El patio interior de conciertos del Castillito, decibelios a reventar, en un ambiente lleno de ganas de música y entusiasmo caldeado por Branquias Johnson.

Dani Llamas canta a dos voces y se acompaña de un extraordinario conjunto de músicos, un teclado, una batería y cuatro guitarras eléctricas, de las cuales él mismo interpreta el bajo.

Comienza su repertorio con el tema 'Se canta lo que se pierde'. Tonos de rock andaluz, añoranza de aquellos grupos de los años 80, la contra-flamencura de una época que salía de la transición. Se notaba la influencia de aquellos primeros discos que llegaban a través de las bases americanas, entre Morón y Rota. Hoy, nuevamente, este grupo sigue siendo una brisa fresca, un camino entre las raíces andaluzas, con acento revolucionario-libertario, que sacude a los que tienen el flamenco en sus entrañas.

Entre la maleza se escuchan los primeros jipíos de flamencura, por “marianas”. Compases de flamenco con lo más actual de la música alternativa. Sigue con ritmo de la negritud de los tangos, Seguiriyas cargadas de instrumentalización, binomio de flamencura musical, arriesgado y acertado. Sigue con livianas con serrana (Que lleva el río). Le guiña el ojo a Lorca en el canto, en la pena y en la protesta, (Ya no siento los golpes) de su álbum A Fuego. Continúa por petenera, tema Produces monstruos, esa mezcla entre el folk, punk y flamenco, ese niño jerezano que se criara entre el barrio y el bar flamenco de su abuelo.

El público ruge, salta, baila y se ven movimientos de muñeca flamenca en el baile, terminando él su composición con rebeldía y con el puño en alto.

Romance de Juan García (Toná por Bulería) un cante a la mano negra, a esos jornaleros jerezanos condenados por la mentira de los señoritos y que el pueblo recogió y no olvidó. Tema El mundo es un desengaño, soleá que solía cantar Chocolate, en el cual se han inspirado para sacar la semilla de su disco 'A Fuego'.

Sigue en su canto de protesta e inconformismo y canta su versión del tema que José Menese sacara en los años setenta. Una letra contra aquellos fascistas de Cristo Rey, que hoy por hoy están más presentes que nunca en las instituciones. Se escucha ritmo instrumental, ritmo de rock, pero en la esencia de todo está la protesta del flamenco, por bandera.

Terminan con el tema 'La Herida' por los cantes apolao.

Un concierto entero, lleno de mensajes de crítica social hacia un pueblo con ganas de despertar.

Ritmo nuevo en compases flamencos que gustará o no, pero que de seguro traerá discordia entre la pureza y la vanguardia, su extremo alternativo. Lo que presencié es la rebeldía que siempre proclamó y abanderó el propio flamenco que te canta los quejíos de las duquelas. Le pese a quien le pese, los jóvenes y menos jóvenes disfrutamos de una música que consigue llevar el compás a las nuevas generaciones.