor en el centro de Madrid, otra actitud con muestras de cariño en público incluidas, apoyo incondicional en sus respectivas carreras profesionales y, sobre todo, ganas de que lo suyo funcione llevaron a la pareja a comprometerse el pasado verano. Ya en capilla y a solo dos días de su gran enlace, están como locos por dar el paso y así demostrar al mundo que lo suyo es amor, del bueno.