Kike Remolino | Autor de comparsas y chirigotas

"Echo de menos disfrutar del concurso como mero componente"

  • El autor dice que a veces le “da coraje” su fama de concursero pero que sin “un punto de locura” se aburre.

  • Vive estos días como en una “montaña rusa”

Kike Remolino en uno de los camerinos del Falla la noche del domingo.

Kike Remolino en uno de los camerinos del Falla la noche del domingo. / Julio González

Empezó a escribir agrupaciones con 14 o 15 años y salió con la Peña Nuestra Andalucía en la cantera. Desde entonces, Kike Remolino acumula un largo y exitoso currículum como componente y como autor. Antes de afrontar el segundo pase de ‘La luz de Cádiz’, con “muchas ganas”, Enrique García Rosado, trabajador de la industria naval, repasa con Diario del Carnaval su trayectoria, sus concursos y el concurso.

–El domingo con la chirigota, hoy con la comparsa, ¿cómo lo lleva?

–Ojú, ahí estamos. Es una avalancha, como una montaña rusa. Con la comparsa lo vivo con más tensión, más nervioso. En la chirigota, 'Los cachitopan', está todo más repartido y más o menos pues va avanzando, pero con todo y con eso me hubiera gustado estar más metido.

–¿Pero usted se define como comparsista o chirigotero?

–Yo me siento carnavalero, me gusta todo y tengo que probarlo todo. Voy por sensaciones, soy muy egoísta o me he vuelto egoísta, y ahora mismo me tira mucho la comparsa. Noto que fluye mejor, tengo a lo mejor más frescura, lo noto. La chirigota me está costando últimamente la vida. Pero que puede que me dé la picada y me meto con un coro, que estoy frito por hacer la música de un tango y no me llaman con todos los coros que hay (ríe).

–Vamos que puedo decir sin equivocarme que usted es un fiebre del Carnaval.

–Me gusta muchísimo. Yo entiendo que hay compañeros que dicen que no escuchan Carnaval pero yo lo consumo mucho. Me gusta aprender, no tengo otra fuente, y aprendo mucho de los nuevos y los consagrados. No es que esté todo el rato, pero me trago el concurso, lo sigo. Si me pierdo algo lo intento escuchar cuando tengo un huequito. Me gusta, me gusta.

–¿Y disfruta del certamen o no le deja la presión?

–La verdad que cuando yo era un mero componente lo disfrutaba ¡pero no sabes tú cuánto! Lo echo muchísimo de menos. Porque mis nervios los usaba para animar a los demás, los volcaba ahí. Quien ha salido conmigo lo sabe y después me han visto con mi comparsa y mi chirigota y dicen: no veas cómo te cambia el rollo. Eso sí, después lo disfruto a mi manera. Porque ahora es como todo, que cuando ves que la cosa va rodada, que lo que tú presentas gusta, cala, lo disfrutas muchísimo, pero cuando no, estás ahí agobiaete, la verdad.

–Lo que es sentir la responsabilidad ¿no?

–Y que cada vez me cuesta más sacar tiempo, la vida, los niños, las casa,... Voy a pellizcos robándole tiempo al sueño, a la familia, pero cada vez cuesta más sinceramente.

–¿Dónde encuentra usted a las musas?

–Gracias a dios en la grúa. Porque uno, según qué faena, pasa tiempo y se te ocurre algo. No es que yo me ponga... pero grabo mucho en el móvil y luego llego a casa y lo desarrollo. Como me coge trabajando pues la mayoría de las veces me coge allí. Y que me coja siempre, que es buena señal, que estoy en astilleros.

–Tiene usted fama de concursero, ¿comparte esa opinión?

El bombazo de ‘Las pito-risas’ no lo esperábamos. Hicimos un ensayo general y fue un desastre”

–Algunas veces me da coraje, parece que me aprovecho en el momento de según qué cosas. Pero bueno últimamente me está saliendo bien (ríe). Eso va también con las ganas del grupo, de vender cierta letra en un momento, o hacer cambio radical o un efecto. Pero pienso que si no tenemos ese punto de locura me aburro. En la comparsa hoy tengo un par de puntos de locuras que esta gente me han dejado. A ver si queda bien.

–¿Por qué se acompaña para escribir una chirigota y hace en solitario la comparsa?

–Veo las demás comparsas y veo reflejada la personalidad del autor. Tengo amistad con varios y escucho sus letras y me las creo más, me llegan más. Creo que en comparsas ese punto tiene que estar, darle tu personalidad para que sea más creíble lo que tú tienes que representar. Pero en chirigota es distinto, le puedes dar esa personalidad en la música pero yo me lo paso mejor compartiendo una cuarteta por ejemplo. Un proceso creativo haciendo la chirigota con alguien es más divertido.

–Se ha hecho su hueco en el mundo tan competitivo de esta modalidad que levanta pasiones pero ¿cómo lleva competir entre grandes nombres?

–Bueno porque uno es zorrón o tiene fama de zorrón. Porque yo como escribe Martínez Ares, Juan Carlos, o lo bonito que viene el Carapapa, o los chiquillos incluso que vienen de la cantera, me quedo embobado. Y muchas veces me siento muy pequeñito, lo que pasa es que después siente uno el respaldo de los compañeros mismos, que te respetan. Y que viene gente y te dice:qué bonita esta letra. Y uno ve que, por lo menos, va haciendo las cositas medio bien. Yo escucho al Tino como escribe, Juan Carlos, Martínez Ares o las músicas de Jesús (Bienvenido) y me entra ganas de tirar los bolis a la basura. Pero intento ser buen compañero y ponérselo difícil a los demás. Pero con mucho respeto, ellos lo saben.

–Pero, volviendo a sus orígenes, sus primeros éxitos como autor fueron con chirigotas.

–Sí, ‘Los 15 en la piedra’, ‘Los otros’, aunque ya en infantiles y juveniles tenía mucha aceptación. Y eso que he escuchado cosas que yo he escrito en la cantera y digo: tío qué malamente’ (ríe). Pero va uno aprendiendo y era todo muy puro. Y después en adultos con Cascana y compañía era entre todos un poco, era muy salvaje y uno ponía un poco de orden a las locuras. Lo recuerdo como propio de la edad y la época.

–Hasta que pegó el pelotazo con ‘Las pito-risas’.

–Yo venía de salir con las comparsas de Tino y de Juan Carlos y me fue a vivir a La Isla e hice una chirigota allí ( ‘Con zapatero nos dimos el sí quiero y ‘Los hombres de goma’ ). Después en ‘Las pito-risas’ nos juntamos unos pocos de amigos de Cádiz y no nos lo esperábamos. Fue un bombazo, y para nosotros los primeros. Porque me acuerdo que hicimos un ensayo general y eso fue un desastre. Nosotros decíamos: ay dios mío de mi alma. Y mira después de la que se formó.

–Como para fiarse de los familiares en los ensayos, ¿no?

–Bueno es que al revés también nos ha pasado, que hemos hecho ensayos generales y la gente sale que dices tú: vamos esto es mejor que Los Borrachos. Y después hemos llegado allí al teatro y no veas, te quedas más cortado.

–¿Por qué decidió dejar aparcada la chirigota en su día?

–Por desgaste. Lo que sí creo es que mi grupo último merecía un mejor final, terminó todo de una manera muy malage. Se podía haber hecho mejor por mi parte y por todo. En fin espero que con el tiempo se normalice todo. Yo me quedo con los buenos ratos y espero que todos los afectados nos quedemos con eso y con el tiempo nos riamos. Pero me entristece mucho el final que tuvo.

–¿Con qué momento se queda? Porque usted ya tiene un extenso curriculum para su memoria.

–Cada año, por muy bueno o malo que sea, a algún momento bueno te tienes que agarrar, sino no valió la pena. Y al final un año, por muy bueno o malo que sea respecto a premios, gracias a dios te quedas con algo seguro, y tengo unos pocos de años en la espalda. Son muchos, desde infantiles hasta el otro día mismo que le cantamos el pasodoble al Tato. Ya por eso ha merecido la pena sacar ‘La luz de Cádiz’, por hacerle vivir a este hombre después del disgusto que su comparsa y su director le dedicaron un recuerdo bonito, que no se quede con la pena.

–Vayamos al lado contrario, ¿lo peor?

–A parte de lo que te he comentado de la chirigota, lo peor fue el año de ‘Los pacopiedras’. Y no porque cuajáramos más o menos, porque esto va en el oficio y es normal. Pero me puse muy malo y yo me quería morir. Se me metió una bronquitis que derivó en bronquio neumonía y después del concurso me llevé un mes en mi casa. No lo he pasado peor en mi vida, y lo recuerdo como un auténtico castigo. Cuando nos equivocamos en la letra de ‘Los pito-risas’ eso son anécdotas que después hasta te ríes, pero los males son otra cosa. Deberíamos ser inmunes durante el concurso a todo (ríe).

–¿Qué opina del Patronato? ¿Es usted de los que se implica?

A veces me siento pequeñito, me entra ganas de tirar el boli, pero luego siento el respeto de compañeros”

–He estado muy metido y me he comido marrones gordos. Creo que incluso hasta me ha afectado, porque uno intenta el bien común y es muy complicado estar ahí metido. Yo apoyo a todos los compañeros que están ahí intentándolo pero creo que al final termina aquello en un compadreo y tira cada uno para lo suyo y no avanzamos. Me parece que esto necesita un zamarreo, una revolución y no sé. Lo hemos intentado, no ha sido un mal invento, pero vamos a intentar otra cosa, por ejemplo que el Ayuntamiento se haga cargo y que quedemos en plan asesoramiento, pero que no decidamos. Porque a lo mejor cada uno barre para su casa y no avanzamos. Yo ya me he cansado, cansa, prefiero comerme el coco, en el poco tiempo que tengo, para componer y ensayar que es lo que me gusta. Lo prefiero a estar peleándome con una concejala, con un alcalde, o incluso con un compañero mío porque él tiene una manera de ver las cosas y yo de otra, como es normal.

–¿Cambios ya en el concurso?

–Yo no tengo nada claro el concurso perfecto pero estamos tardando ya en que cambien ciertas cosas. Es que el Falla es rentable, es que cualquiera que venga se está llevando en derechos de retransmisión un dinero y si no hay calidad no hay castigo.

–Empezó en la cantera, ¿cómo ve la ve ahora?

–Empecé como componente en una catedral del Carnaval (la peña Nuestra Andalucía) y ahí tengo muchos amigos que conservo. Incluso empecé a escribir antes. Ahora en la cantera sigo haciendo cosas, no firmo las agrupaciones pero me gusta colaborar un poquito porque necesito sentirme parte. Me gusta mucho, los chavales me mandan cosas y yo le digo esto más corto, o así o lo que sea. Y es que creo que hay que fomentar la autoría. Muchas veces me dicen: quillo, hazme un pasodoble, y no es por no hacérselo, pero les digo que lo hagan y yo le ayudo. No veo una tontería hacer una especie de academia para fomentar los autores. Yo estaba en el instituto con Luis Rivero y nos poníamos a escribir con 14 y 15 años y eso hay que fomentarlo.

–¿Cómo se siente para esta noche con ‘La luz de Cádiz’?

–Bien, fuerte, reforzado. Tenemos muchas ganas de cantar más tranquilitos, de quitarnos la espinita de las cositas que siempre hay el primer día con los nervios, y hacerlo mejor. Hemos llegado al primer día muy a lo justillo, lo del Tato nos retrasó. En fin, hemos tenido tiempo para recuperarnos durante la preselección y que nos quede que lo hemos hecho bien, y ya lo que venga vendrá.

–¿Seguirá con el Love?

–Bueno, no sé, eso depende de ellos, las ganas que tengan. A ver, a mí me hubiera gustado que hubiera salido mucho mejor y seguir depende de las ganas. Si soy yo y me cuesta la vida, esta gente que llevan el triple de años pues fíjate, eso es pura pasión y dependerá de ellos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios