Entrevista al chirigotero José Antonio Vera Luque

José Antonio Vera Luque: "Si le das un vuelco al COAC y te equivocas, el patazo puede ser gordo"

  • El chirigotero reconoce los problemas que existen para reformar el Concurso por los diferentes objetivos de sus participantes y ve con dudas su nueva organización

El chirigotero José Antonio Vera Luque, en la plaza de San Agustín.

El chirigotero José Antonio Vera Luque, en la plaza de San Agustín. / Lourdes de Vicente

-¿Cómo lleva la ausencia del Carnaval?

Se tira de archivo y se le busca el golpe a cualquier cosa. También hay muchas ganas de que pase lo más rápido posible esto de tener que estar pensando que hoy sería la final o el Domingo de Piñata. Por lo menos no te estás reconcomiendo diciendo que hoy estaría de esta forma, que es lo que te da coraje de la situación.  

-¿Ha habido algún momento de agobio desde final de Carnaval?

Hemos tenido la posibilidad de ir haciéndonos a la idea y no nos hemos llevado la cachetá de un tirón como se la pudo llevar la gente a la que le gusta la Semana Santa o la feria. Lo que más hemos echado de menos es vernos el grupo. El ensayo, los ratitos de discusión (entre comillas) de si esto hay que meterlo o no... la convivencia es lo que más estoy echando de menos. 

-Se ha hablado muchas veces de que el Carnaval necesitaba un parón biológico, ¿cree de verdad que era necesario?

Es que el parón biológico era una cosa muy utópica. A todos nos viene bien un parón de vez en cuando. Nosotros lo tuvimos hace dos años y nos vino de perlas. Yo creo que en la trayectoria de casi todos los grupos y casi todos los autores, siempre han tenido un añito sabático porque es necesario. Pero poner a todo el mundo de acuerdo para que fuera el mismo año es muy difícil. Yo creo que es una utopía, por lo que creo que se hablaba como forma de decir que hay que sentarse a pensar. Pero esa sentada colectiva que todo el mundo demandaba sí hace falta. Nos hemos encontrado con esto, por lo que es un buen momento para ponerla en práctica. Otra cosa es que de esto se saque algo positivo.

-¿Cómo cree que va a salir el Carnaval de la pandemia?

En principio, yo creo que el próximo Carnaval que haya nos tiene que servir para mirar, por un lado, el pasado que hemos tenido. Eso lo estamos viendo en estos días con los resúmenes que se están emitiendo. Ver que durante tantos años siendo coetáneos de ese Carnaval, no lo hemos tenido tanto en cuenta como lo estamos teniendo ahora. Eso es importante para tenerlo en cuenta en lo referente a lo artístico y que, cuando volvamos, sepamos valorar bien lo que hay, que esto tiene mucho valor y que hayamos aprendido un poquito de esto que está ocurriendo. A otro tipo de niveles como el organizativo, pues esperemos que se note que este parón ha servido para algo. Ya a otros niveles como el callejero o de ánimos, entiendo que será un Carnaval muy explosivo. Lo importante es que esas ganas perduren y no se queden en el arranque.  

-¿Ese repaso del pasado puede servir de punto de inflexión del rumbo que estaba llevando el Carnaval en los últimos años?

Nos podemos alimentar de muchas cosas que estamos viendo ahora. Lo que pasa es que es verdad que somos muy dependientes de los gustos del público. A mí ahora me entran muchas ganas de hacer una comparsa porque veo ‘Los pimpis de Cai’ y flipo. Pero vuelves a la realidad cuando te das cuenta que estás viéndolo en un contexto concreto y además te estás viendo tú pero hace más años. Al final, tenemos que volver a una continuación de lo que hemos dejado en 2020. No creo que se vaya a dar un cambio tan brusco, pero sí nos puede valer para rescatar cosas y hacer una especie de retrospección para decir que aquí se ha hecho un tipo de Carnaval que estaba un poquito olvidado y que tiene un montón de valor. Creo que esta parte de Carnaval antiguo la estamos viviendo un sector del Carnaval, no creo que todo el mundo esté tan picado como lo estamos los más puretas. Nosotros estamos redescubriendo, pero hay gente que lo está descubriendo. Cuando descubres algo que no es de tu contexto y no lo has vivido, es más difícil llevártelo a tu terreno. A lo mejor tienes la añoranza de decir por qué no, pero tienes que fijarte en el contexto, ya que lo vas a poner en 2022 y no te puedes colar vestido de piedra con barba, como iba el Alemania. 

Tiene que servir porque eso está ahí y es de donde hemos aprendido todo el mundo. No sé yo si bien entrado el siglo XXI va a ser algo que se valore con lo que conocemos ahora del Carnaval y el ideario que tenemos de una agrupación. Yo creo que está sirviendo más para matar el gusanillo y para ponernos melancólicos que para ponerlo en la práctica a la hora de hacer agrupaciones.

-¿Le ha dado en algún momento por escribir algo, apuntar ideas o pensar en un tema para un cuplé?

Claro, he escrito mis cositas para mí. Tengo cositas que no sé si me van a dar tiempo porque quería hacer una cosa para Carnaval, pero como tampoco me he comprometido, si me sale pues bien y si no pues tampoco pasa nada. Apuntadas sí tengo cosas constantemente durante todo el año, haya Carnaval o no lo haya. Escuchas una música y la apuntas, se te ocurre una cosa y la apuntas. Eso es innegociable a que haya o no pandemia.  

-Dejando a un lado la pandemia, ¿a qué le cantaría este año?

Habría mucho a lo que cantar. En el plano político, un tema muy jugoso habría sido el Emérito en Dubai. En un plano un poco más frívolo, Paquirrín ha dado mucho juego. El tema del Capitolio también habría dado para mucho cachondeo. Y ya después los temas de última hora. La movida del chiquillo de Puerto Real tiene su lado cómico porque ha tenido un final feliz. Tiene hasta su lado romántico, como letra de última hora alguien la habría utilizado. El VAR habría sido para pasodoble cañero. 

José Antonio Vera Luque posa en la calle Cardenal Zapata. José Antonio Vera Luque posa en la calle Cardenal Zapata.

José Antonio Vera Luque posa en la calle Cardenal Zapata. / Lourdes de Vicente

-Después de un año de descanso, volvió con otro primer premio. ¿Le da vértigo?

Nosotros nos bajamos los humos los unos a los otros. Ahora estamos en una época de mucho éxito, pero también hemos tenido muchos babuchazos. Como conocemos las dos partes, tenemos esa visión en perspectiva. Nos centramos más en hacer lo que queremos hacer y hacerlo lo mejor posible. A lo mejor, cuando pasen más años y veamos lo que está ocurriendo, a lo mejor ahí sí nos da un poco más de vértigo. Los premios son efímeros, igual que los fracasos. Te das cuenta que los premios son importantes en el momento porque te apuntas a un concurso y quieres ganar porque yo creo que es muy bonito, es el momento culminante y lo justifica todo. Pero, al final, con lo que te quedas no es con los premios, sino con muchas más cosas como las que ahora echamos de menos.

-El ejemplo lo tiene con ‘Los hinchapelotas’…

‘Los hinchapelotas’ es la que más se ha perpetuado. Para mí fue muy satisfactoria porque me lo pasé muy bien haciéndola. Nada más que tengo recuerdos bonitos porque, incluso, el momento de no pasar a la final lo archivas como un momento bonito. No se guarda rencor. De hecho, ese mismo año, Juanma Canseco era jurado y Puchi se cruzó con él la misma noche que dieron el pase y no hubo ningún tipo de reproche. Estábamos tan contentos con lo que habíamos hecho que, aunque nos hubiera gustado estar en la final, es imposible que ese disgustillo te tape todo lo que viene después y lo que había habido ya. 

-Tras un año de descanso, ¿buscaba algo diferente con ‘Los #Cadizfornia?

Tú nos ves y hay una línea evolutiva. No sé si a mejor o a peor, pero evoluciona. Va cambiando dentro de la misma línea que llevamos. A lo mejor, si hubiéramos sacado algo en medio ese salto del que hablas no se habría notado tanto. ‘Los #Cadizfornia’ es una chirigota que podríamos haber sacado perfectamente hace cinco o seis años, como hicimos ‘Los superpop’. Tienen en ciertas cosas muchas similitudes. Lo que pasa es que ya te motivan otro tipo de historias que no sean solo el premio. Yo recuerdo haberlo hablado con Sergio el Cuartokilo que nos tiene que dar igual el premio, que tenemos que hacer cosas que nos motiven y que queden ahí. La idea de los cuplés la tuve hace ya más tiempo, por la época de ‘Los erasmus’. Quería hacerlos de esa forma, pero de dos en dos. Se lo planteé al grupo por hacer algo distinto, pero en esa época no lo vimos tan claro. Y esta vez dijimos que había que hacerlo. Los años, en lugar de hacernos más conservadores, nos han dado las ganas de seguir siendo más reformistas.  

-Durante el Concurso, viendo que las armas eran diferentes a las del resto de la modalidad, ¿le llegó algún comentario diciendo que jugaba con ventaja?

Podíamos imaginar que fuera a salir ese comentario. A mí no me lo dijeron, desde luego. Si salía bien, iba a gustar mucho. El riesgo era interno de tener que hacer 24 cuplés buenos o, por lo menos, 24 cuplés con un mínimo de risa. Que no fueran 17 bolas del Oeste porque entonces es una porquería. Era un riesgo que cuando te embarcas tú no tienes 24, tienes siete u ocho, y ahora empiezas a escribir. Siempre he dicho que no es una idea nuestra, que esto lo tienen las callejeras desde hace mucho tiempo, pero es verdad que en la calle no estás tan presionado de poder equivocarte, de poder mascar una letra. Y en el Falla eso se nota un montón. 

-¿Cuál es el rumbo de la chirigota en los últimos años?

Todos hemos hecho de todo. A nosotros sí nos gusta mucho cuidar el repertorio, pero eso no quita que en ciertos momentos no hayamos tirado de otro tipo de formas de llamar la atención, dentro del tipo. Pero siempre va a estar subordinado al repertorio. Lo importante y lo que hace diferente al Carnaval son los repertorios de coplas. Eso es lo más importante en todas las modalidades, porque si la chirigota no cuidara el repertorio y se dedicara únicamente a hacer humor, sería un grupo humorístico como pudiera ser Tricicle. Somos chirigota de Cádiz que hace una cosa que solo se hace aquí, con una fórmula y unos estándares que solo se hacen aquí, y es genuina. El estilo, el que tú quieras, viñero o el que tú quieras, pero es una chirigota. 

-¿Qué estado de salud goza la chirigota?

Yo creo que en el último año ganaron las chirigotas. Lo bonito que tiene la chirigota es que tú coges de diez años para acá y hay un montón de chirigotas distintas que han estado en la final. Puede haber 15 o 16 chirigotas distintas, lo que no ocurre con los coros o las comparsas. Eso te da lugar a que la salud es muy buena porque hay muchas, lo que pasa es que a lo mejor no hay muchas todos los años. 

-Cuando todo se recupere, ¿qué tiene en mente con la chirigota?

En el momento en el que se pueda tiraremos de antología seguramente. No sé si la imagen será la de ‘Los #Cadizfornia’, será una mezcla de tipos o la de ‘Los hinchapelotas’, que fue de la que tiramos la última vez que hicimos antología. Rescataremos muchas coplas de nosotros, algunas que ya tenemos en la antología y otras que meteremos nuevas. El repertorio de hace un año no pegaría tanto. A lo mejor hacemos algún cuplé nuevo con la música de ‘Los #Cadizfornia’.

-Tras la disolución del Patronato, ¿cómo ve el panorama a partir de ahora?

Si el Patronato se ha hecho el harakiri él mismo, entiendo que será porque tendrá sus razones. Me gustaría saber qué va a haber después del Patronato. Ahí es donde me surgen ya las dudas. La gente del Carnaval tiene que estar ahí, a lo mejor no con una capacidad de decisión plena como el Patronato podía tener, pero sí con una capacidad por lo menos de controlar. 

-¿Qué espera de la organización?

A mí la duda que me surge es si el cien por cien de la organización la va a controlar el Ayuntamiento. Después de tantos años llega un momento en el que dices que mejor que la gestión sea del Ayuntamiento. Lo que no sé es si íntegramente en todos los aspectos porque pueden haber asuntos relacionados con la autoría o artísticos que a lo mejor el Ayuntamiento tiene poco que decir y sí mucho que decir los autores o los componentes. Es normal que el Ayuntamiento tenga poder de decisión en cuestión de entradas o de infraestructura. Pero cuando llegue el momento de discutir si hay que tocar el pito o no en los cuplés, ¿quién te lo va a decir? ¿Un técnico del Ayuntamiento? Se ha visto que, en la práctica, no nos vamos a poner de acuerdo en la vida. Sobre todo porque el corista que aspira a pasar a cuartos no tiene el mismo Carnaval en la cabeza que el chirigotero que aspira a pasar a la final o que el comparsista que quiere quedar primero pero que lo que quiere es también buscar lo que viene después del Carnaval. Cada uno tiene un concurso distinto en la mente. Además, no sabemos lo que puede pasar en equis tiempo con un equipo de Gobierno al que no le guste tanto el Carnaval y que tome medidas totalmente ajenas a lo que la gente del Carnaval piensa.

-¿Qué haría con el Concurso?

He llegado a la conclusión de que tú te pones una copla del año 96 y te quedas con la copla, no te acuerdas de si había mamoneo con las entradas o si en el jurado estaba fulano. Tú te acuerdas de lo bueno. Los Carnavales se hacen buenos por la creatividad de los que lo hacen. Entonces, lo primero que tenemos que hacer es buenas agrupaciones. Si salen concursos competidos al gusto del aficionado, ya eso va a ser un concurso bueno independientemente del tipo de clasificatorias o del tipo de organización. Este marrón es difícil de trincar. Yo creo que por eso seguimos con la misma fórmula, porque ahora mismo es lo menos malo que conocemos y porque es complicado que, de un año para otro, le demos un vuelco a esto porque si te equivocas, el patazo puede ser gordo.

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