Doña Cuaresma

Coristas de bien, os espero

Tengo mucha fe en los coros del Carnaval. No, no se asusten, que no se trata de una fe carnavalesca que de repente haya invadido mi alma. Ni por asomo. Más bien creo en la redención de algunos de ellos, pues sé positivamente que tienen otro ojo puesto en la religiosidad popular, en otros asuntos que no tienen nada que ver con las mamarrachadas que perpetran cada febrero. Me agarro a la participación de esos coros en celebraciones cofrades para pensar que algún día (de ilusiones se vive) abandonen la farándula cateta y abracen definitivamente la Semana Santa. Y estoy dispuesta a perdonarles si se centran en cantarle a la Esperanza de Triana, como es el caso del coro de Julio Pardo, o a la Virgen de las Penas, como el de Pedrosa y David Fernández, entre otras participaciones cofrades. Por no hablar del coro de Migueles, que canta en bodas temas religiosos. Sí, con musiquillas de tangos, pero con fe al fin y al cabo. Creo en los coros, la modalidad más seria y con más componentes y autores de orden. Personas con principios que se han desviado del camino para hacer el ganso en febrero, quizás llevadas por la vanidad. Pero son en realidad cantores del fervor aunque ellos no lo reconozcan. Así que... estimados coristas, cuelguen ya esos disfraces malolientes y preparen sus trajes de chaqueta que os esperan las calles purificadas de incienso y sembradas de romero. Ya está aquí la Cuaresma y pronto, la Semana Mayor. Para lo que habéis nacido y para lo que Cádiz os necesita. Como el hijo pródigo, seréis bien recibidos a pesar de vuestros vulgares pecados.

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