Carnaval de Cádiz 2022

Un intenso domingo de coplas

  • Cádiz vive una jornada de Carnaval a la que callejeras y algunas agrupaciones oficiales dan lustre en un extraño domingo sin coros ni cabalgata

  • El público vuelve a llenar holgadamente las calles y las terrazas de bares y restaurantes

Público y agrupaciones callejeras, la constante del primer domingo de Carnaval no oficial.

Público y agrupaciones callejeras, la constante del primer domingo de Carnaval no oficial. / Jesús Marín

Las callejeras y sus coplas, con la presencia también de algunas agrupaciones del concurso del Falla, han protagonizado hoy un intenso domingo de Carnaval que, de todas formas, se notó huérfano de coros y sus carruseles y de una cabalgata que, además de ser el centro de atención para los más pequeños de cada casa, contribuye a repartir el público entre el casco histórico y la Avenida en Puertatierra. Hubo, como es lógico, menos público que en un Carnaval oficial, sin el atractivo tirón de los coros, la cabalgata y los tablaos con los concursos de las peñas, pero fue un domingo destacado, una jornada en la que la gente llenaba las calles y plazas de Cádiz, en general, con cierta holgura.

Mucho público se movía especialmente por la Plaza de las Flores, donde van a parar fundamentalmente los visitantes. Para encontrar más ambiente de ilegales ‘clásicas’ había que meterse por más esquinas y pasarse, por ejemplo, pasadas las tres de la tarde, por Sagasta y sus perpendiculares.

En Solano, un numeroso púbico se arremolinaba para escuchar a ‘Ahora caigo’, la chirigota del Ukelele. En Mateo de Alba, otro grupo grande de gente escuchaba a ‘Fiesta local’, el showmancero.

Por la calle Sagasta lo hacían muchos romanceros. Desde el de Inés Sánchez, con ‘Patri Arcadas’, que actuaba en la puerta de la parroquia de San Lorenzo, al de ‘Vacaciones en el Palmar’ o ‘Er Caletero’. También lo hacía la callejera absurda, que deja este año su sello con ‘La efímera banda del Capitán banana’ y su “absurda antología porquería”.

En una esquina de San Francisco Javier, cerca de la Cruz Verde, donde la gente aprovechaba para reponer fuerzas en su bar y sus almacenes, contaban su transformación ‘Los mixtolobo’. “No soy una alfombra, ni tu prima sin depilar, soy el mixto lobo de Cádiz capital”, terminaban la presentación de un tipo de Carnaval de febrero, claramente. En junio mucha calor con eso, bromeaban.

Los rincones de Rosario tampoco faltaban a su cita con las callejeras. Sitio clásico para escuchar es el callejón San Andrés, haciendo esquina con el ‘Café de Levante’, con los romanceros esperando turno para cantar.

También fue posible escuchar agrupaciones en la calle Santiago, cerca de Compañía, donde la callejera portuense ‘Carretera y mantra’ alcanzaba con sus hindúes el ‘nirvana’ con el público que se partía de risa con sus ocurrencias. En Sacramento, los pijos de ‘Polo opuesto’ cantaban con su mayordomo en primera fila y en Javier de Burgos, unos hippies con muy poca vergüenza colocaban sus coplas entre la hilaridad de quienes los escuchaban.

El domingo dejó también una imagen inusual en un Carnaval oficial: la presencia, ya por las tardes, de muchos niños en el casco histórico. La ausencia de cabalgata permitió que se quedaran jugando, la mayoría disfrazados, en plazas como Mina, Candelaria o Guerra Jiménez, mientras sus padres compartían charla y bebida con los amigos.

También en la plaza de Mina, al filo de las dos de la tarde, la comparsa de Kike Remolino, ‘Los encaidenaos’, atraía todas las miradas con sus poderosas voces en la escalinata del Museo. Porque, todo hay que decirlo, las callejeras tendrán mucho ingenio pero voz, lo que se dice voz, poquita. Así que si quieres escuchar su ingenio hay que coger una de las primeras filas.

En la calle Argantonio se concentraban decenas de personas para escuchar a algunos de los más talentosos. La televisiva Paz Padilla, sin photoshó, se dejaba ver para escuchar a varios de los grupos más seguidos, como la chirigota del Chapa y el Brum que este año han salido a la calle bajo el nombre de ‘El millonario’. En la esquina de Ramón y Cajal con San Francisco esperaban ‘Coristas a la calle’, el grupo liderado por Paquito Gómez.

Y en Rosario, oh milagro, el mismísimo Gómez con su romancero. Acompañado de Paco Mesa nos cruzamos con él y le preguntamos si pensaban actuar en este Domingo de Carnaval Alegal. “Vamos para Argantonio”, dijo. Fue toda una revelación, porque aquí, el que más y el que menos, ya empezaba a sospechar que el Gómez no era más que una leyenda que se ha ido engordando con los años. Pues no, para quien lo pueda pensar. El Gómez existe. Lo vimos ayer nosotros. Con su barba blanca y su calva, sus coloretes y su cartelón. Así que de leyenda nada.

Es tan real como que cada febrero Cádiz se llena de forasteros que creen saber más del Carnaval de Cádiz que nosotros mismos. Da igual que hayan nacido en Dos Hermanas, en Triana, en Écija o en Moguer. Ellos saben más que tú. Entérate. Malaje.

Por las plazas muchos niños chicos con martillos, con lo poco que gusta en Cadi la pretecnología. Qué de martillazos, qué de tamborcitos, hasta con caja china los vi. Qué de bocadillos. Cádiz, la ciudad de los tiesos. Hay que agradecerle al Kichi que pusiera sanitarios en las plazas, que una cosa es que el Carnaval sea alegal y otra muy distinta que la gente trague con eso.

El día que murió Juan Manzorro se comprobó que un Domingo de Carnaval lo es menos si no hay coros en las calles. Porque, repito, a las ilegales no se las escucha. O meten la voz o cantan para cuatro.

En Cardenal Zapata disfrutamos con ‘Las Chavalas Vargas’, que con un peto andino y el pelo cano de la gran Chavela, demostraron muy poquísima vergüenza y mucho salero, contagiando buen rollo hasta que un sieso manío decidió disolver la concentración carnavalera a base de bombitas de peste, qué cosa más antigua y más dañina. Igual si en Ucrania tuvieran un arsenal de estos artefactos del Millonario podrían plantarle cara al petardo de Putin.

Por Mendizábal, menos ambiente que el sábado. En Hospitalito de Mujeres volvemos a ver ‘Los mixtolobos’, de los grupos más activos durante toda la jornada. Cerquita, la chirigota rockera, en su templo de Rosario Cepeda, con sus cuplés bordes y ese soniquete que las hace tan especial.

Ah, y por cierto, mi colega Carmelo encontró el antifaz que le escondió la gata y con la peluca de ‘Dio, pisha’ se paseó orgulloso por medio Cádiz. Viva Catwoman.

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