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Economía

El comercio del centro de El Puerto no se resigna a morir

Las peatonalizaciones sin aparcamientos cómodos, cercanos y asequibles han afectado a la actividad comercial.

Las peatonalizaciones sin aparcamientos cómodos, cercanos y asequibles han afectado a la actividad comercial. / Julio González

El diseño urbanístico que se impone en una ciudad o un territorio puede favorecer a un determinado sector económico en detrimento de otro. Igual que la implantación de parques solares o eólicos en parajes de atractivo natural acaba dañando al turismo rural en favor de las grandes corporaciones energéticas, la progresiva peatonalización de los centros urbanos sin medidas correctoras (aparcamientos cercanos y asequibles) terminan afectando al pequeño comercio en favor de la hostelería, que puede expandir sus negocios ocupando con terrazas lo que anteriormente fueron estacionamientos públicos.

Aunque el comercio del centro, además de la falta de aparcamiento, tiene que enfrentar otros problemas, como la escasa población estable, competencia de los gigantes del comercio electrónico y las grandes superficies (con cientos de cómodos estacionamientos), los negocios del casco histórico tienen una baza a su favor: el gran número de festividades y eventos existentes a lo largo del año, unido a una atención más personalizada.

Una imagen de estas navidades en una calle del centro. Una imagen de estas navidades en una calle del centro.

Una imagen de estas navidades en una calle del centro.

La mayor parte de las fiestas tienen como escenario de celebración los centros urbanos de las ciudades, o al menos así ha sido tradicionalmente, por lo que en cascos históricos tan extensos y poco poblados como el de El Puerto las campañas que se hacen durante dichas fiestas son fundamentales para la supervivencia de los comercios, aquellos que resisten a duras penas, con una baja densidad poblacional, que es el precio que paga la ciudad por conservar su patrimonio.

Cada campaña o evento que favorece la dinamización del casco histórico, diseñada para sacar al público a la calle, es una bocanada de aire para la supervivencia de este comercio. Más aún en una situación donde muchas oficinas del centro han cerrado con la adopción del teletrabajo.

Entidades como el Centro Comercial Abierto estaban orientados precisamente a fomentar esta dinamización, pero la entidad dejó de existir y con ella un actor cualificado en la lucha por la supervivencia de los negocios del centro.

Otras asociaciones, como la antigua Acocen, también decayeron, producto quizás de otra época, en la que existía una generación de pequeños y medianos comerciantes muy profesionalizados, con negocios de calidad abiertos al público, y cuya opinión contaba a la hora de hacer modificaciones en el espacio urbano que pudieran afectar a su actividad. Los negocios de una gran parte de esa generación fueron cerrando a medida que entraron en edad de jubilarse, aunque algunos finalmente también se vieron afectados por la despoblación del centro y las semipeatonalizaciones.

Clientas en un comercio de una de las calles céntricas de El Puerto. Clientas en un comercio de una de las calles céntricas de El Puerto.

Clientas en un comercio de una de las calles céntricas de El Puerto. / D. C.

Las peatonalizaciones comenzaron en El Puerto a mediados de los años 90, con los proyectos de ‘urbanismo comercial’, que paradójicamente a quienes menos favorecieron fue al comercio, tanto por el cierre prolongado de calles en obras durante meses, como por la ulterior supresión de cientos de aparcamientos gratuitos a pie de calle, a los que podía optar cualquier persona que bajara al centro.

Desde entonces, con la apuesta por un modelo de ciudad que parece priorizar como alternativa para el casco urbano la proliferación de apartamentos turísticos y el aumento de terrazas, las peatonalizaciones han ido en aumento, existiendo actualmente un gran número de locales desocupados donde hubo comercios que tuvieron que cerrar o trasladarse, de manera que algunas calles ofrecen un panorama desolador.

En las recientes fiestas navideñas se ha producido en el centro una ‘tormenta perfecta’ a efectos comerciales, como ha lamentado Revive Puerto, ya que los negocios han tenido que lidiar con la dificultades de acceso por las obras de ‘Pasillo Amable’, la falta de aparcamientos, o la ausencia de apoyo para conseguir ofertas de parking asequibles. A ello se une la escasez de actividades navideñas de dinamización en la calle, destinadas a un público susceptible de dar vida a dichos comercios. Pese a estas circunstancias adversas, muchos negocios del centro se resisten a morir, cultivando el trato personalizado en la gestión de ventas.

Se trata de que el público acuda al centro y genere movimiento de compras, y es importante para ello diseñar campañas apropiadas, contando con la participación de los comerciantes, cuyo sustento depende de la supervivencia de sus negocios.

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