Carnaval de Cádiz 2022

El balance del Concurso del Falla 2022: Un COAC incompleto, pero de nuevo vivo

La comparsa 'Los renacidos'

La comparsa 'Los renacidos' / Jesús Marín

La mejor noticia del último mes ha sido que el Carnaval de Cádiz, aunque con un formato diferente, ha vuelto a la vida. Tras toda la polémica que suscitó el cambio de fechas, tanto el Concurso como la fiesta en las calles se han podido celebrar con total normalidad, lo que ya de por sí es algo para festejar tras lo que se ha sufrido por la pandemia del COVID. 

A partir de ahí, todo lo sucedido en este Carnaval que hoy se acaba invita a la reflexión en sus dos ámbitos -el Concurso y la calle- para intentar que la fiesta se celebre en 2023 en su fecha habitual de febrero con todo su esplendor.

El nivel

Realizar una comparativa de la calidad que se ha visto en el Concurso del Falla recién terminado con el nivel de otros años es una tarea injusta. Esto se debe a que un buen número de grupos importantes decidieron descansar por diversos motivos en este 2022 y guardar fuerzas de cara a 2023. En líneas generales, sí se puede sacar como conclusión que las propuestas han sido algo más conservadoras respecto a los montajes, la escenografía y el riesgo en las coplas, algo totalmente comprensible debido a la multitud de problemas que han tenido las agrupaciones para llegar en condiciones al COAC 2022 y la cercanía con la edición de 2023, en la que se presupone que sí estarán todos los actores de la fiesta. 

Por modalidades, la que ha brillado sobre todas ha sido la de comparsas debido a que casi todos los grupos de enjundia han participado, lo que ha permitido una competición muy disputada a la que se han añadido el paso a comparsas de José Antonio Vera Luque o la irrupción de la comparsa de Marta Ortiz, 'We can do… Carnaval'. En chirigotas y en coros sí se han notado las ausencias, lo que ha provocado que la lucha por la Gran Final quedara muy definida -como en coros- o con escasas alternativas reales respecto a las que superaron el último corte -como en chirigotas-. En cuartetos, la superioridad de 'Los ultraortodoxos de los callejones Cardoso' fue aplastante.

En cuanto a los derroteros por los que se encamina el Concurso, el fallo del jurado sí plantea un debate que la fiesta debe mantener. ¿Qué tipo de humor se valora en el Falla? La clasificación en 11ª posición de la chirigota 'Gente con chispa', de Antonio Álvarez el Bizcocho, es la mayor anomalía del veredicto por castigar de forma cruel y humillante a un grupo que ha arriesgado con un humor negro, pero lleno de ingenio, en vez de caer en los chistes facilones, resultones, vulgares y efectistas. Esto mismo le sucedió en 2020 a la chirigota 'Chernobyl, el musical', que sufrió el mismo castigo por usar un humor semejante.

Esta reflexión debe ser muy profunda ya que, tal y como se ha comprobado, una persona no puede ser jurado de chirigotas -tampoco de cuartetos- si no tiene la mente abierta para valorar los repertorios. La transgresión siempre ha sido un componente definitorio del Carnaval de Cádiz, pero decisiones de este tipo acabarán matándola y haciendo que los autores opten por caminos más fáciles para no verse perjudicados. 

Por este motivo, es vital acertar con la elección del jurado ya que sus decisiones son las que marcan las tendencias en los años venideros. Cuando gana varias veces seguidas un tipo de chirigota, ese modelo se acaba copiando por una parte importante de los participantes buscando el mismo éxito. Sucedió en 2008 con 'Las pito-risas', un esquema que se copió hasta la saciedad en los años siguientes hasta que dejó de tener tanta fuerza. Por ello, es indispensable que prime la valoración del ingenio para que este, al final, no se acabe perdiendo. 

El regreso por Cádiz

Una de las mejores noticias del COAC 2022 ha sido que Cádiz se ha convertido en el centro de muchos repertorios. Esta tendencia está motivada por el corto recorrido que van a tener los grupos tras el Carnaval que hoy finaliza, por lo que no han tenido la necesidad de abordar temáticas generalistas. 

Los piropos, la turistificación, las críticas al alcalde, los problemas de la ciudad o el humor sobre cosas muy gaditanas -y también el metacarnaval, que nunca desaparece- han sido temas que han estado muy presentes sobre las tablas del Falla. Un recuerdo importante de que lo que se hace es Carnaval de Cádiz hacia el mundo y no Carnaval de Cádiz pensando primero en el exterior. 

Con todo, la verdadera prueba de fuego será en 2023 para corroborar si esto es solo una moda pasajera o si los autores han tomado verdadera conciencia de una vuelta a las raíces verdaderas de la fiesta.

El formato

La eliminación de la fase de cuartos de final en el COAC 2022 era una medida obligada y acertada debido a que solo llegaron a las tablas del Falla 61 grupos, en torno a la mitad de los que participan en un certamen normal. Esta medida se ha comprobado como eficaz para esta edición, pero en un concurso de la envergadura que tiene el del Falla esta duración se antoja muy corta, aunque según la modalidad cada uno tenga su opinión, ya que los cuartetos llevan tiempo reclamando contar con una actuación menos. 

El desarrollo del Concurso recién terminado ha demostrado que este formato ha alterado las estrategias con las coplas, además de no dejar reposar las propuestas lo suficiente como para decidir las agrupaciones finalistas. Que en dos actuaciones se tenga que elegir a los cuatro grupos por modalidad que optan a los premios hace que los repertorios no maduren lo suficiente, además de que en términos de puntuación es mucho más complicado corregir los errores que se hayan producido al inicio de la competición, tal y como se ha comprobado con el excesivo inflado de los puntos en semifinales. Y es que, en condiciones normales, la tercera actuación, que sería la de unas semifinales normales, es la que termina por colocar a las agrupaciones en la posición que se merecen, sobre todo si las emergentes saben mantener la regularidad en todas sus actuaciones o acaban desinflándose tras haber aportado sus mejores letras en su estreno. 

Por estos motivos, todo apunta a que en 2023 regresará el COAC con todos sus avíos: cuatro fases, un número de agrupaciones más cercano al habitual y grupos de todos los niveles en todas las modalidades.

El jurado, su protagonismo y los puntos

Por desgracia, el jurado ha sido uno de los grandes protagonistas del Concurso del Falla de 2022. Lo sucedido el día del primer corte -el ya comentado "esto es un suplicio" de la secretaria, Carmen Castiñeira, y la pancarta sobre Valcárcel- solo fue un pequeño aperitivo de todo lo que ha ocurrido después, acabando todo por reventar con la publicación de los puntos. 

Esto no trata del propio fallo en sí, que al final se circunscribe a lo que dictan los vocales y siempre será debatible, sino de los procedimientos de trabajo, las formas, los sucesos y la gestión del grupo. Desde la finalización de la preselección, fue expulsado un miembro del jurado por falta de confianza, la secretaria y un vocal dieron una entrevista en Onda Cádiz antes de acabar el COAC en la que confirmaron que han usado un procedimiento de trabajo que a todas luces ha sido perjudicial y ha arrastrado toda la labor de este órgano, y, para colmo, un vocal no para de intentar justificar el fallo en redes sociales, mientras que otra, directamente, insulta a toda persona que no piense como ella. 

Todas estas cuestiones ponen en tela de juicio la labor de Ana Barceló como presidenta del jurado al no haber sido capaz de controlar al equipo que había elegido. Pero, aunque las formas también son importantes -lo de que no hay que ser solo jurado, sino también parecerlo es aplicable al postconcurso-, al final lo que realmente importa es el trabajo realizado, porque las decisiones generan tendencias y los modos de trabajar también generan suspicacias y le restan credibilidad a la labor realizada al evaluar a las agrupaciones. 

En este caso, la decisión de que los miembros del jurado puntuaran de forma individual sin deliberar y sin conocer en ningún momento cómo iba la clasificación en preliminares ha provocado los mayores ajustes de las puntuaciones conocidos en la historia del Concurso del Falla -una cuestión que siempre se ha producido, pero no a este nivel-. No saber colocar el baremo el primer día ha provocado una disfunción gravísima en las valoraciones que, para intentar arreglarlas y amoldarlas al gusto real del jurado, ha provocado diferencias de calificaciones entre dos pases de una misma agrupación de hasta casi 80 puntos, una cuestión que es inadmisible. ¿Qué escuchó el jurado en preliminares? Esa cuestión solo la pueden explicar los vocales, aunque a estas alturas cualquier justificación no va a servir de nada ya que no se han aplicado unos métodos de trabajo y de valoración coherentes.

Aunque la cuestión de los puntos siempre suele ser espinosa, esta puede ser una herramienta útil y orientativa siempre que vaya acompañada de la deliberación. Si esta no se produce, el resultado será irreal. Si se soluciona a tiempo, los resultados no cantan tanto. Pero si se llega tarde, como ha sucedido en este 2022, analizar las puntuaciones con cierta seriedad es simplemente una locura.

Con todo esto, la primera y principal tarea que deben asumir tanto el alcalde, José María González, como la concejala de Cultura y Fiestas, Lola Cazalilla, es afinar muchísimo en la elección del presidente del jurado y los vocales si siguen siendo los máximos responsables de esta cuestión o encontrar una fórmula para delegar este tema a los participantes y/o los colectivos. 

El reglamento

Unido al asunto de las puntuaciones, otro año más -y ya van muchísimos- el reglamento se vuelve a poner en cuestión, ya sea por costumbre, por vicio o por buscar culpables debajo de las piedras. Cuando la normativa es restrictiva, las quejas vienen por el lado de que se restringe la libertad; pero si es laxo, el problema está en que las diferentes cuestiones no están bien definidas.

Aunque por las manifestaciones de los carnavaleros parezca que el reglamento es el gran demonio del Concurso, la realidad marca que llevamos décadas con el mismo concurso y solo se han cambiado ciertas cuestiones según el año (tocar o no el pito, el número de componentes, el tiempo, el formato, la forma de puntuar, los arrastres, los cuplés engarzados, los instrumentos, los figurantes…y poco más). Ante esto, cabe preguntarse: ¿qué artículos concretos hay que tocar? La respuesta es los que les convenga a cada uno para amoldar el Concurso a su forma en vez trabajar por el bien común. ¿En qué ha cambiado el Concurso en los últimos 40 años? Pues, excepto en cuestiones nimias, en absolutamente nada en cuanto a concepto. ¿Es necesario hacer una reforma completa de arriba a abajo? No, porque convertiríamos el Falla en otra cosa. 

A partir de ahí, la reflexión que deben hacer los carnavaleros es si quieren participar en un Concurso del Carnaval de Cádiz o prefieren ir a Got Talent. El reglamento siempre será mejorable, pero es necesario enfriar los ánimos de querer arrasar con todo porque sí.

De hecho, una de las cuestiones que se aboga por tocar es el tema de los repertorios inéditos. ¿Cómo se retoca este punto para medirlo objetivamente? ¿El 50% debe ser nuevo? ¿El 75%? ¿El 99%? Es una cuestión muy complicada, sobre todo si se tienen en cuenta los aspectos legales que, precisamente, han salvado a 'Los indomables' de la descalificación. Por lo que lo mejor hubiera sido haber tenido un jurado inteligente que hubiera sabido penalizar en el propio concurso a este tipo de grupos con su eliminación en el primer corte y evitar que este hecho se pueda repetir en años venideros. 

Otra cuestión es el tema de los derechos de autor e imagen, en el que, tal y como cantó 'Los indomables', sí puede haber cierto interés en determinadas personas para sacar más beneficios, aunque el margen para exprimir más al Concurso ya es muy escaso.

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