Antonio Martínez Ares | Autor de comparsas

“La muerte de Juan Carlos me ha afectado bastante a la hora de crear”

  • “No se me ha pasado el hambre de Carnaval, soy un animal de Concurso y siempre voy a por el primero, pero también porque quiero superarme cada año”

  • "No es que tenga una espinita clavada, pero cuando el alcalde dice que el Museo del Carnaval debe ir en ese sitio es porque él lo ve así. Pero no hubo una votación popular. Parece que se necesita la voz del pueblo para otras cosas pero para esta no"

Entrevista a Antonio Martinez Ares / Julio González (Cádiz)

Tras alcanzar el éxito con ‘Los carnívales’ el pasado año, Antonio Martínez Ares y su grupo estrenan hoy ‘La chusma selecta’, una propuesta que homenajea, al menos en su nombre, al desaparecido Juan Carlos Aragón y con la que esperan gustar. Horas antes del debut Martínez Ares relató a este medio sus sensaciones tras un año complicado.

–¿Se le ha pasado ya el hambre?

–No te creas. Es muy curioso que me hagas esa pregunta porque he perdido unos cuantos kilos, jaja... pero no, no, para nada, sigo hambriento.

–A ver si es que tenía hambre atrasada de Carnaval.

–Va a ser eso. Lo que pasa es que cada cosa es distinta, pero vengo con hambre de conectar, de ganar. Yo soy animal de Concurso, y voy siempre a por el primero, pero también con la cuestión de superarme.

–¿Tuvo la sensación de que con ‘Los carnívales’ conectó antes con el público que en otras ocasiones?

–Esto tiene mucho de química, y es verdad que con esa comparsa surgió algo muy bonito y muy rápido.

–¿Le motiva romper ese maleficio que dice que desde ‘Los miserables’ y ‘La ventolera’ (1993 y 1994) no ha vuelto a repetir triunfo una comparsa en el Falla?

–No sabía ese dato. El que me conoce sabe que eso no me preocupa, porque tampoco depende de ti. Los premios son cuestión de gustos. ¿Que te lo llevas? Fenomenal. ¿Qué no? Pues nada.

–Sin querer desvelar mucho pero díganos cómo surge ‘La chusma selecta’.

–Ideas había un par de ellas, pero lo de Juan Carlos nos ha pegado en el alma a todos de una manera u otra, nos ha removido. Además yo viví aquel momento en que él estaba haciéndose las pruebas en el Puerta del Mar, porque coincidió con que mi padre estaba en observación tres días. Al final me lo encontré, hablé con él, su mujer estaba muy preocupada y luego se precipitaron los acontemientos. Yo sé que Juan Carlos va a estar presente en el Carnaval no sólo este año sino toda la vida, pero yo necesitaba tenerlo al lado, así que busqué la manera de hacerle un homenaje a él y a su gente, a la chusma selecta, que este año concursando no lo va a tener, con su antología sí, claro, porque eso no se va a perder, pero ya te digo que necesitaba tenerlo. Me busqué un tipo que fuera con ese nombre y pensé que era un homenaje muy bonito a un amigo.

–¿Le han llegado a molestar comentarios que han surgido en los últimos días desde la antología de Juan Carlos en los que, sin nombrar a nadie, han advertido que no saben cómo van a encajar algunas coplas que puedan entender que no sean sinceras? ¿Le afecta esto a la hora de escribir su repertorio?

-No, no, no me afecta. A ver, lo primero es que creo que hay que ponerse en el pellejo de ellos. Porque ahora mismo están en una situación bastante terrible. Han perdido a su autor, a su amigo, a su guía. Vivir con eso es muy complicado. Como Luisa ha perdido a su marido y sus hijos a su padre. En determinado momento es el dolor el que habla por ellos. Yo no le hago caso a ese tipo de comentarios porque al fin y al cabo nos conocemos todos desde chicos y creo que es una cuestión de sentimientos. Están doloridos y hay que entenderlos. Lo demás no nos afecta porque si no estaríamos todo el día que si qué me has dicho, que si tal o cual. No entro en ese tipo de historias y creo que no debo hacerlo. Primero hay que respetar la intención y la idea de ellos, y después igual ellos tienen que entender lo que otra gente quiera hacer. Todo es entendible en esta vida en el mundo del Carnaval. Pero repito que ellos están hablando desde el dolor.

–¿No le da la sensación que la pérdida de Juan Carlos y de Manolo ha impregnado este Carnaval de melancolía?

–Bastante.

–¿Le ha afectado a la hora de componer?

–Me ha afectado bastante, ya digo.

–Cuando uno pierde a un colega, a alguien admirado como usted, con seguidores por media España, y que nos deja repentinamente con una enfermedad tan cruel, ¿hace que uno se plantee muchas cosas? No sólo carnavalescamente hablando, me refiero.

–Y tanto que te planteas cosas. Yo me las he planteado claro, porque es inevitable. Hoy estás y mañana no. Y te pones a pensar en lo efímero que es absolutamente todo y da mucho vértigo, pero mucho. Uno nunca piensa que este tipo de cosas le va a tocar a uno ni a nadie cercano. Va a pasar mucho tiempo hasta que el Carnaval deje de llorar la pérdida de Manolo, la de Juan, la de Pedro Catalán Chico, la de Pepón, la pérdida de tantos. Todos son hijos del Carnaval y cada uno tiene la importancia que tiene depende de para quien. Yo tenía menos conexión con algunas personas y tenía más en este caso con Juan Carlos, y a mí me ha costado mucho ponerme a escribir una agrupación que, además, homenajea con el nombre a un compañero con el que cada vez que actuaba me intercambiaba mensajes, le deseaba mucha suerte, y él a mí, cuando ganaba le decía ole y cuando ganaba yo pues era al revés.

–¿En serio? Pero si hasta se lanzaban letrillas punzantes.

–Sí, claro, pero es que eso nos gustaba. Y es algo que ahora no tengo. Yo no me puedo poner en lugar de la familia, ni del padre, eso está claro, pero sí me pongo en la referencia de la vida que a mí me ha tocado vivir con Juan, y ya está. Y yo lo echo mucho de menos, de verdad.

–¿En algún momento ha sentido celos de alguno de los piropos que se le han dicho a Juan Carlos después de morir?

–No. En absoluto. Yo también tengo ese sentimiento de admiración hacia la persona y hacia el creador. Acepto completamente cuando lo pueden considerar un mesias, un profeta o el más grande, yo rubrico esas historias porque en muchas cosas considero que lo es.

"Las cosas no se cambian porque no se quieren cambiar. Es como si hubiera un blindaje sobre la fiesta”

–¿Cómo ve la modalidad de comparsas este año?

–Estoy virgen aún, sigo con mi costumbre de no escuchar el Concurso mientras participo. Ya luego, cuando pasa, sí que me pongo y escucho lo que tengo curiosidad y quiero disfrutar tranquilo, pero mientras esto dura intento que nada me contamine. A mí es que aún me quedan por escribir cosas.

–¿Ya tiene presentación?

–Ya sí, pero vamos, no te creas que hace mucho. Hace muy poquito que la hemos metido.

–¿Como el año de ‘Los templarios’?

–Pues una cosa así. Me acuerdo que no me dio tiempo ni a hacer fotocopias de la letra y la escribí en aquella nevera de la Zona Franca donde ensayábamos. Este año sí estaba musicalmente, pero necesitaba saber qué quería contar. Yo es que soy muy especial para estas cosas.

–¿Le pone más escribir con frío o qué?

-No, no, qué va. ¿Que estoy acostumbrado de alguna manera a trabajar bajo presión? Sí. ¿Que eso es bueno? Pues del todo no, porque hay veces que no salen las cosas, y el tiempo no siempre corre a favor. Pero tampoco voy a escribir por escribir. Si no me sale lo que yo quiero prefiero esperar.

–¿Qué tal está su padre?

–Bien. Afortunadamente se está adaptando muy bien a una nueva vida, que no es fácil, y ahora mismo sigue conociendo a todo el mundo, sigue con su cabeza bien, porque está un poco frenada la enfermedad.

–¿Llegó a escuchar el pasodoble que le dedicó el pasado año?

–Sí, de hecho nosotros hicimos con él lo siguiente. Durante cuatro o cinco días, para que no viniera al ensayo, le dijimos que había gente con gripe y que no íbamos a cantar. En ese tiempo lo metimos y un día vino. Yo le dije, lee esto y una vez que lo leas tú me dices si te apetece que lo cantemos o no. La última palabra la tienes tú, le comenté, porque si tú me dices que no se canta, pues no se canta. Lo leyó, me dijo que sin problemas, y lo cantamos. Evidentemente fue un momento muy emocionante para todos, pero ya echamos fuera eso que teníamos, nos desfogamos, nos quedamos muy tranquilos y yo siempre digo que agradezco mucho haberlo hecho en ese momento porque no sé si mi padre, este año, o el que viene, hubiera sido capaz de entenderlo.

–¿El Carnaval va más hacia las coplas emotivas olvidándose de la crítica feroz?

–Es que la elección de las temáticas es algo bastante complejo. Cuando te pones a desarrollar una componenda de qué tipo de pasodobles, o de cuplés, me gustaría hacer, a lo mejor dices un tema recurrente es la política, pero la gente también está harta de ver en la tele las mismas historias. Esto hace que uno se estruje más la cabeza para buscar temas de la vida que te puedan llegar y hacerte saltar. Eso es bastante complejo. Creo que estamos un poco viendo venir las temáticas, porque nos repetimos mucho. No digo que estemos faltos de originalidad pero sí a lo mejor necesitamos darle un plus de originalidad al repertorio.

–Hombre igual sería original cantarle un pasodoble crítico al alcalde, que prácticamente está del paquete. Usted le ha cantado a Carlos Díaz, a Teófila Martínez, ¿será capaz de cantarle también a José María González?

–Me lo plantearé cuando me lo tenga que plantear. A ver, hay cosas que gustan más y cosas que gustan menos, lógicamente, pero no dudes que si tengo que hacerle un pasodoble no será por efectismo. Si tengo que hacerle un pasodoble se lo haré ya sea alcalde o punta jurado.

–El otro día me comentaba la concejala de Fiestas que antes de llegar al cargo tenía muchas ideas para ponerlas en marcha en el Carnaval pero que se ha topado con el Patronato, la burocracia y todo lo que eso conlleva. Vamos lo que le pasó a usted y a otros compañeros hace unos años. ¿Considera que el Ayuntamiento tendría que tomar las riendas?

–Vale, dos en uno. Creo que las cosas no se cambian porque no quieren, porque se podrían cambiar perfectamente. Hemos pasado desde los años socialistas hasta los que vivimos con el típico aquí no se puede cambiar nada ennnn. Es como si hubiera un blindaje de titanio sobre el Carnaval. Anda ya. No se cambia porque no se quiere, lo repito. Esa es mi opinión, muy personal, que yo ya se lo he dicho a la concejala. Yo ya deseché luchar por cambiar nada. Que me digan hora y día en que tengo que cantar y hasta luego. Los que tienen un cargo que tomen decisiones. Eso por un lado. Luego, el tema de la gestión del Ayuntamiento, hombre, si no se puede hacer nada pero tienen en la cabeza que el Ayuntamiento lo gestione entonces es que algo se puede hacer. Que se hará. También es que eso es muy fácil. Cuando uno no quiere tener responsabilidad sobre nada es muy fácil que la responsabilidad caiga sobre las espaldas de otro. Si cae ahora en manos del Ayuntamiento todas las culpas serán para el Ayuntamiento. El Carnaval está en manos del Patronato pero los responsables son algunas personas del mundo del Carnaval, pero no todos porque no todos queremos esto.

–Es que igual las asociaciones que componen el Patronato no os representan a todos.

–Es que lo que nos falta es unidad. No estamos unidos para cambiar cosas que son necesarias. Ese es el principal factor que perjudica todo esto. Porque si nos hubiéramos unido antes para hacer cosas igual lo del Patronato se hubiera arreglado hace tiempo y el Ayuntamiento no tendría que estar planteándose si recupera la gestión. Porque ahora mismo hay un color político pero dentro de unos años igual hay otro.

–¿Se ha planteado alguna vez escribir una comparsa femenina?

–Sí. Y además me lo planteé en el momento en que pensé en volver. Pero creí que no era el momento adecuado todavía, aunque sigo con esa idea, yo nunca descartó ningún tipo de historias, porque además no creo que sea el futuro, creo que es el presente. Además le hace falta al Carnaval que de alguna manera removamos el árbol a ver qué pasa con el avispero.

"No descarto escribir una comparsa femenina. El momento del reto llegará, pero todavía creo que no es el momento"

–¿Si usted saca ‘Los carnívales’, con el mismo repertorio, pero con 15 mujeres, cree que se hubiera llevado el primer premio igual?

–No lo sé. Es que no tengo ni la más remota idea. Yo estoy acostumbrado a trabajar con la gente con que lo hago. Eso sería otra historia y otro reto. El momento del reto llegará, pero ahora mismo no. Y aparte porque creo que todavía se tienen alinear más los astros para determinadas cosas. Pero no descarto nada.

–¿Para el Carnaval de la calle tiene alguna propuesta que podría mejorarlo?

–Lo que de verdad me gustaría sería estar, participar, mucho además.

–Pero llegó a sacar una ilegal.

–Sí. Bueno, siempre digo que hice una chirigota y media. Porque la primera la disfruté pero la segunda el primer día cogí casi una pulmonía y ya no pude volver a salir a la calle.

–En los últimos años incluso las agrupaciones punteras se han apuntado a cantar en la calle de manera más natural.

–Sí, igual hace unos años todos éramos más de concurso. La proporción no es que sea de 50 a 50, pero sí que estamos más presentes. A mí me encantaría estar en una callejera, repito. Necesito disfrutar la calle. Porque cuando acaba el Concurso yo me encuentro en muchas ocasiones como aprisionado en mi casa. No me molesta para nada estar con la gente, hacerme fotos, nada de eso, pero no soy capaz de disfrutar el momento porque casi siempre son los mismos. Entonces, me gustaría tener un grupo de gente con el que estar, con el que cantar, pasármelo bien, como hace el Chapa con su gente por ejemplo. Yo ahora mismo no he tenido esa oportunidad. No sé si la gente me la daría mortal o no. Hay días de Carnaval que digo no salgo, o me voy a determinados sitios que sé que van a estar unos amigos y ya está.

–¿Qué le parece el pregonero?

–Me encanta, yo lo adoro, lo amo, lo quiero muchísimo, sé que lo va a hacer de una manera sincera y original, como es él, que es Cádiz puro, respira Cádiz por los cuatro costados, flamenco, carnaval… Sé que va a hacer un pedazo de espectáculo, no tengo ni idea de lo que va a hacer, pero como lo conozco estoy convencido de que va a ser una maravilla.

–¿Y el Goya a Javier Ruibal?

–Pues me alegra una barbaridad. Cuando llegué a mi casa Fani estaba viendo la ceremonia y justo había recibido el premio. Es tan maravilloso decir que ya tenemos dos gaditanos, como Ruibal y Riki Rivera, con dos Goyas... Estamos poniendo en valor nuestro arte, más allá del Carnaval, pero con su pizquita de idiosincrasia gaditana, su raíz, todo lo que nos pase es una bendición. Estoy encantado. Mis bendiciones, yo amo profundamente toda la obra de Javier.

–¿Veremos el Museo del Carnaval alguna vez?

–Ay yo qué sé. Creo que a lo mejor veremos un museo, pero no sé qué tipo de museo será.

–¿Y cómo sería su modelo?

–Pues mira en el año 2000, con José Antonio Valdivia y un par de compañeros más estuvimos viendo la posibilidad en ese momento de tener la Escuela Náutica como el lugar apropiado para el Museo del Carnaval, cuando parecía que aún se podía recuperar ese edificio. Pero en fin, una cosa es que las cosas de palacio vayan despacio y otra es que vayan tan, tan, tan despacio. Como no se ponen de acuerdo entre colores políticos pues ahí estamos. No quiero decir que tenga una espinita clavada, pero cuando el alcalde de Cádiz dice va a ser en este sitio es porque él cree que debe ser en ese sitio. Pero no hubo un referéndum, una votación popular, entonces hay cosas que yo no comparto. Porque sí se necesita la voz del pueblo para otras cosas pero para esta no. O por ejemplo para decir a mí es que me gustan cuatro en la final. El Patronato no se cambia, pero cuatro en la final sí porque yo quiero. Ole. Entonces creo que veremos un museo pero ahora hay otros técnicos, las visiones son otras y bueno, yo tengo simplemente la esperanza de que se puedan hacer cosas. Pero si el museo fuera la piedra angular de lo que nosotros pensamos que pudiera ser una industria del Carnaval entonces no la vamos a tener nunca. Porque si tenemos que esperar a montar una industria las décadas que estamos esperando para tener un museo nos podemos morir antes.

–¿Y cómo se podría hacer entonces?

–Pues con la gente del Carnaval pero uniéndonos de otra manera. Con un mínimo de esfuerzo, de ilusión, con un poquito de ganas y con menos envidias conseguiríamos muchas más cosas. Pero deberíamos dejar los egos fuera. Quitarnos los egos, desnudarnos de todos los egos, aunque después no nos hablemos, pero de momento sentarnos todos, y luchar por esto con un criterio unificado, más allá de los colores políticos, y yo te aseguro a ti que esto cambiaría de la noche a la mañana. Porque verían los demás que nosotros estamos unidos. Por ejemplo, sé que es una tontería, pero imagínate un jurado compuesto por la misma gente que concursa. Eso es utópico, lo sé, pero sería bonito que por una vez en la vida tuvieras que puntuar a un compañero pero con la mano en el corazón, no con envidia, pero es que nos mueven tantas cosas negativas que lo positivo no somos capaces de verlo. Y es fácil, sólo es cuestión de sentarse, aunque sea con la persona con la que menos ganas tengo de verme, pero si es para hablar de esto hagámoslo. Se trata de anteponer el bien común, pero nos mueven muchas tonterías, los premios y los egos que no valen para nada.

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