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A diestro y siniestro

Ignacio / Martínez

Radicales

EN la línea de salida, la primera preocupación de los partidos es evitar fallos y ocultar las miserias propias. El PP, por ejemplo, encubre la corrupción en sus filas con la excusa de que son casos individuales. Pero tantos protagonistas en tramas tan diversas suponen una epidemia difícil de disimular. En cuanto a los fallos, un veterano como Arenas cometió ayer uno: dijo que el 26-J hay que elegir entre moderación y radicalismo. Error. En el sondeo del CIS del jueves los españoles consideran moderados a PSOE y Ciudadanos, el gran centro que se quedó pequeñito en la fracasada investidura de Sánchez. Pero en una escala del 0 (extrema izquierda) al 10 (extrema derecha) los encuestados colocaban al PP en un 8,35, y a Podemos en 2,19. La tendencia lleva la contraria a Arenas. Los españoles según este estudio son partidarios en el inicio de la campaña de votar a las dos formaciones más extremas del espectro. Al más radical, a 1,65 puntos de la extrema derecha, como primera opción. Y el siguiente en votos y escaños está a 2,19 de la extrema izquierda. Esa es la foto. En consecuencia, si va a gobernar un moderado, como en la serie danesa Borgen, ese no sería Rajoy, tocado por la epidemia y percibido por el inconsciente colectivo como un radical. Aunque Arenas le encuentre parecidos con Birgitte Nyborg.

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