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Copa del Rey

Esto es todo, amigos (0-3)

  • Los amarillos pierden de forma clara con el Celta en la ida de los octavos de final de la Copa después de agradar y ser mejores en el inicio hasta que desaparecen por completo tras el 0-1.

El primer asalto de Copa deparó lo esperado en cuanto al resultado porque el teórico favorito, el Celta, lo demostró sobre el césped llevándose una victoria que deja muy encarrilada la eliminatoria y al Cádiz muy lejos del sueño de alcanzar los cuartos de final. Los amarillos brillaron como equipo voluntarioso y vertical durante los primeros 20 minutos, pero al final la diferencia estuvo en la calidad del que milita en Primera sobre el que lo hace en Segunda B. El primer gol catapultó al cuadro de Eduardo Toto Berizzo y sentenció al de Claudio Barragán, que fue a menos de forma alarmante hasta brindarle al adversario un encuentro muy cómodo.

Además del intento fallido de dar la sorpresa, el choque dejó aspectos interesantes como el debut de David Sánchez -primer fichaje del equipo en el mercado invernal- y la presencia de algunos jugadores que a partir de hoy podrían hacer las maletas para cambiar de aires. Ver a David Sánchez fue una de las grandes atracciones; sus virtudes y su aportación al equipo desde una línea de creación en la que anoche le escoltaban Mantecón y Alberto Quintana fue una delicia. Es, como cabe esperar, un jugador diferente y puede dar un plus al equipo que no ha disfrutado hasta el momento. Por si su visión y golpeo fuera poco, mostró una muy eficiente labor en la recuperación de balón.

 

El juego, desde el inicio, sólo tomó una dirección, en este caso hacia la portería defendida por Rubén Blanco. El Cádiz explotó la velocidad de Salvi para amargar el arranque a Planas y quedarse muy cerca de marcar primero. Precisamente el extremo sanluqueño la tuvo al colarse hasta la cocina y fallar, o acertar el portero, en el intento de levantar el balón buscando el fondo de la portería.

 

Los cadistas anulaban por momentos los principales peligros del Celta y trataban de sorprender con un juego rápido, el recurso que le queda a un equipo menor cuando enfrente tiene a uno de superior categoría.

 

El dibujo cadista presentaba a David Sánchez por delante de la defensa, con bastante libertad de movimientos y muy participativo en la estrategia, faceta en la que terminará por ser decisivo. Pero su labor no se limitaba únicamente a crear a pesar de estar muy cerquita de él Mantecón y Alberto Quintana, pues se fajaba en cerrar espacios y tratar de arrebatarle el esférico a Orellana, que ayer movió al equipo a su antojo.

 

Como suele suceder en estos casos, el que estaba siendo el mejor no fue el primero en marcar, pues esa suerte se la ganó el equipo de Berizzo. Orellana, que un minuto antes había obligado a Aridane a dar su mejor versión saliendo al corte, combinó con Guidetti y éste superó a Pol Ballesté, que llegó a tocar el esférico pero no lo suficiente para desviar su trayectoria.

 

Un gol decepcionante porque ponía el duelo y la eliminatoria muy cuesta arriba pero que entraba dentro de lo lógico. El potencial celeste tenía que terminar de salir por alguna parte. Y eso que el equipo de Claudio Barragán no se había arrugado y se ajustaba a su papel de víctima con ganas de agradar y sorprender, que es lo que quedaba en un cruce tan desigual. Sin embargo, el 0-1 dio paso a otro partido, a otro Celta y a otro Cádiz. Los amarillos dieron unos pasos atrás como alertados de que el cuadro gallego había golpeado en la línea de flotación en su primer acercamiento.

Entraron dudas y temores, y surgió el miedo a llevarse una manita dolorosa, motivo por el que los propios futbolistas se agazaparon hasta el descanso. Ese escenario soltó lo mejor de los celestes, que pudieron ampliar la cuenta con dos tantos más en un córner directo de Orellana y en otra ocasión de la pesadilla viguesa que, tras combinar con Guidetti, ajustó el balón al poste pero por fuera.

Agonizaba la primera mitad sin que el Cádiz reapareciera por escena y con la sensación de que todo el pescado estaba vendido por la superioridad indiscutible que habían adquirido los visitantes tras el primer tanto.

 

A medida que avanzaba el choque en la segunda parte se notaba que los de Berizzo tenían bien ajustadas sus piezas para mantener la renta e incluso estar más cerca de ampliarla que de reducirla el Cádiz a la nada. Era el papel del favorito en un Carranza que entendió lo que pasaba animando a los suyos y valorando, hasta donde pudo, que un equipo pequeño de presupuesto pero grande de corazón había llegado más lejos de lo esperado en la Copa del Rey. 

 

Y pasó lo que tenía que pasar, que llegaron dos goles más para el Celta. Antes del segundo, la grada cargó sus iras contra Mantecón cuando fue sustituido. El pivote estaba siendo de los más flojitos y la afición le despidió con una gran pitada. Cuando camino del banquillo se cruzó con Claudio tuvo algún pique por el malestar que se le notaba. Ayer quedó muy señalado y no hay que descartar que fuera una señal de lo que estar por llegar.

 

Jonny sentenció el choque y la eliminatoria con el 0-2 en una acción extraña en la que parecía que su intención era centrar pero al final salió un tiro que se coló en la portería de Pol, que ayer estuvo nervioso y mostró dudas por arriba, tras tocar en Fran Machado. Guidetti tuvo dos buenísimas para llevarse el balón firmado pero las falló con todo a favor. No lo hizo en el rechace de Pol tras el remate espectacular de Planas. El balón quedó muerto y Guidetti le dio vida en forma de gol. El definitivo     0-3 que cerraba el partido y la eliminatoria, y que deja al Cádiz únicamente pendiente de la Liga. .

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