Opinión

Pluralismo papelillero

No es lo mismo el Carnaval de una chirigota que el de una comparsa. Doy fe. Ni el Carnaval de un chirigotero de 20 años que el de uno de cuarentaitantos (También doy fe). Ni el Carnaval de uno que sale para ganar un premio que el de uno que sale para echar el rato. Ni el del corista es igual que el del cuartetero. Ni el del puteado camarero es el mismo Carnaval que el del ocioso Erasmus. Ni el de la cabalgata es el mismo Carnaval que el de Macías Retes. Ni el Carnaval del cónyuge activo (carnavalescamente se entiende) es el mismo Carnaval que el del paciente cónyuge pasivo. Tampoco es el mismo Carnaval el del vecino de la calle La Palma que el habitante de un séptimo A de la calle Carlos Haya, o como se llame ahora. Evidentemente tampoco confluyen en el mismo Carnaval alguien de Cádiz y alguien de Palencia. El tramoyista no entiende el Carnaval como el locutor de radio. El que es jurado por primera vez descubrirá (imagino) un nuevo Carnaval distinto al Carnaval que vivió como bandurria de un coro (por ejemplo). El de los niños no es el mismo Carnaval que el de los viejos de la calle Zaragoza, aunque éstos quizás sean los dos Carnavales más similares. Asimismo, no puede ser el mismo Carnaval el del primer sábado por la noche que el Carnaval chiquito. La carpa es un Carnaval, y el tablao de la Viña es otro. Si todos tenemos un seleccionador nacional dentro, también tenemos un Carnaval personal e intransferible como el carnet del Cádiz (Juass), todos admitidos, todos auténticos, todos discutibles, pero Carnavales al fin y al cabo. Como dijo el Gómez: ”El Carnaval es lo que cada uno quiere que sea”. Po eso. Lo mismo para años venideros, conviene cambiar el título del carteliti internacionale, y ponerle “Carnavales de Cádiz”, así, en plural. Que es más fiel a la realidad. No sé, darle una vueltehita a eso.

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