Elecciones

Una guerra de cuatro

  • La provincia puede tener por primera vez más de dos partidos en el Congreso Además de PSOE y PP, C's y Podemos aspiran a hacerse con representación en Huelva.

LA campaña más abierta que se recuerda comienza en Huelva con una lucha encarnizada por los dos últimos escaños onubenses, paralela a la que hace cuatro años disputasen PP y PSOE por el quinto diputado pero que ahora tiene hasta cuatro contendientes: los dos partidos tradicionales, Ciudadanos y Podemos. El pluripartidismo que se ha ido consolidando a lo largo de las dos convocatorias electorales de 2015 (autonómicas y municipales) se acerca ahora al Congreso y dibuja un escenario inédito para Huelva, reflejo del que se visualiza en el resto del país: por primera vez, la provincia podría llevar a más de dos partidos al Congreso de los Diputados.

Así lo recogen los distintos sondeos que se han ido realizando, de los propios partidos o de consultores externos. El último dado a conocer, antes de que se publique hoy el tradicional sondeo preelectoral del CIS, arroja un resultado en esa línea: el PSOE se quedaría con dos escaños, el PP con uno, Podemos con otro y el quinto sería para Ciudadanos. La encuesta realizada por Redondo & Asociados Public Affairs Firm dibuja un grupo parlamentario onubense muy alejado del tradicional de 3 diputados socialistas y 2 populares, tornado en tres del PP y dos del PSOE en las últimas elecciones generales, las de la oleada popular y el voto de castigo contra José Luis Rodríguez Zapatero. El contexto no podría ser más distinto en estos momentos: el bipartidismo imperante hasta no hace tanto prácticamente ha desaparecido y el escenario que se dibuja es tan abierto que la campaña electoral se configura como determinante. Así, las encuestas realizadas presentan variaciones múltiples, desde un 3-1-1 a un 2-2-1 pasando por los cuatro partidos en el Congreso, pero siempre con victoria socialista, prácticamente la única predicción fiable que es posible hacer antes del 20-D.

El PSOE parte en cabeza como es habitual tras la debacle sufrida hace cuatro años, cuando por primera (y única) vez el PP le adelantó en unas elecciones en Huelva. Partiendo de su peor resultado desde que Felipe González llegase al poder en 1982, el PSOE aspira a recuperar ahora ese terreno perdido en una provincia de corazón socialista y pasar de los dos diputados actuales a los tres que tradicionalmente han ostentado en Huelva. Con los resultados de las autonómicas en la mano los tendrían, aunque el panorama político ha cambiado mucho desde marzo. Para ello presenta una candidatura renovada pero compuesta por veteranos socialistas, con un exconsejero de Medio Ambiente al frente para el Congreso, José Juan Díaz Trillo, y el alcalde de Aracena, Manuel Guerra, como número 1 al Senado. En la Cámara Alta, los socialistas esperan volver a los tres escaños, también arrebatados por el PP en 2011.

Si el PSOE batalla por el tercer diputado el PP lo hará por el segundo el próximo 20-D. Obtener el tercero es una utopía y su segundo diputado está acechado por los partidos emergentes. Con la ministra de Empleo, Fátima Báñez, de nuevo al frente de la candidatura al Congreso, en este caso la renovación de la lista ha recaído en los puestos más difíciles de lograr. Sí cambia el número 1 al Senado, que ostenta la alcaldesa de Valverde del Camino y secretaria general del PP-A, Loles López. Su escaño en la Cámara Alta es el único que se presenta como seguro, frente a los 3 que ahora tienen los de la gaviota. Esa inclusión supone para los populares tener que resolver otra cuestión en enero: la salida de las alcaldías, si obtienen escaño, de Loles López y el número 2 al Congreso, el alcalde de Palos Carmelo Romero, siguiendo las directrices marcadas por la Ejecutiva regional del partido.

Enfrente de los partidos tradicionales, la personificación del cambio se refleja en dos candidaturas compuestas de neófitos. Ciudadanos y Podemos encabezan sus listas con personas desconocidas, confiando la potencia de su marca y sus líderes. Especialmente los Ciudadanos de Albert Rivera, que prácticamente recién nacidos como partido nacional lograron un diputado autonómico en marzo y fueron capaces de obtener un diputado provincial en las elecciones locales a pesar de haberse presentado sólo en cinco municipios. Desde entonces han venido creciendo y acaparando protagonismo, con 200 militantes, agrupaciones constituidas oficialmente y una estructura con la que afrontan unas elecciones nacionales en las que ya no aspiran a ser bisagra, sino a gobernar según su presidente. En el ámbito local, buscan colocar a su número 1, Rafael Corrales, en ese cuarto o quinto escaño, conscientes de que es una tarea difícil por el elevado número de votos que requiere pero confiando en la marca Rivera que hasta ahora parece imparable.

En la misma tesitura se sitúa Podemos, que con los resultados de las autonómicas se quedaría a poco más de 200 votos de lograr el quinto escaño de Huelva pero conocedor de que desde entonces el panorama ha cambiado para la formación morada, que ha ido perdiendo apoyos. El partido de Pablo Iglesias también logró un diputado andaluz el pasado mes de marzo y tras el experimento de disgregación en las municipales ha hecho una apuesta arriesgada para las nacionales: colocar a candidatos cuneros (de provincias distintas a aquellas por las que se presentan) en los números 1 de las listas al Congreso, en el caso de Huelva, la sevillana Isabel Franco. Esa experiencia ha despertado críticas desde Andalucía, pero se espera superar el hecho cunero con la fuerza de la marca, en la confianza de que el nombre que encabeza la lista es lo menos importante.

En el caso de IU-Unidad Popular conseguir un escaño roza el terreno de lo utópico. La coalición parece predestinada a caer de nuevo al quinto puesto que ocupó en las pasadas elecciones autonómicas, frente al tercero que tuvo en las generales de hace cuatro años. La renovación en este caso pasa por el PCA, del que procede el número 1 al Congreso, Daniel Hernando.

Once candidaturas en total competirán por los votos de 396.383 electores en una campaña sin grandes actos y en la que a priori no se espera la presencia de los líderes nacionales de los partidos. El 2015 será la confirmación de otra forma de hacer campaña, la de microactos, reuniones con grupos de interés, visitas y uso de las redes sociales. Nada de mítines multitudinarios en la Plaza de las Monjas o la Casa Colón. Una nueva forma de hacer política que hace ya semanas se está reflejando en la omnipresencia de los presidenciables en programas televisivos de entretenimiento de todo tipo. El resultado, dentro de 17 días.

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