Faly Mosquera: "El comparsista sigue vivo en mí y solo morirá cuando cierre los ojos”
Retrocarnaval
Alumno aventajado de la escuela de Enrique Villegas, aprovechó sus enseñanzas para convertirse en uno de los grandes directores de la historia
Además de salir con el coplero de Ayamonte dirigió grandes comparsas de Pedro Romero y Joaquín Quiñones
Pepito Martínez: “Si la música no entra, el pasodoble no te llega aunque lleves una gran letra”
Siendo su padre, Carlos Mosquera Ponce, un corista de los buenos, bajo de coros como ‘Los molineros holandeses’ o ‘Los pintores’, y teniendo como compañeros de colegio a hijos de Enrique Villegas, Faly Mosquera estaba condenado a ser carnavalero. “Y yo vivía en la casa grande de la calle Pasquín, una calle donde había mucha afición. Recuerdo a mi padre cantando coplas mientras se afeitaba, por eso me llegó al corazón el pasodoble que hizo Martínez Ares a su padre en ‘Calle de la mar’, porque yo viví lo mismo”, recuerda.
Su primer contacto con las coplas se produjo cuando ficharon a su padre para la Misa Típica Gaditana, ahora hace 50 años. “Ahí empezó el pellizquito”, admite. Luego, sus compañeros de colegio, Gueli y Salvi Villegas, le invitaron a su casa y allí descubrió que eran hijos de un grande de la fiesta. “Enrique Villegas me escuchó cantar y dijo ‘este niño va a ser segunda’. Y yo le pregunté, ‘¿Y eso qué es?’. ‘Ya te enterarás’, me contestó”. Y tanto que se enteró, pues se convirtió en una de las grandes segundas voces de la historia del Carnaval.
"Recuerdo a mi padre cantando coplas mientras se afeitaba, por eso me llegó al corazón el pasodoble que hizo Martínez Ares a su padre en ‘Calle de la mar’"
Villegas sacó en 1977 la comparsa infantil ‘Fantasía de Walt Disney’, que fue primer premio, y se llevó a Mosquera. “Aprendí la segunda de Enrique y sus hijos tenían también un oído privilegiado. También aprendí el sistema de Enrique el sistema de ensayo, que luego llevé a la práctica cuando fui director añadiendo mis ideas”. En 1978 continuó en el mismo grupo en ‘Los Geyperman’, también ganadora en infantiles, donde ya tocaba la guitarra, un instrumento que aprendió a manejar de manera autodidacta.
El salto a adultos fue en 1979 con la comparsa ‘Brillantina’, con algunos de los Villegas, aunque después del Concurso fue reclamado por el patriarca para sustituir como guitarra a Nicolás El Cuchilleta, punteado de la comparsa de Chiclana ‘Hombres del campo’, primer premio provincial, con la que Mosquera hizo el verano. “A los ensayos de esa comparsa ya iba yo con los hijos de Villegas a meter la segunda”, explica.
Con varios componentes de ‘Hombres del campo’, más algunos comparsistas isleños y otros de Cádiz, entre ellos nuestro entrevistado, hizo Villegas en 1980 ‘Antifaz’ en San Fernando. “Todavía no se atrevía a hacer la comparsa en Cádiz, pero ya para 1981 Enrique apostó por la juventud y yo con 18 años me vi en ‘Los hijos de la noche’, punteando”, evoca. La comparsa fue segundo premio por detrás de ‘Pregones’, donde salía su ídolo y referente en la segunda Jesús Monzón, y ‘Charlatanes de feria’. “Qué bastinazo de final aquella. ‘Pregones’ era imbatible, pero el público más joven estaba con nosotros”, apunta.
Una vez en el grupo de Villegas, cuenta Mosquera que el recordado autor le echaba de la comparsa "todos los veranos". “Yo era muy contestón y él llevaba la comparsa con mucha rigidez. En septiembre llamaba a mi casa, hablaba con mi padre y mi padre me convencía para que volviera. Enrique me dejaba una cinta de cassette con el pasodoble para que le sacara las notas. Enrique me trataba como un hijo, para bien y para mal”, relata.
En ‘Rancho grande’ (1982) entraron dos nuevos guitarras para acompañar a Faly: su hermano Carlos y Selu García Cossío. Y luego llegó ‘Comuneros’ (1983), “de las más modernas de Villegas. Ahí es donde empezamos a hacer el falsete de una manera descomunal, que a mí me cansaba. Y es que Enrique quería ir al tipo, que sonara juvenil, ya que íbamos de hippies”.
"Enrique se enfadó mucho, me llamó varias veces y me dijo ‘po te lo vas a perder’. Lo que me perdí fue ‘15 piedras'"
“Villegas me echó otra vez en el verano del 83 pero esa vez no volví. Enrique se enfadó mucho, me llamó varias veces y me dijo ‘po te lo vas a perder’. Lo que me perdí fue ‘15 piedras’. Decidí salir en ‘Hombres de atalaya’ para tener una excusa de no volver”, cuenta. Pero su hermano Carlos se marchó de ‘15 piedras’ tras el Concurso para hacer el verano con ‘Los indiotas’, de los hermanos Villegas, y Faly fue llamado de nuevo a filas por Villegas padre para hacer el verano con el tipo de su hermano.
Mosquera se había convertido en un componente esencial para Villegas, participando ya activamente en el montaje de la agrupación. “Él me entregaba el pasodoble en cinta de cassette y yo sacaba las notas. Enrique cantaba a capella, no lo hacía bien, y no tocaba la guitarra, pero sacaba unas músicas increíbles”.
1985 fue el año de ‘Braceros de pueblo’, comparsa que fue segundo premio tras ‘Entre rejas’. “Cualquier comparación entre ambas obedece al gusto de cada uno, pero ‘Braceros’ era una barbaridad y después del Concurso se demostró en la calle y en los contratos”, apostilla Faly, que ese año dejó la guitarra para salir cantando detrás.
‘Hombres lobo’ fue su último año con Villegas. “Fue un tipo arriesgado. Me acuerdo de salir del Falla tras cantar el primer día y cuando íbamos a coger el coche estábamos Tito Iglesias, Enrique, El Alemania y yo. Y Enrique dijo ‘recordadme que no vuelva sacar una comparsa con la cara tapada’. La máscara nos quitaba la expresión”, expone Faly. La comparsa fue tercer premio.
'El primer día de 'Hombres lobo' Enrique Villegas dijo ‘recordadme que no vuelva sacar una comparsa con la cara tapada’"
Un desencuentro con Antonio ‘Alemania’, director de la comparsa, hizo a Faly abandonar la comparsa antes del verano del 86 “junto a Faly Núñez y El Selu". Pero estuvo poco tiempo en paro carnavalesco porque se unió a la mítica chirigota ‘Los cubatas’ para las galas posteriores al Concurso. “Fue el mejor verano de mi vida. Era todo muy familiar y mi novia, hoy mi mujer, estaba encantada porque con la comparsa no iban nunca las mujeres. La chirigota decidió no salir en 1987, si no me hubiera quedado”, señala.
El resto del grupo de Villegas, en su mayoría, se marchó meses después de hacerlo Mosquera. “Ellos querían salir y me ofrecieron la dirección. Hablamos con Martínez Ares, que nos dio el pasodoble que después sería el de ‘Calabazas’, pero Juan de Dios Santana se había reunido con Aurelio Real, que ofreció sacar la comparsa junto a Pedro Romero. La idea es sacarla para la calle, pero acabamos concursando”. La comparsa en cuestión fue ‘Con gancho’, una de las más celebradas de los 80. Otra vez enfrentándose a Martín, que sacaba ‘A fuego vivo’. “Nos ganaron en la final porque el grupo tuvo dos cojones cantando. Nosotros teníamos mejor letra y música, y ese año Pedro Romero estuvo sublime, pero no pudo ser”, reconoce.
Martín fue su gran rival, un autor con el que le hubiera gustado salir, “pero no se dio esa oportunidad”. Estuvo cerca, porque asegura que le dieron el toque para ‘Voces negras’ en 1982 y para ‘Entre rejas’ en 1985. En este último caso “me estaban esperando incluso en la primera reunión que se hizo en el bar Tadeo de Sopranis. Pero no fui. Me pudo más la satisfacción de seguir saliendo con mis amigos”. Al cabo del tiempo, fue Mosquera quien llamó a Martín para que escribiera su comparsa el año de ‘Los camballá’ (2017), pero el coplero de la calle San Vicente declinó la oferta.
"Para 1987 hablamos con Martínez Ares, que nos dio el pasodoble que después sería el de ‘Calabazas’"
El grupo salió en 1988 con ‘Caña y mimbre’ de Antonio Busto y con José Manuel Prada hizo ‘Raza maldita’ en 1989, volviendo con Aurelio y Pedro para ser segundo premio en 1990 con ‘Solera, duende y misterio’. Ahí acabó la aventura de Mosquera con un mítico conjunto. “No iba a salir en 1991, pero a 50 días del concurso entré en la comparsa ‘La señora’, de Paco Villegas con su padre y con José Luis Bustelo. “Me llamó Gueli para dirigir, pero no quería figurar. Ayudé en la afinación con Bustelo”.
‘La señora’ era la droga que manejaba a la juventud. “El tema era muy delicado y a la comparsa se la cargó el pasodoble ‘Lobo’ de ‘Calabazas’. Martínez Ares resumió en un pasodoble toda la temática de nuestra comparsa”.
1992 sería el año de inicio de un grupo durarero e histórico, dirigido por Moquera, al que le imprimió un sello personal que lo convirtió en el mejor conjunto por muchos años. “Surgió la oportunidad de salir con Joaquín Quiñones y Pepito Martínez. Nos reunimos en el Bar Gol y me pidieron afinar la comparsa. Yo les dije como condición que yo aportaba a siete componentes, ellos tenían otros siete y el número 15 fue El Tojo”. Así nació ‘Suspiros de Cai’, el primer ‘1’ de Mosquera.
Desde el primer año el grupo se consolidó entre los favoritos y consiguió hitos tan sorprendentes y novedosos como tocar instrumentos andinos en ‘Charrúas’. “En la comparsa me decían Luis Cobos. Una hora ensayábamos con los instrumentos y dos con la comparsa. Pepito Martínez y yo fuimos a comprarlos a una feria de artesanía a la plaza de San Antonio. Una zampoña, un charango, una quena… yo me compré un libro que explicaba cómo se afinaba el charango y Pepito afinó la zampoña rebajándola con un papel de lija y sacando las notas con la guitarra. Cuando nos trajo la presentación y nos planteó lo de los instrumentos, le dijimos que estaba loco”.
"Me estaban esperando en la primera reunión de 'Entre rejas' en el bar Tadeo de Sopranis. Pero no fui. Me pudo más la satisfacción de seguir saliendo con mis amigos"
Fueron grandes años con comparsas como ‘El circo’, ‘Noches de Falla’, ‘Los vikingos’ (donde se incorporó El Noly como músico) o ‘La caldera’, pasando luego por el grupo otros autores como Romero Bey o Bustelo.
Faly hace un inciso para hablar de Joaquín Quiñones. “Es un obrero del Carnaval. Se lo curraba mucho y vivía cada momento con su agrupación sin faltar a ensayos ni contratos. Muy currante y cariñoso con los suyos. En ‘La corona’ lo vi llorar porque no le salían los pasodobles. Llegó a hacer más de 20”, rememora.
La última con Quiñones fue ‘Los peleles del XXI’. “Él entendió que era el momento de irse, pero nosotros queríamos seguir”. Alargaron la historia con comparsas como ‘Los camellos’, de Kike Remolino’, que fue finalista. Y también lo fue ‘La construcción’ de Bustelo.
“Luego, le dimos la confianza a Tomy Alemania y el Chato y sacamos varias comparsas, hasta despedirnos con ‘Los salvajes’. Esa fue mi última comparsa, en 2020”.
Todavía le quedaba un remate a su trayectoria, para cumplir un deseo de su padre que se convirtió en promesa. “Que la última copla que cantara fuera un tango”. Y así fue. “Julio Pardo sabía de este deseo y me iba tirando los tejos todos los años hasta que al final salí con él en ‘Los Martínez’. Y me tocó vivir su muerte en pleno Concurso”. Era el año 2023 y aunque Mosquera solo pensaba salir una vez en el coro, este luctuoso suceso le hizo quedarse un año más. “Por amistad con el grupo, que son gente para comérsela, y por cariño a Julito Pardo, salí también en ‘Los luciérnagas’. Y ahí se terminó todo”, destaca.
Ahora es un aficionado más que disfruta de la segunda voz de comparsistas como “Lali, Vito Jurado, Feni, Waxi…”. Concluye diciendo que “nunca me he ido de la fiesta. El comparsista sigue vivo en mí y solo morirá cuando cierre los ojos”.
De la calle Pasquín y mecánico de mantenimiento del Puerta del Mar
Rafael Mosquera Muñoz nació el 21 de noviembre de 1962 (el mismo día que Manolo Santander) en el número 10 de la calle Pasquín, la denominada Casa Grande. Estudió en Capuchinos, Valcárcel y el ‘colegio redondo’ (La Paz), haciendo luego Maestría de Máquinas y Herramientas en el instituto San Severiano. En 1984 entró en el SAS como mecánico de mantenimiento, trabajando principalmente en el hospital Puerta del Mar, donde sigue empleado. Está casado con Antonia Rioboó González. Tienen dos hijas: María y Remedios.
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