Los cañones

Vuelve ya el 3x4

Como de la noche a la mañana, quitamos el árbol y entramos en modo carnavaliti güeni gaditano. Del poroponpón de El Tamborilero al trataratatatá de los cupleses chirigoteros con sabor añejo y olor a humedad de lavaero. Empiezan a retumbar rumores de coplas alrededor de ese templo de ladrillos coloraos, en una ciudad dormida y vacía desde que se oculta el sol más allá de La Olla. De nuevo se alza el telón de la sonrisa en esta ciudad indolente, intratable y arrinconada, que resiste a vendavales gubernamentales olvidadizos. Miren si nos tienen olvidados que hasta Ridley Scott en su película Napoleón nos da de tacón, seguramente por no estropear un guion un montón de chungaleta y la figura intratable del cabeza.

Otra vez ese Cádiz que se parte el alma en las tablas del Falla pero que en la calle es incapaz de guardarse la colilla en el fondo de sus vergüenzas. Esta trimilenaria ciudad que por desidia y medalomismo se parece más a Tánger que a una ciudad europea. Renace Cádiz por febrero y afina la voz para decirle al mundo “buenas noches señores, nos presentamos”. Ese Cádiz que prepara un disfraz y un repertorio para ser alguien en el planeta tierra. Este rincón al que solo le han quedado, después de tres mil años y tantas culturas derramadas por nuestras esquinas, las coplas.

Ya vuelve el 3x4 gaditano, ese que no es tres por cuatro pero que nosotros lo llamamos como nos da la gana. A lo Antonio Burgos. Para eso somos compositores de casapuerta que no tenemos más pentagrama que las líneas del mostrador. Vuelve el taratachín y los dos coloretes, que hay que darle colorido a la vida de este pueblo triste de octubre a mayo, pero que en febrero es la capital del mundo. Ya empiezan a salir del cascaron los charlatanes de feria con disponibilidad de veinticuatro horas diarias, que quieren meter mano en la organización del concurso, pero del carnaval en la calle no quieren ni oír hablar.

Ya está aquí lo auténtico, lo único que nos queda, lo único que nos pega un pellizquito de emoción y nos levanta el vello. Ese que cuanto más sencillo, es más complicado de encontrar. El de la guitarra sonando y tres amigos cantando. Sintámonos orgullosos, felices, pero, sobre todo, gaditanos, porque ya vuelve el 3X4.

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