Doña Cuaresma

Macarena, ni caso

Lo de este hombre me exaspera. Sí, el que era cargador que luego se metió con Don Juan Pablo y lo echaron del Nazareno. El que parece que pide en la puerta de San Francisco con esas greñas piojosas. Qué obsesión con los católicos y la Semana Santa. Ahora se mete con la Macarena. ¡Lo que faltaba! Yo a esa hora en la que su comparsa cantó la cancioncilla ya estaba acostada después de tomarme un migote de Marbú Dorada y ponerme el Vicks Vaporub en el pecho, pero ayer por la mañana me despertó mi amiga Pura para contármelo por teléfono. Ella, que es más ducha que yo en temas de ordenadores y esos inventos demoníacos, había transcrito la letra del muchacho. Qué manera de mezclar los temas. Una cosa es criticar a Queipo de Llano y otra aprovechar para meterse con las cofradías. Dice que la Semana Santa le suena “a un himno con la guardia mora”. Qué hombre más antiguo. Quizás no sepa que las hermandades, ajenas ya en pleno siglo XXI a los “novios de la muerte” y a los “penitentes de raza” que este poetilla imagina en sus delirios creativos, realizan una gran labor social para ayudar a los más necesitados. Y que ya salen de penitentes hasta los de izquierdas (aunque se les vea el humo del azufre por debajo de las túnicas). Solo espero que la Reina de San Gil, Esperanza Macarena, perdone a ese pecador atormentado. Señora Mía, ni caso. Nada puede empañar tu aura. A ver si llega pronto el Domingo de Ramos y nos olvidamos ya de este suplicio de pseudopoetas faltones y groseros.

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