Opinión

Recordatorio de Julio Pardo

Con la desaparición física de Julio Pardo Merelo, hace casi un año, el Carnaval gaditano pierde mucho por muy a la altura que estén otros coros, que nadie lo duda, pero se echa en falta el coro de Julio al que tiempo atrás, cariñosamente, llamábamos el gordo hasta que abandonó la gordura y se apagó el mote para ser nombrado por su nombre de pila: Julio a secas.

Tengo para mí que la refundación de la modalidad del coro vino de la mano de Los Dedócratas y casi enseguida, con el declinar dedocrático Julio Pardo cogió el testigo y se subió al carro de los primeros premios del que pocas veces lo han bajado.

Como buen músico quería que sus tangos, su música en definitiva, sonara tal y como la había concebido. De ahí que se le otorgara una fama de duro en los ensayos, según dicen algunos, pero que de ser cierto la supuesta dureza producía obras canoras de altísimo nivel lo que implicó la no pretendida, pero de hecho realizada, renovación del coro sin romper la tradición de organización coral a tres voces, pero no necesariamente dispuestos en escena en tres filas en gradas, sino a veces, partido el coro, sin gradas. En definitiva, renovador en la puesta en escena con el coro, el tratamiento del tango y si lo justificaba el tipo, el uso de instrumentos novedosos como la batería, metales, marimba.

Es conocida su amistad y la relación profesional que mantuvo con Carlos Cano que eligió al coro de Julio en sus giras y actuaciones (La murga de los currelantes, la Habanera de Cádiz). Genial creador con 16 primeros premios, en solitario o junto a grandes autores como Quico Zamora, Antonio Miranda, Antonio Segura, Antonio Pedro Serrano y el más asiduo, Antonio Rivas. 

Julio se convirtió en un mito sin pretenderlo, y su grupo fue popularmente bautizado como El coro de Julio, por antonomasia, se llamase como se llamase la agrupación en el concurso anual. Debido a su inquietud musical no se conformó con la música carnavalesca. Compuso sintonías para Canal Sur, creó grupos de extracción carnavalesca pero de repertorio no carnavalesco (El coro La caleta canta a Machín) grabaciones y actuaciones con Cantores de Híspalis, María Dolores Pradera, el citado Carlos Cano o bien con el recordado Antonio Burgos (Danzón del callejón) y, lo más sorprendente, música de cofradías.

Puso una pica en Flandes al convertirse en el primer coro, no carnavalesco naturalmente, que acompañó a la Esperanza de Triana con una marcha (Pureza marinera) expresamente compuesta para la ocasión, algo insólito y que gozó de una magnífica aceptación sevillana por lo que se interpretó en varias salidas o recogidas de la hermandad junto a la Salve Marinera. En Málaga estrenó otra marcha (La Caridad) interpretada varias veces durante el recorrido de la hermandad tras el trono de la Virgen de la Caridad.

Su relación con la Hermandad de la Esperanza de Triana fue tal que, precisamente, cuando falleció recibieron sepultura sus cenizas en un columbario de la Capilla de los Marineros, frente a la Virgen de la Esperanza hace un año (11 febrero 2023).

En una época nefasta como la que llevamos, echaremos de menos a carnavaleros como Aragón, Santander, Paco Rosado, Aurelio, Catalán chico, Paco Leal. A Julio, Lucía y María Pardo Carrillo, hijos de nuestro amigo, que han recogido el testigo y la herencia creadora y artística de su padre saben que Cádiz les desea lo mejor en lo personal y en lo público.

Miguel Villanueva ponía a Julio Pardo a la altura de los mejores como el Tío de la Tiza o Cañamaque, con lo que estamos de acuerdo, y recordaba el estribillo del primer coro de la autoría de Julio: Los Aspirinos (1978) con el que cerramos este emocionado recordatorio del corista, del músico, del creador, y por encima de todo el amigo: "Aspirinas a peseta /aspirinas a real /a cantar con aspirinas nos enseñan en la Facultad". 

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