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Antiguos alumnos del colegio san Luis Gonzaga

Rufino de Amusátegui, abogado y notario

  • Falleció en La Línea de la Concepción en el año 1940

Rufino de Amusátegui (1867-1940).

Rufino de Amusátegui (1867-1940). / José María de Amusátegui de la Cierva

Rufino de Amusátegui Goicoechea nació en Cádiz el 28 de febrero de 1867 y fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de dicha ciudad. Era hijo de Manuel Antonio de Amusátegui Barrenechea (1831-1885), natural de Algorta (Vizcaya), y de la gaditana de ascendencia vasca Alberta Goicoechea Echevarría († 1896). El matrimonio tuvo al menos ocho vástagos más, de los que alcanzaron la edad adulta tres mujeres (Javiera, María del Carmen y Teresa), mientras que otro varón —Manuel Antonio— falleció con 11 años, muriendo párvulos los restantes. El señor Amusátegui Barrenechea, “comerciante capitalista”, consignatario y accionista de la naviera Olano, Larrinaga y Compañía, será nombrado alcalde liberal de Cádiz en dos ocasiones (1881 y 1883). Tras su dimisión, en febrero de 1884 accedió a la alcaldía el conservador Eduardo Genovés.

Amusátegui alcanzó la dignidad de ‘príncipe del colegio’ por su intachable conducta

Una vez superado con la calificación de notable el examen de ingreso en segunda enseñanza en el Instituto de Cádiz (16 septiembre 1876), Rufino de Amusátegui hizo su matrícula en dicho centro, recién elevado a la categoría de provincial, aprobando las cinco asignaturas de las que se examinó durante los cursos 1876-1877, 1877-1878 y 1878-1879 con dos notables y tres sobresalientes (dos de ellos con premio). El 18 de septiembre de 1879, Rufino ingresó interno en el colegio de San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María (Cádiz), dirigido por la Compañía de Jesús. También fueron admitidos entonces, entre otros portuenses, Agustín Aldaz Toro, Guillermo de Alberti Sánchez Bustamante, Manuel del Cuvillo Sancho y José Merello Gómez. En este año académico, el padre José María Vélez estaba al frente de una comunidad de 28 jesuitas, que atendían a 218 alumnos (internos el 77 % de ellos). Tras una ausencia de un curso, Rufino de Amusátegui regresó al colegio en octubre de 1881, ya en el rectorado del padre Miguel Sánchez Prieto, y obtuvo varios primeros premios de aprovechamiento como alumno de cuarto año. Además, fue proclamado brigadier de la primera división y elegido prefecto de la congregación de San Luis. En el curso siguiente, Amusátegui alcanzó —por su “intachable conducta”— la suprema dignidad de “príncipe del colegio”, honor que en la tercera proclamación (8 abril 1883) recayó en Francisco Menchaca Preston. Volvió a pertenecer Rufino a la junta de la congregación, esta vez como asistente, mientras que el cargo de prefecto lo ocupó el granadino José de Roda López.

Rufino de Amusátegui. Rufino de Amusátegui.

Rufino de Amusátegui.

El 22 de abril de 1884, nuestro biografiado intervino en una brillante academia de Agricultura, asignatura que impartía el jesuita Cesáreo Eguidazu, disertando sobre la filoxera junto con sus compañeros Francisco Picardo, Juan de Dios Pequeño y Luis Francisco Verges. El expediente académico de bachillerato de Rufino refleja que revalidó con sobresaliente —ante las distintas comisiones de catedráticos del Instituto de Jerez— las ocho asignaturas oficiales que cursó durante su estancia en el colegio de San Luis. Con igual nota superó los dos ejercicios del grado, que realizó con 17 años, en junio de 1884. Acto seguido, el flamante bachiller comenzó en la Universidad Literaria de Sevilla los estudios de Filosofía y Letras y de Derecho. Obtuvo el grado en la primera licenciatura el 2 de diciembre de 1887 y en la segunda el 27 de junio de 1890, en ambas con la calificación de sobresaliente.

En julio de 1893 se incorporó al Ilustre Colegio de Abogados de Madrid

El 30 de junio de 1892, Rufino de Amusátegui se doctoró en Derecho en la Universidad Central de Madrid con la tesis “Conflictos internacionales”, que mereció la máxima calificación. El 2 de octubre de ese año casó en la iglesia de San Francisco el Grande con la jiennense Catalina Rodríguez de Gálvez Bonilla (1868-1957), de cuyo matrimonio nacerán dos varones y cinco mujeres. En julio de 1893, Amusátegui —con domicilio en el número 64, piso primero, de la calle Preciados— vio aprobada su solicitud de incorporación al Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Vacante la cátedra de Derecho Civil en la Universidad de Salamanca, fue admitido como opositor, si bien no compareció al acto de presentación el 22 de marzo de 1897. Convocadas en diciembre de 1903 por el Ministerio de Gracia y Justicia cien plazas del Cuerpo de Aspirantes al Notariado, nuestro biografiado ingresó en dicho cuerpo tras reñida oposición, siendo nombrado por Real Orden de 14 de abril de 1905 aspirante de tercera clase, con el número 80 del escalafón general. El 13 de octubre siguiente tomó posesión de la notaría vacante de Medina de las Torres (Badajoz). Un año después (10 octubre 1906) fue nombrado para servir la notaría de la villa navarra de Fitero (distrito notarial de Tudela), aunque su toma de posesión se demoró —por motivos de salud— hasta agosto de 1907. Entre los colaboradores del semanario La Voz de Fitero (1912-1913) encontramos a Rufino de Amusátegui, descrito por el escritor fiterano Manuel García Sesma (1902-1991) como “un hombre culto, honrado, tolerante, fino y entusiasta de todas las causas nobles”.

Por antigüedad en la carrera, Amusátegui obtuvo sucesivamente las notarías de Falces (distrito de Tafalla) y Briones (distrito de Haro), en febrero y agosto de 1914, respectivamente, hasta que el 10 de diciembre de 1915 se hizo cargo de la de Los Arcos, en el distrito de Estella, para la que había sido nombrado casi tres meses antes. En noviembre de 1918 pasó destinado a la ciudad de Corella (distrito de Tudela), donde ejerció su profesión durante casi 13 años. En la Guía de Navarra (1925-1926), de Ángel Sáiz-Calderón, además de como notario, figura Amusátegui en calidad de director del periódico quincenal local La Juventud, “Órgano de la Juventud Católica”, que se redactaba en la calle Mayor, 40. Colaboró también en el número homenaje, dedicado a Corella, de la publicación La Novela de Viaje Aragonesa (1928), donde —tras elogiar al general Miguel Primo de Rivera— aseguraba: “El estatuto social de Corella es todavía, gracias a Dios, de gran solidez católica, y en ella, en esa solidez, sabrán edificar los corellanos el nuevo orden social que se está formando en el mundo”.

Tras la sublevación militar Amusátegui se refugió en Gibraltar, en el Rock Hotel

Por Real Orden de 16 de marzo de 1931, Amusátegui Goicoechea fue nombrado para la notaría gaditana de San Roque (colegio notarial de Sevilla) —vacante tras el traslado de su titular, Raimundo Casal Soto—, de la que tomó posesión el 9 de mayo de 1931, en los albores de la Segunda República. Un año después participó de nuevo en el concurso de notarías vacantes, obteniendo —por el turno de ascenso— la de primera clase de Cuenca (colegio de Albacete), por traslado de Isauro Pardo. En esta época, Amusátegui fue colaborador de El Defensor de Cuenca, semanario de acción social católica que dirigía Dimas de Madariaga, diputado por Toledo en las listas de la CEDA (más tarde asesinado). Deseando fijar su residencia en una zona de clima más cálido, Rufino de Amusátegui solicitó y obtuvo —por Orden del Ministerio de Justicia de 12 de agosto de 1935— la notaría vacante de La Línea (Cádiz), de la que se le dio posesión el día 20 del mes siguiente. Al producirse la sublevación militar de julio de 1936, Amusátegui se refugió en Gibraltar, alojándose en el Rock Hotel de la colonia británica con su mujer, sus cinco hijas y dos nietos (José María y Antonio). La ciudad de La Línea cayó en poder del II tabor de Regulares de Ceuta en la tarde del 19 de julio, siendo posteriormente pasadas por las armas numerosas personas de filiación izquierdista. La afinidad ideológica de Amusátegui con los alzados le permitió regresar a La Línea hacia mediados de agosto y reincorporarse a su notaría. Muy distinta suerte corrió entonces en la base naval republicana de Cartagena su hijo Antonio, capitán de corbeta, que fue asesinado a bordo del buque prisión España nº 3 con otros 80 marinos del Cuerpo General. Rufino de Amusátegui Goicoechea falleció en La Línea el 3 de febrero de 1940, con casi 73 años de edad.

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