El Málaga, con su victoria en el Sánchez-Pizjuán, amarra la cuarta plaza y sus objetivos europeos, a la vez deja al Sevilla muy tocado, con la afición enfadada y mirando ya más a la cola que a la parte alta. El equipo de Pellegrini, superado en la primera mitad por el conjunto de Míchel, tuvo la virtud de mantener el empate a cero al descanso y en la segunda parte, en un par de zarpazos, llevarse el partido ante un rival que otra vez volvió a sufrir una expulsión, en esta ocasión de Fazio.

Fue un partido en el que ninguno de los equipos especuló con el resultado, pues el local necesitaba los tres puntos para no verse aún más descolgado de la zona alta e incluso acercarse peligrosamente a la baja y el visitante para asegurar la cuarta posición.

El conjunto malagueño, que se presentó en Nervión con una racha de tres meses y medio sin ganar fuera de La Rosaleda en la Liga, no tuvo ningún reparo en irse hacia la portería que defendió Diego López cuando tuvo la oportunidad, pero eso propició que el Sevilla encontrara desde pronto espacios para crear peligro.

Negredo, a los tres minutos, estrelló el balón en un poste tras rebasar a Caballero y ésa fue la primera de una sucesión de acercamientos de los Míchel, que antes de que se cumpliera el cuarto de hora pudo marcar en un remate de Jesús Navas con el meta desplazado que rechazó un defensor. Se mantuvo el dominio del conjunto hispalense según se acercó el descanso pero sin que se tradujera en gol, lo que le dio alguna oportunidad al Málaga para montar contragolpes.

Salió la escuadra de Pellegrini en la segunda parte dispuesta a que el Sevilla no le comiera el terreno. A los cuatro minutos, Demichelis acertó con un cabezazo a la salida de un córner ante en la pasividad de Diego López. Los locales reclamaron pronto un penalti por derribo a Rakitic de Camacho que el árbitro no consideró.

El Málaga se replegó con orden ante las acometidas deslavazadas del adversario y con la intención de sorprender a un Sevilla con las líneas adelantadas. En una de éstas, Joaquín se fue de Fazio y éste lo derribó en el área, lo que motivó el penalti y la expulsión del central. Eliseu Pereira transformó la pena máxima y el Sevilla se fue fundiendo en los últimos 20 minutos.