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Mala tendencia de inicio a fin

  • El equipo se dejó puntos en los últimos instantes en diez ocasiones a lo largo de la Liga. La eliminación en L'Hospitalet, también al final, fue el reflejo fiel de toda la campaña.

El fatal desenlace del Cádiz dentro de la temporada 2013-2014 no ha sido fruto de la casualidad y sí de una línea que le ha señalado demasiado desde del inicio y que finalmente se ha convertido en su espada de Damocles. El conjunto amarillo ha sido una casi perfecta máquina de perder puntos en los últimos minutos de los partidos, lo que le sucedió entre la fase regular y la de ascenso hasta en diez ocasiones. Demasiadas para un bloque al que se consideraba experto y veterano, y que arrancaba con el firme objetivo del ascenso.

Los males del equipo gaditano han sido varios para que su sueño se acabara a las primeras de cambio en el play-off, pero hay uno que le ha marcado de forma notable y del que no pudo se desprender hasta el último suspiro, nunca mejor dicho. Y es que la debilidad de los jugadores en el tramo final de los encuentros tuvo un papel decisivo hasta en diez partidos (seis en la primera vuelta, tres en la segunda y uno en la fase de ascenso), de ahí a que este defecto se traduzca en la pérdida de once puntos durante la fase regular y una eliminatoria de ascenso en el play-off. Son cifras nefastas que demuestran claramente cuál fue el resquicio por el que al Cádiz se le fue la lucha por el campeonato del grupo IV, primero, y pasar el primer cruce por el ascenso, después.

El primer mazazo no se hizo esperar porque llegó en la jornada inaugural frente al San Fernando en el estadio Iberoamericano. El Cádiz ganaba 0-1 gracias al primer tanto en Liga de Airam, pero un extraño lanzamiento lejano a cargo de Ocaña, al que contribuyó el portero Alejandro, puso el empate a falta de siete minutos. En la sexta jornada, en Lucena, fue todavía peor al tratarse de la primera derrota. El Cádiz empataba en suelo cordobés hasta que Coco (89') acabó con la condición de invicto de los amarillos. Quedaba un suspiro para el final del choque.

En la octava cita liguera los hechos se repitieron en el Carlos Belmonte. El equipo dirigido entonces por Raúl Agné empataba a un gol hasta que Indiano, ex cadista condenado por el técnico catalán, marcó el 2-1. Era el minuto 89 y los amarillos se quedaban sin puntuar frente a un rival directo.

Otro batacazo sonado fue el de El Carpio. El Cádiz vencía en el minuto 88 al Córdoba B gracias a un tanto de Airam. Pero Gonzalo, en el 89', acababa con las ilusiones amarillas de vencer en el feudo del entonces colista del grupo IV. Era la jornada 12º. Cuatro después fue el Sevilla Atlético el que hurgó en la misma herida al derrotar a los amarillos con un tanto fabricado por Moisés a falta de siete minutos para el final.

Y en la última jornada de la primera vuelta, en Carranza frente al Cacereño, se repitió la historia aunque pasó por primera vez en toda la temporada ante los seguidores. El Cacereño se llevó los tres puntos (3-4) marcando su último tanto en el minuto 80.

Los seis regalos al acabar la primera vuelta pesaban ya de forma importante sobre un Cádiz muy distinto como local que como visitante y que contaba con carencias especialmente psicológicas para saber leer, manejar y entender los últimos instantes de los encuentros.

En la segunda mitad de campeonato se redujo algo este problema pero en ningún caso hasta lograr subsanarlo. En la jornada 21 fue el Guadalajara el que golpeó donde más duele con un triunfo que se quedó en suelo alcarreño al marcar López en el minuto 87. Fue la primera derrota de la segunda vuelta. Pero es que una semana después fue el Algeciras el que salvó los tres puntos en el Nuevo Mirador firmando el 2-1 en el 89'. Dos derrotas seguidas que hicieron mucho daño y sembró más que nunca de dudas las verdaderas posibilidades del Cádiz.

En la jornada 36ª, ya con Antonio Calderón en el banquillo, el Cartagena privó a los amarillos de una victoria clave para haber podido aspirar a la tercera posición al empatar el choque (1-1) a falta de 15 minutos para la conclusión. No fue precisamente el de Cartagonova el caso más sangrante, pero también puso de manifiesto la falta de mordiente del equipo para saber 'matar' los partidos.

Y el play-off sacó a relucir la peor cara del equipo amarillo cuando en el choque de vuelta se dejó remontar el 0-1 que le metía en la segunda eliminatoria, con dos goles que anotó L'Hospitalet en los minutos 85 y 93. El látigo que le había azotado durante toda la campaña volvió a aparecer cuando menos se esperaba y más difícil parecía que sucediera lo que, de forma increíble, terminó pasando para desgracia del cadismo. Una mala tendencia de principio a fin.

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