El Villarreal accede como segundo de grupo a los octavos de final de la Liga de Campeones tras sumar su primera derrota en su visita a un Celtic de Glasgow que se despide de la competición con un buen partido y su primer triunfo en el torneo. El conjunto que dirige el chileno Manuel Pellegrini mostró su peor cara en un partido que arrancó bien, pero que estuvo condicionado por la expulsión del mexicano Guille Franco.

Tras un tanteo inicial en el que ambos porteros tuvieron que lucirse, fue el Villarreal el que tomó las riendas del choque y acechó con peligro la meta local pero falló en la resolución. El Celtic no se asomó mucho a las inmediaciones de Viera, pero un error defensivo del Villarreal cuando los jugadores se quedaron parados pidiendo fuera de juego y el portero despejó el centro de Brown a la cabeza de Maloney, permitieron al delantero escocés abrir el marcador. Aunque en los primeros minutos tras el gol, el Villarreal se volcó sobre la meta escocesa, el partido dio un giro y los de Gordon Strachan impusieron su dominio.

A diez minutos para el descanso, el partido se puso más cuesta arriba para los de Manuel Pellegrini cuando el colegiado, tras consultar con su asistente, expulsó con roja directa a Guille Franco por un codazo que apenas fue protestado. Y en el último suspiro antes del descanso, el Villarreal vio esfumarse prácticamente todas sus opciones de ser primero de grupo cuando Mc Geady batió a Viera con un fuerte disparo cruzado tras una gran jugada personal. En la reanudación, el Villarreal dio entrada a Nihat y luego, a Cazorla para reactivar su juego y buscar la gesta pero la cuesta era demasiado empinada para doblegar a un rival que se encontraba cómodo al contragolpe, bien dirigido por Nakamura. La mejor ocasión del equipo español en la segunda parte fue un mano a mano en el minuto 70 de Nihat con Boruc, que el delantero turco envió a las manos del guardameta.

El resto de la segunda parte fue un monólogo del Celtic, que dejo en evidencia a la defensa española y gozó de numerosas ocasiones hasta el pitido final para poner la puntilla al partido.