La cruda realidad de la Liga

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El conjunto amarillo se olvida de los avatares de la Copa y pone los cinco sentidos en un complicado encuentro con la previsible vuelta al once de jugadores ausentes ante el Madrid

Los jugadores del Cádiz, en grupo durante un entrenamiento esta semana en la Ciudad Deportiva de El Rosal.
Jesús Jaques Nuche /Cádiz

06 de diciembre 2015 - 05:02

La 16ª jornada del campeonato nacional de Liga devuelve de golpe al Cádiz a la realidad de cada fin de semana en la batalla deportiva de la Segunda División B. El equipo amarillo, tercero, comparece en el campo del Mérida (a partir de las cinco de la tarde) con la ambición de buscar tres nuevos puntos que sean útiles para mantener el pulso en la cabeza de la tabla con el Real Murcia (líder) y el UCAM Murcia (segundo) cuando el epílogo de la primera rueda liguera está la vuelta de la esquina. Ese es el auténtico objetivo, el que de verdad importa en la extensa caminata hacia el ascenso a la categoría de plata.

Lo normal es que haya numerosos cambios en el once inicial en relación al reciente de la Copa del Rey. La trascendencia del encuentro, aunque se trate de uno más en el largo peregrinaje por el grupo IV, es mucho mayor que la inesperada clasificación para los octavos de final del torneo copero como consecuencia de la alineación indebida del madridista Denis Cheryshev -estaba sancionado- en el choque ida de dieciseisavos de final contra el equipo blanco disputado el pasado miércoles en el estadio Ramón de Carranza, que dos días después costó la fulminante eliminación del todopoderoso club de la capital de España, que ha recurrido la decisión adoptada por el Comité de Competición.

El duelo en territorio extremeño se abre paso en medio del enorme revuelo producido por la sorpresiva metedura de pata una entidad que maneja un presupuesto anual de más de 500 millones de euros, pero el Cádiz, más allá de lo sucedido y de defender sus intereses -no le quedaba otra salida-, está obligado a concentrarse en lo que hoy tiene entre manos, que no es poco. De nada sirve el rocambolesco pase a la siguiente ronda de Copa -merced a un grave error cometido por un club grande como es el Real Madrid, el único culpable de la situación- si no conjuga el verbo ganar y se lleva una alegría en el Romano del municipio emeritense.

El trabajo de cuerpo técnico y plantilla derivó en una doble vertiente desde el jueves en la preparación del compromiso contra el Mérida: la puramente futbolística y también la mental, porque lo último que pueden permitirse los gaditanos son distracciones que no conducen a nada. El regalo anticipado de Navidad queda guardado en un cajón -ya habrá tiempo de disfrutarlo- porque la prioridad no cambia un milímetro. Lo que sí pretende de la Copa el Cádiz es trasladar al torneo doméstico la buena imagen que ofreció ante el Madrid, frente al que perdió por 1-3 después de dar la talla a lo largo de los 90 minutos. Porque la Liga es lo que importa por encima de todo.

Los hombres entrenados por Claudio Barragán, fortalecidos en su estado anímico, tratarán de prolongar además la positiva dinámica como visitantes para revalorizar la victoria agónica obtenida contra el Almería B (en el minuto 94). El Cádiz demuestra con hechos desde el comienzo de la temporada que se desenvuelve de manera más cómoda a domicilio que en casa. Es el único equipo de las tres principales divisiones del fútbol español que no conoce la derrota como visitante. Con ese poderoso cartel se presenta en el feudo de un recién ascendido al que no le pesa su regreso a la categoría de bronce. El cuadro pacense, que firmó un excelente arranque de campaña, está consolidado en la zona media y ocupa la novena posición con 21 puntos, siete menos que los amarillos.

El Mérida no es una presa fácil pese a que sólo ha conseguido un triunfo en las últimas siete jornadas. Delante de su afición se comporta como una escuadra aguerrida y los gaditanos deberán cuajar una actuación inmaculada para contar con verdaderas posibilidades de meter los tres puntos en el equipaje de vuelta. El Cádiz es un conjunto fiable fuera de casa pero no es menos cierto que nunca ha marcado más de un gol en cada partido dirimido en campo ajeno. No hay enemigo pequeño sobre el césped y todos los envites resultan igualados. La escasa puntería en ataque le obliga a fajarse en tareas defensivas para dejar la portería a cero, una de las razones de su éxito lejos del santuario cadista.

El despliegue físico se presenta como una de las claves de un encuentro en el que los jugadores tienen que pelear cada balón como si fuera el último y ser eficaz en las acciones de estrategia, tanto en defensa como en el área contraria. La pizarra cobra una especial relevancia en el desatasco de los partidos.

La alineación del Cádiz experimenta, a priori, múltiples variaciones respecto a la del duelo de Copa. Vuelve a la portería Alberto Cifuentes, fijo en la Liga (ha disputado todos los minutos), escoltado en los laterales por Juanjo (costado derecho) y Andrés Sánchez (lado izquierdo), que descansaron el pasado miércoles. El buen momento de forma de Aridane le convierte en claro candidato para continuar en el eje junto a Servando o Josete. En el centro del campo, la lógica apunta al regreso de Abel Gómez -ausente contra el Madrid- y está por ver si su acompañante es Garrido o Mantecón. Las bandas son, en principio, para Hugo Rodríguez y Pavez, aunque no es puede descartar a Salvi en la derecha. En la mediapunta emerge Fran Machado -con opciones para Lolo Plá-, mientras que Dani Güiza tiene todas las papeletas para volver a la delantera.

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