Verano 2020

Camela o la tozuda ley de la calle

  • El grupo madrileño congregó a sus incondicionales en la noche del sábado, dentro del ciclo Soko Live en El Puerto

  • El dúo celebra sus 26 años de música con una gira y un libro

Ángeles Muñoz y Dioni Martín, Camela, este pasado sábado en Soko Puerto.

Ángeles Muñoz y Dioni Martín, Camela, este pasado sábado en Soko Puerto. / Miguel Ángel González

El ciclo de conciertos Soko Live, en El Puerto de Santa María, sigue avanzando a golpe de reclamos para reunir a los amantes de la música en directo. Si la pasada semana era El Canijo de Jerez el que inauguraba la ronda, que se prolongará hasta finales de agosto, y el pasado viernes Juan Magán llenaba en ese mismo escenario la sesión de Noches de Puro Latino, el sábado fue el mítico grupo Camela el que congregaba a cientos de sus incondicionales, procedentes muchos de ellos de fuera de las fronteras portuenses.

Había, además, algunos curiosos que tenían interés en ver en directo a uno de los grupos que más discos ha vendido en las últimas décadas en el panorama nacional -el segundo concretamente, tras La oreja de Van Gogh- y eso sin haber tenido nunca de su lado ni a la crítica ni a la industria musical. Y es que el de Camela es un fenómeno que podríamos definir como la ley de la calle: cuando algo triunfa durante tantos años gracias al apoyo popular, es que algo tiene, a pesar de los parámetros objetivos o políticamente correctos. Es como aquello que dijo The New York Times de Lola Flores: “Ni canta, ni baila, pero no se la pierdan”.

Camela lleva ya 26 años sobre los escenarios y el público coreaba en la noche del sábado todas y cada una de sus canciones. Algunos artistas con más “prestigio” firmarían donde hiciera falta para conseguir esta fidelidad y esas cifras de ventas.

Faltaban diez minutos para las once de la noche cuando Ángeles Muñoz y Dioni Martín hicieron su aparición en el escenario, entrando en materia directamente a los sones de Corazón indomable. Ella llevaba un vestido negro de encaje, con vuelo, y él una camiseta larga de color verde oliva y su característica melena. “Hemos salido de Madrid a las dos de la tarde y hemos llegado directamente a la prueba de sonido. Me he dado una ducha y no me ha dado tiempo ni siquiera a secarme el pelo”, explicaba poco después Dioni, ante su público, haciendo gala de una campechanía que se ha convertido en seña de identidad del dúo.

Un simpático gesto de la pareja, posando para una foto del público. Un simpático gesto de la pareja, posando para una foto del público.

Un simpático gesto de la pareja, posando para una foto del público. / Miguel Ángel González

Seis músicos acompañaban a a la pareja de cuñados sobre el escenario, arropándolos en todo momento ante la sucesión de hits que fueron desgranando durante el repertorio.

Ángeles fue la primera en dirigirse al público para hacer referencia “a esta situación difícil y rara que estamos viviendo”, animando a los presentes a “seguir adelante”. El público, agradecido ante cualquier gesto de la pareja, se distribuía de forma perfectamente ordenada en torno a mesas de diferentes tamaños, cumpliéndose en todo momentos las distancias de seguridad.

Ya sabemos de dónde aprendió Bisbal sus patadas en el aire y sus giros sobre sí mismo

Escúchame fue el siguiente tema que interpretaron, con todo un despliegue de patadas al aire y vueltas sobre sí mismo a cargo de Dioni (ya sabemos de dónde aprendió Bisbal).

El concierto avanzaba y se iban sucediendo los éxitos, que el grupo ha recopilado en su último disco, titulado Rebobinando.

Así, el público coreaba a voz en cuello temas como Nunca debí enamorarme, ¿Por qué me has engañado?, Lágrimas de amor (sí, la de sueño contigo, qué me has dado...) y así hasta un largo número de canciones, algunas de las cuales se ofrecieron en medleys -lo que de toda la vida ha sido un popurrí). También hubo tiempo para escuchar las composiciones más reposadas de Ángeles, que interpretó sola en en el escenario.La familia también se ha ido incorporando al negocio y desde el escenario Dioni saludaba a su hijo Cristofer, que se encarga del merchandising del grupo. También su hijo Rubén es autor de algunas de las letras del grupo.

Dioni y Ángeles han visto torcerse un poco la celebración de su gira de aniversario a causa de la pandemia, pero ahora la han retomado y acaban de publicar además un libro autobiográfico: Camela por Camela: La banda sonora de nuestra vida, en el que cuentan muchos detalles de su trayectoria vital desde que salieran de San Cristóbal de los Ángeles, un humilde barrio del sur de Madrid.

Tras hacer cantar y bailar a los presentes hasta cerca de la una de la madrugada, Ángeles y Dioni se despidieron con Cuando zarpa el amor, dejando al público con una sonrisa en la boca, después de haber viajado a través de la nostalgia.

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