Doña Cuaresma

Momo, mi contrario

Están locos estos romanos”. Me apropio de esta expresión de Obélix (qué quieren, me gustan los tebeos) para trasladarla a los gaditanos a los que les gusta esta fiesta apestosa. No se entiende que elijan el martes para decir adiós al Carnaval y que luego sigan dando la tabarra hasta el domingo. Bueno, y hasta el siguiente con el Carnaval Chiquito. Queman al que dicen que es mi opuesto, un tal Momo, supongo que diminutivo de Jerónimo, y hacen un paripé de adiós a las carnestolendas porque hoy es Miércoles de Ceniza y ya la Cuaresma acaba con todo resto de vulgaridad y lujuria. ¡Ja! No engañan a nadie. Ni les ha importado nunca la Cuaresma ni las cenizas. El espectáculo del Momo no es más que otra excusa para ocupar San Antonio, beber, comer, rozarse con aviesas intenciones o reír de manera ordinaria. Una celebración que se inventaron hace unos 30 años y que parece que, a la vista del numeroso público que se concentra en San Antonio, tiene poder de convocatoria. Aunque a este rebaño con cualquier cosa se le convoca, claro está. Ayer, el Momo era un señor apodado Carapapa. Qué quieren que les diga, ese es el nivelito de los carnavaleros. Al parecer es un autor de renombre que este año ha sacado una comparsa llamada ‘El joyero’. Me dicen que en el concepto (sí, sí, así hablan entre ellos) de la comparsa el joyero es Cádiz, llena de grandes tesoros. Y ese joyero precisamente ha sido asaltado por esta banda de coristas, comparsistas, cuarteteros y chirigoteros que se han llevado los pendientes, los collares, las diademas y hasta los camafeos.

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