Doña Cuaresma

La carpa

MI amiga Pura ha perdido la cabeza. Pensé que la llegada de la Cuaresma aliviaría mi desasosiego, pero nada de eso. Esta mujer dice que en la última revisión médica el doctor le ha dicho que su edad biológica está por encima de la real y que no descarta un jamacuco inminente, así que, ni corta ni perezosa, y en vez de prepararse para ir al encuentro de Nuestro Señor, me ha anunciado que para lo que le queda en el convento… pues eso mismo que están pensando. Se ha hecho con un abono de ese antro de perversión que es la Carpa de Carnaval y se ha disfrazado de Las Chicas de Oro junto a otras tres compañeras del Centro de Día de la calle Zaragoza. Dice que ella es Rue, precisamente la más descarada. Que no ha probado varón desde que su Evaristo la palmó de un infarto después de cantar el acumulado del Bingo Canalejas y que le va a poner remedio a eso mientras se pega un bailoteo con un pureta del Caribe junto a la estación de Renfe. “¿A qué mejor sitio voy a ir yo?, que estoy como un tren”, me ha dicho la desvergonzada. ¿Habrase visto? Y siguiendo con el tema ferroviario, se ha atrevido a confesarme que es que a ella le ponía mucho Subiela disfrazado de fogonero con ‘El vapor’, y que alguna vez tuvo que rezar unas avemarías por tener pensamientos impuros con comparsistas. He terminado la conversación hiperventilando. Pero si el Subiela ya está muy mayor, le he dicho yo, si ya ni sale. Pues nada. Ella dice que le da igual, que todavía tiene su viaje aunque sea en un cercanías, que se ha enterado que va a ser pregonero del Carnaval de Jerez y que no piensa dejar pasar esta oportunidad. ¿Carnaval de Jerez? Pero ¿qué locura es esta?

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