Tiene, y debe, de ser un punto de inflexión. El San Fernando anotó, ante el Linares (2-2), su primer punto de la temporada al cosechar un empate con un excesivo sufrimiento, mostrando una enorme debilidad defensiva, pero dando muestras de que el coraje, la fe y las ganas pueden mover montañas y que se tendrá que sufrir lo indecible para lograr el objetivo. Es de esperar que, conforme pasen las jornadas, este equipo coja solidez en la retaguardia y eso le permita explotar, con más seguridad, el potencial que tiene en ataque. Lo que si está claro es que, sin una buena defensa, por mucho que se quiera crear arriba, es muy complicado, porque las dosis de ilusión que dan los goles, se contrarrestan con el encajarlos.

Por ello, el equipo de Nacho Castro, que a la vez de conseguir su primer punto como entrenador del equipo azulino también sufrió su primera expulsión fruto de la frustración, tuvo que remontar por dos veces un resultado adverso. Y de nuevo se volvió a encajar un tanto en los primeros compases del choque.

Ya no es casualidad que en los diez primeros minutos de juego, el cuadro de La Isla tenga que recoger el esférico de dentro de su portería. En la primera y la segunda jornada se podía excusar con el hecho de la formación de un equipo nuevo, con los nervios, con la mala fortuna. Pero ya en la tercera la cosa parece preocupante, máxime cuando se ha tratado de corregir esos errores durante toda la semana, como se ha anunciado.

Pues el partido ya comenzó cuesta arriba, con la diferencia de que se supo reaccionar a tiempo y en poco más de dos minutos, Juanmi Callejón ‘enganchó’ una tremenda volea, a pase de Biabiany que hizo creer en el milagro de la remontada.

Así, la primera mitad fue, cuanto menos extraña. Los extremos del Linares campeaban a sus anchas en las bandas de los azulinos que, eso sí, cuando tenían la pelota actuaban con criterio y, dicho sea de paso, poca profundidad.

Por eso los golpes eran alternativos, si en el 16’ lo hacía el delantero Etxániz, en el 22’ era Francis Ferrón el que no llegaba a un centro de Eguelfi desde la izquierda, para volver a percutir el exazulino Lolo Guerrero que, en solitario ante Perales la mandaba a las nubes en el 25’.

Pero es que cuando mejor lo hicieron los isleños, que fue a partir de la media hora de juego, donde se reclamó un penalti a Dionkou (34’) y se le anuló un tanto a Francis Ferrón (35’), llegaba otro jarro de agua fría incomprensible, con la facilidad de un equipo de cadetes en la jugada que se proporcionaba Carracedo y remataba el delantero centro Etxániz, sin oposición alguna. Vuelta a empezar.

La segunda mitad comenzó como terminó la primera, con dos ocasiones foráneas y, poco a poco, el equipo de Nacho Castro, le fue cogiendo el tono al encuentro, tanto fue así que, cuando restaba media hora de partido, un disparo desde la frontal del área se alió con la fortuna al tocar en la pierna de Lolo Guerrero y entrar en la portería de un desconcertado Nauzet.

Era el gol que daba esperanza, que hacía creer, que levantaba a un hinchada que, ya por aquellos entonces, no andaba muy de la mano del equipo.

Quedaban dos claras oportunidades para realizar la remontada total, y esas llegaron en el 73’ con un taconazo de Dopi que dejaba en franquicia a Francis Ferrón que se topaba con el cuerpo de Nauzet y, sobre todo, en el 92 en una vaselina que tenía todos los tintes de gol de Sergio Cortés que sacó el ex cancerbero del Recreativo de Huelva con la punta de los dedos.

No había tiempo para más, se sentenciaba un reparto de puntos de dos equipos que están llamados, esta temporada, a tener que sufrir lo indecible para conservar la categoría. Pero a fe ciega que lo pelearan con uñas y dientes.

El punto es una buena dosis de optimismo para visitar el próximo sábado (19:00 horas) al Betis Deportivo, rival que le dejó sin fase de ascenso a Segunda A la pasada campaña.

En el otro encuentro disputado este viernes el UCAM de Murcia venció 3-0 al Real Madrid Castilla de Raúl González, el equipo que goleó hace una semana al San Fernando.