Marcos Ramírez: "Sueño con ganar el Mundial"
Motociclismo
El conileño apuesta por ir "carrera a carrera" aunque sin renunciar a nada tras el primer triunfo de un andaluz, conseguido el pasado fin de semana en el Circuito de Montmeló
Marcos Ramírez se convirtió el pasado domingo en el primer andaluz que gana una prueba del Mundial de velocidad al imponerse en la carrera de Moto3 del Gran Premio de Cataluña, disputado en el Circuito de Montmeló. El joven piloto conileño, de 21 años, había acumulado hasta la fecha, en su tercera temporada completa en la élite, otros cuatro podios: hace dos años en Alemania y en Valencia, y el pasado curso en Jerez y en Le Mans, siempre subiendo al tercer peldaño del podio. Esta vez la suerte no le dio la espalda sino que le sonrió. Ya era hora. De regreso a su localidad natal, casi sin tiempo para descansar antes de afrontar nuevos compromisos, Marcos hace hueco en su agenda para atender a Diario de Cádiz.
–¿Qué pensamientos pasan por la cabeza justo al cruzar la línea de meta para conseguir el primer triunfo en el Mundial?
–Ninguno, porque no me lo creía. Empecé a chillar y a llorar, no me lo creía. Luego, ya más calmado, es cierto que pensé en mis padres, en lo que nos ha costado llegar, en el equipo...
–¿Desde la experiencia que otorgan anteriores grandes premios en los que estuvo muy cerca el éxito, ¿hubo algún momento en el que tuviera más sensación de que en esta ocasión sí lograría la victoria?
–No. Sabía que podía ganar, pero no más que otras veces. En otras muchas carreras he estado ahí, delante, para ganar. Lo que ocurre es que influyen más cosas, la moto, otros pilotos, una última vuelta en la que me podían haber tirado, o dado un toque y echarme fuera. Al final son muchas carreras ahí y nunca me había acompañado la suerte.
–De hecho, este año no había subido al podio...
–Efectivamente. Las últimas tres carreras habían sido las mejores de todo el campeonato pero a la hora de la verdad alguna incidencia me impedía luchar por la victoria. Afortunadamente, el pasado domingo las cosas fueron bien.
–¿Representa la prueba de Montmeló 2019 un antes y un después en la carrera deportiva de Marcos Ramírez?
–No sabría decir. Desde luego seguro que esto siempre da un plus de confianza. Después de haberlo perseguido durante tanto tiempo, ha llegado y confías más en ti, en que se puede. Puede que sí, creo que siempre será un antes y después, sobre todo más en cuanto a confianza y fuerza, aunque en realidad en todo.
–Llegado el momento de la verdad, esas últimas vueltas en las que se deciden carreras y Mundiales, ¿en qué porcentaje cuenta la ambición y en cuánto la precaución?
–Es complicado cuantificarlo en un porcentaje. Ambición hay que tener muchísima, pero precaución también. En la carrera del pasado domingo, por ejemplo, que iban todos como locos. Son momentos en los que hay que evitar adelantamientos o dejar que te adelanten porque en caso contrario puedes acabar por los suelos. Pienso que se trata de un equilibrio, aunque es difícil llegar a ese equilibrio. Muchas veces ves la puerta abierta, un hueco por el que pasar, quieres entrar pero si entras puede ser que te caigas.
–Entonces, en una situación límite, por ejemplo, ¿se arriesga o se asegura el podio?
–En mi primer podio, en Alemania en 2017, precisamente me sucedió eso. Marchaba en un grupo de sólo tres y quería asegurar el podio. Sabía que podía ganar pero aposté por hacer el podio. Sin embargo, hoy en día tengo claro que sí arriesgaría e iría a por la victoria. El pasado fin de semana, sin ir más lejos, pasó eso y lo hice así.
–Tras esta inmensa alegría, ¿cuáles son los objetivos para el resto de la temporada?
–Pues el objetivo no puede ser otro que seguir ganando, y si se puede llegar al final arriba, mejor que mejor. Tengo que ir carrera a carrera sin renunciar a nada.
–El siguiente examen, en sólo dos fines de semana en Holanda...
–Cierto. Voy con ilusión porque, además, el Circuito de Assen es uno de mis favoritos.
–Podría suponer la continuidad de un gran año para cumplir un sueño, pero ¿cuál es el sueño en concreto?
–No lo sé. Ojalá llegara a MotoGP con más de un título del Mundial, pero esto por ahora es un sueño, igual que lo era ganar y ya lo he hecho realidad. El siguiente es ganar un Mundial, pero cada sueño es más complicado.
–¿Se ve Marcos Ramírez capacitado para aspirar a lo máximo?
–Yo creo que puedo. Hay pilotos en MotoGP que han corrido conmigo toda la vida, así que me veo capacitado para todo. Lo que pasa es que no todo depende de mí porque hay muchos otros factores y que influyen de manera determinante.
–Después de un domingo rebosante de felicidad, ya más sereno, ¿a quién da las gracias por considerarlo fundamental para llegar a esta primera victoria?
–Especialmente a mis padres, pero en general, a toda mi familia. También a todos lo que me han apoyado, en las buenas y en las malas sobre todo, porque cuando ganas todos se acuerdan de ti, pero cuando estás mal no todo es tan bonito. Esto no es un camino de rosas.
–Y los compañeros, ¿no?
–Claro, claro, por supuesto que también debo dar las gracias al equipo, Leopard Racing. Ellos han hecho y hacen que esto sea posible.
Barcelona-Cádiz, ida y vuelta a un ritmo frenético
La vida de un piloto del Mundial de motociclismo va rápido, muy rápido. Y no sólo dentro de los circuitos. Marcos Ramírez disputó el pasado domingo la prueba de Moto3 en Montmeló y unas horas después estaba con los suyos en Conil. Pero apenas ha tenido tiempo para compartir la alegría que le reportó el primer triunfo de su carrera deportiva en la élite, porque el martes recibió una llamada que le obligaba a regresar este miércoles a Barcelona. Los responsables del Campeonato de MotoGP le habían citado para una entrevista. Menos mal que el conileño ya se ha acostumbrado a tanto trajín, porque de hecho los entrenos de su equipo son en Llucmajor (Mallorca).
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