Crónicas marcianas

Alcantarilleros puros

El Cabeza y el David salían en mi chirigota hace muchos años. Dejaron de salir por cansancio. Cansancio de ensayos, cansancio de autobuses…se cansaron de estar cansados por culpa del Carnaval. Así que se lanzaron a la calle. Forman una chirigota de dos (este año con el Cabrita son tres). Licencias que permite la anarquía del Carnaval adoquinero. Siempre en pleno concurso, quedo con ellos un día. Pedimos pizza (carbonara of course), pillamos unos litros, papel, boli y a fabricar cuplés. Que si un borderío por aquí, un toque de humor negro por allá, aliñado con algún surrealismo extremo. Mucha incorrección política, tres puntaditas de alguna que otra excelsa colaboración, la música paranoica del pasodoble del Cabeza, y un estribillo que escandalice a los más beatos del lugar. Tipo baratito, el cual les dibujo previamente en cualquier servilleta de papel, y al lío.

En Carnaval nos vemos poco. Pero el segundo Domingo,ya de noche,los busco. (Normalmente, Rosario Cepeda o alrededores). Me coloco mi bufanda eterna al coco y despido el Carnaval con ellos.Ji-ji-jo-jó constante.

Con todo y con eso, estoy en deuda. Les debo un temita para "Los Vivos", ese grupo canallesco que no se lo puede usted perder allá donde vayan. En el mismo también acaricia el bajo el Madroñal, que punteó nuestras chirigotas años atrás. Total, que érase una vez una chirigota de la cual se desprendieron unos personajes que acabaron a medias entre el Carnaval callejero y la rumba rockera de letras golfantas. Son también nuestra chirigota, pero en su versión clandestina/garrapatera.

De ahí que esté obligado y me encante quedar el día de las pizzas para fabricar esos cuplés que en la calle son banda sonora para la caterba nuestra, y como no, para el vecino en bata que amablemente nos saca más litros. Que afortunadamente, los hay.

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