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Flamenco

Homenaje a Huelva en la Peña El Chumi

Una imagen del espectáculo ofrecido en la Peña El Chumi.

Una imagen del espectáculo ofrecido en la Peña El Chumi. / Bellido

Huelva es una tierra del fandango, que mantiene sus tradiciones entre la sierra y el mar. Hoy nos presenta la juventud cantaora, a través de los alumnos muy noveles del maestro Manuel Sierra. Presentó el acto el presidente de la entidad, Manolo Quirós.

Manolo Sierra agradeció la oportunidad que le ofrece la entidad para  presentar a sus alumnos, como pura esencia y el sentir de una peña y no los concursos a los que están habituados.

Después de que se celebrará el concurso nacional de Granada en recuerdo y semejanza al del 22, al año siguiente Huelva implantó el suyo, organizado por la hermandad de la Merced del 21 al 22 de julio del 1923 introduciendo el fandango como cante del género grande y se hizo respetar… La peña quiso mostrarlo coincidiendo con el Día Internacional del Flamenco.

Cada alumno cantó dos palos flamencos, con un recorrido entre ellos a cual más bonito. Comenzamos por Trilla, Cantiñas, terminando por Alegría, la menor de siete años, quien no podía seguir por su dolor de garganta que ya tosía, se encontraba en el escenario. Una niña encantadora, que lloraba por seguir cantando, Bambera, que la niña de los peines creará de los cantes de columpio, del folklore.

Tangos también según los estudios de origen, de negritud, con el sabor de esos esclavos de Cádiz, Triana, que nos poblaron a lo largo de tantos siglos de colonialismo y esclavitud, fueron parte de nuestra sociedad. Bulerías, todo un recorrido, palo que procede de esos jaleos y se fueron transformando por el pueblo a su terreno burlesco y de algarabía, soleares por bulerías. Tientos por tango, que su origen lo marca entre Cádiz y Jerez de una desviación de nuestro tanguillo de Cádiz, por Enrique el Mellizo, no quiero profundizar en desgana los cantes, y quedarme con comentar el palo.

Segunda parte, donde se vivió lo apoteósico de la noche, Huelva pura en su cante. Todo un recorrido desde la sierra a la mar, la fandanguera tierra huelveña.

Desde fandango local por zona a los personales, todo un repertorio seleccionado que la peña se llenó del duende, ese que aparece caprichosamente en esta noche lo sentí, entre los pelos de mi piel que se pusieron de punta como escarpias y los oles del público.

Comenzaron a dúo todos a lo más folclórico del cante, esos cantes de fiestas y romería, pasando ya al más puro flamenco.  Una noche de juventud cantaora de niños con un futuro en este mundo difícil del flamenco que a su temprana edad están demostrando que saben y estudian, destacando el toque de Manuel Márquez que deleitó con dos solos, uno por Solear y por Bulerías.

Estamos en la conmemoración del centenario del primer concurso nacional de cante de Huelva 1923. Ese hermanamiento entre la peña el Chumi y la reciente de Paymogo, este espectáculo se volverá a repetir, por qué no. También como conmemoración a su centenario concurso de cante, una oportunidad que volviera al patio del matadero viejo, no perdérselo porque fue una noche de duende y embrujo.

Así lo viví, lo presencié, queriendo o intentando transmitir.

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