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LAS CLAVES

La prioridad de las redes

  • En auge. Los partidos dedican muchos esfuerzos y capital humano en esta campaña a las nuevas tecnologías para promocionar el discurso propio o ridiculizar los errores del rival

TODO empezó en 2007, cuando el senador Barack Obama pensó que podía ser candidato a la Casa Blanca y decidió tantear en las redes sociales para ver qué opciones podía tener si finalmente daba el salto. Un estudiante abrió un espacio en Facebook dedicado a la posible candidatura de Obama y en apenas un mes, ante el estupor del hoy presidente de EEUU, 270.000 personas se sumaron a esa página para dar su opinión.

El equipo de Obama y él mismo se dieron cuenta del enorme capital que suponían las redes sociales para la campaña; sobre todo si, como su caso, no contaban con excesivos medios económicos, mientras la mayoría de sus adversarios podían manejar cantidades desorbitadas para tratar de alcanzar su objetivo. La historia es conocida: Obama movilizó a millones de ciudadanos, la mayoría jóvenes, que además quisieron demostrar que a través de internet se abrían vías de influencia hasta entonces desconocidas en cualquier tipo de campo, incluida la política, y se convirtieron a través de Facebook en voluntarios agentes electorales de Obama. No sólo para apoyar su programa y potenciar su imagen, clave en cualquier campaña estadounidense: usaron también las redes para captar fondos.

Obama pidió ayuda inferior a 5 dólares por persona y en semanas sus colaboradores afirmaron que habían recaudado una cantidad suficiente como para poner en marcha los mecanismos que podían convertirlo en el mejor candidato. Así fue. El crowdfunding, captación de pequeñas cantidades de dinero para un objetivo, tras la experiencia de Obama se convirtió en una fórmula muy habitual para todo tipo de proyectos, desde la financiación de un partido a la creación de una empresa.

En la campaña electoral española, los cuatro principales partidos han dedicado un capítulo importante de su promoción a organizar equipos encargados de movilizar las redes sociales. Si ya lo hicieron en los últimos años, en esta ocasión los equipos especializados en esa tarea son los más importantes, con expertos que conocen la manera de llegar al mayor número posible de internautas y cómo provocar su atención. Se calcula que unos 20 millones de españoles entran a diario en Twitter o Facebook, una cifra que necesariamente debe tener en cuenta quien aspira a alcanzar la presidencia del Gobierno.

El partido con más experiencia en este terreno es Podemos, que en cierto sentido tiene su origen en las redes sociales, pues supo cómo movilizar a los antisistema de forma universal, dentro y fuera de España, y que el partido de Iglesias, Monedero y Errejón utilizaron con inteligencia.

La Tuerka, su televisión on line, contribuyó activamente a mover esas redes para potenciar las figuras de los principales promotores del partido, y también a través de las redes captaron fondos para poner en marcha su proyecto político. Aunque sus adversarios suelen decir que no fueron tantos los euros conseguidos sino que por el crowdfunding lograron que no se hicieran excesivas investigaciones sobre el dinero venezolano que les enviaba Chaves primero y Maduro después. En cualquier caso, hoy Podemos explica abiertamente cómo funciona su equipo de redes, con una mujer al frente, Nagua Alba, que coordina un equipo muy experimentado, con el que colaboran unos 400 voluntarios.

En Ciudadanos, el responsable de política de comunicación, Fernando Páramo, cuenta con un experto en redes, Javier Perera, y con unas 12.000 personas que colaboran de forma voluntaria para promover la imagen de Rivera. No son militantes organizados, sino simpatizantes que espontáneamente han querido ayudar con los medios a su alcance: su comunidad de internet, en la que suman adeptos multiplicando la labor de intentar que los mensajes de Rivera tengan mayor repercusión.

También en el PSOE cuentan con una conocedora profunda de las redes sociales, María González Veracruz; como demostración de que Pedro Sánchez es muy consciente del valor de esas redes si quiere ser presidente de Gobierno, además de poner al alcance de González Veracruz los medios necesarios para que su trabajo sea lo más efectivo posible, la ha convertido en portavoz del Comité Electoral. Una buena estratega de comunicación política debe ser hoy experta en la metodología por la que se rigen los asiduos de redes sociales, que estos días se ven inundados con vídeos y mensajes emitidos desde todos los partidos, hashtags perfectamente pensados para movilizar determinadas áreas, para potenciar los mensajes que interesan a quien los abre o para desacreditar al adversario.

En el PP, el gabinete de comunicación que dirige Pablo Casado cuenta también con un experto en estas lides. Alfonso García dispone en la calle Génova de un equipo de unas 10 personas del partido más 20 voluntarios. A ellos hay que sumar 2.000 colaboradores más no presenciales, todos coordinados para difundir determinadas informaciones. Como ocurre en los otros partidos, esos voluntarios generan conversaciones, debates en torno a un tema específico, analizan las propuestas propias y las de los partidos contrarios y responden a las preguntas que se puedan plantear en los campos más diversos.

Cuando se pregunta por la capacidad de movilización a través de las redes, sobre todo Twitter, sale siempre la palabra bots. Un programa que imita el comportamiento humano o, para que se entienda mejor, algo así como un perfil falso. Todos los partidos niegan que lo utilicen, pero acusan al contrario de usarlo. Se trata de un método que permite multiplicar la difusión, pues en lugar de manejar determinados perfiles correspondientes a personas con nombre y apellido, son inventados... pero efectivos.

Los expertos no tardan mucho en identificarlos, por el tipo de mensajes que emiten y porque son monotemáticos. En algunos casos se ha puesto a Twitter sobre alerta, pero es difícil desarticularlos. Pero lo que más importa a un partido es contar con el mayor número posibles de influencers, personas que tienen un gran número de seguidores y, por tanto, mucha capacidad de influencia y comunicación.

¿Cómo es el día a día en los departamentos de redes? Además de lo mencionado, potencian lo que al partido y al candidato le interesa fomentar; en estas fechas en las que el porcentaje de indecisos es alto y se tiene la sensación de que se pueden mover en función de una "ola" supuestamente vencedora, un equipo bien organizado puede provocar que su candidato aparezca como ganador en un debate televisivo de gran expectación; puede ridiculizar los errores del adversario, insistir en los aciertos del partido propio o poner en circulación noticias de fuerte impacto electoral.

Obama, cuando se convirtió en vencedor de las elecciones del 2008 con su famoso "Yes we can", envió un mensaje personalizado a cada uno de los seguidores de Facebook -y en menor grado en el entonces recién nacido Twitter- que le habían apoyado en la campaña electoral. Era muy consciente de que ahí, en internet, en las redes sociales, existía una fuerza inconmensurable para cualquier personaje con aspiraciones políticas.

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