La copla sencilla

De tal palo tal astilla

  • También sentimos la inquietud ante la escasa cantidad de grupos de la cantera presentados

Un año más miramos a la cantera y no somos pocos los que lo hacemos sintiendo un doloroso contraste de emociones. Por una parte, la enorme satisfacción por la calidad de la mayoría de agrupaciones infantiles, sorprendiendo a propios y extraños. Grupos demostrando hechuras, arte, afinación, e incluso tablas, a edades muy tempranas. Pero, por otra parte, también sentimos la inquietud ante la escasa cantidad de grupos presentados, en algunas modalidades más que en otras. Se podrá argüir que no es un número especialmente bajo, y que más vale poco y bueno que mucho y malo. Pero lo verdaderamente preocupante, en mi opinión, es el escaso interés que despierta nuestra fiesta en los niños de Cádiz en general. Entiéndase bien esto que estoy afirmando: si no hay más grupos de cantera no es por falta de autores adultos dispuestos a sacarlos. Lo que faltan son niños. ¿Qué diferencia a los de ahora respecto a los niños que fuimos nosotros? Pensemos…  ¿Cuántas coplas éramos capaces de cantar a los 10 o 12 años? ¿Popurrís de las Momias, Cruzados, Terror Terrorífico? ¿Pasodobles de Quince Piedras, Con Gancho, Sarracenos, Figuritas? ¿Cuántas coplas se saben los niños gaditanos actualmente, más allá del “Me han dicho que el amarillo”? Por otra parte… ¿Con cuántas actividades extraescolares tiene que competir el ensayo de una agrupación infantil? Mi conclusión es que no estamos consiguiendo hacer una buena transmisión cultural de nuestra fiesta a las siguientes generaciones. Hay algo que debemos estar haciendo mal para que el carnaval de las coplas se haya convertido en una afición mayoritariamente adulta. Quizás haya que revisar si esta idea tan instalada de tratar a la Cantera exactamente igual que a los Adultos está llevando todos los defectos del palo a las astillas.

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