Un duelo provincial siempre es diferente. En la grada de respira un ambiente especial, nada que ver con otras citas rutinarias del calendario, y sobre el césped los contendientes atesoran un plus de motivación extra por aquello de doblegar al vecino, aunque no sea muy cercano. Los derbis entre la Balona y el Cádiz suelen ser intensos, como si cada balón fuera el último por disputar. La igualdad es la nota predominante desde que se ven con asiduidad cada año al coincidir en la Segunda División B, categoría de la que quieren salir de una vez los amarillos y a la que se agarra con fuerza esta campaña los albinegros después de haber pasado por el trance de tener que malvivir en la zona de descenso. En las nueve veces que ambas escuadras se vieron las caras en la Liga desde la temporada 2011/12, cuando los linenses ascendieron a la división de bronce, el balance favorece con claridad al Cádiz, con cinco victorias, tres empates y una sola derrota. Sin embargo, las fuerzas tienden a equilibrarse, como quedó demostrado el pasado curso, cuando la Balona se llevó cuatro de los seis puntos dirimidos en el doble envite al ganar (2-1) en su feudo y empatar (2-2) en el Ramón de Carranza. En el ejercicio actual, el equipo amarillo se adjudicó el choque de la primera vuelta con un solitario gol de Dani Güiza -al recoger un rechace del portero en un penalti lanzado por el propio delantero- cuando el encuentro enfilaba la recta final. No hubo superioridad de uno sobre otro. Fue un duelo resuelto desde los once metros digno de un empate, igualado, como el que se prevé mañana en el vetusto Municipal de La Línea entre dos conjuntos con bajas -los locales están seriamente mermados- que buscan tres puntos con los que acercarse a sus respectivos objetivos. Los linenses, que comparecen delante de su hinchada tras empatar a dos en Linares, pretenden certificar cuanto antes la permanencia e incluso pelear por una plaza para la Copa del Rey. Los de la capital gaditana quieren pujar por los puestos más altos del grupo IV con vistas a la fase de ascenso, en la que participará un año más salvo catástrofe inesperada. Los hombres de Claudio llegan tras sufrir un duro varapalo en el campo del penúltimo clasificado, el Betis B.